Putin obtuvo la rendición de otro petrolero, Míjail Gutsyériev

El magnate capituló, tras denunciar aprietes y amenazas. Ahora, Rósñeft pasará a Olyeg Dyeripaska, virtual operador de Vladyímir Putin. Gutsyériev no quiso sufrir el destino de Míjail Jodorkovskiy: le sacaron Yukos y está en Siberia.

31 julio, 2007

“Al principio, me proponían amistosamente retirarme. Como me negaba, echaron mano a acosos fiscales sin precedentes y, después, a amenazas directas”, reveló a la prensa el multimillonario. Su amigo Borís Byeriedzovskiy –máximo opositor de Putin, exilado en Gran Bretaña- le aconsejó “salir de Rusia, donde abunda el polonio 10” (alusión al envenenamiento de Alyexandr Litviñenko).

A los cincuenta años, Gutsyériev es uno de los hombres más ricos del país. Como casi todos su colegas o ex colegas, esa fortuna tiene obscuro origen y remite al saqueo de ex activos soviéticos en los años 90, bajo el difunto Borías Yeltsin. En 2006, la revista “Forbes” –admiradora del capitalismo a la rusa- estimaba la riqueza de Gutsyériev en alrededor de US$ 3.000 millones.

Rósñeft es una de las mayores sociedades petroleras del país. Con 20.000 empleados, produjo 17 millones de toneladas de crudos en 2006. En cuanto al ataque judicial contra su hoy ex dueño, se desató a principios de mayo y tenía características similares a los emprendidos años antes contra Jodorkovskiy y Byeriedzovskiy. Entretanto, tres ejecutivos de la firma eran procesados por presunta explotación de petróleo sin licencia, algo que nadie cree cierto.

La oferta inicial de compra era de suyo ridícula, US$ 1.000 millones. Ahora, los activos ya podrán transferirse a Basic Elements, holding internacional controlado por Dyeripaska (40 años, una fortuna de US$ 17.000 millones: el testaferro más rico del mundo), cuya plantilla suma 250.000. Pero las conexiones del asunto llegan a Suiza y mucho más allá.

Se cifran en Glencore, un grupo que el “Wall Street journal” exalta, entre cuyas vinculadas figuran Rósñeft (crudos) y Rusal (gas natural). Esta sociedad declara apenas 420 empleados, todos accionistas. Pero sus ingresos ascendían a unos US$ 90.000 millones en 2006, con utilidades por 5.000 millones y activos por 25.000 millones. Sus participaciones abarcan Century aluminum (Estados Unidos, 29%), Sherwin alumina, Tennessee zinc, actividades en Colombia (carbón, petróleo, cinc), Bolivia, Perù, Sudáfrica, Zambia, Australia, Unión Europea, etc.

En otras palabras, si el megaoperador de Putin absorbe Rósñeft, su campo de acción será global. Por de pronto, Dyeripaska ya actuaba en los mercados de futuros petroleros vía otra firma suiza.

“Al principio, me proponían amistosamente retirarme. Como me negaba, echaron mano a acosos fiscales sin precedentes y, después, a amenazas directas”, reveló a la prensa el multimillonario. Su amigo Borís Byeriedzovskiy –máximo opositor de Putin, exilado en Gran Bretaña- le aconsejó “salir de Rusia, donde abunda el polonio 10” (alusión al envenenamiento de Alyexandr Litviñenko).

A los cincuenta años, Gutsyériev es uno de los hombres más ricos del país. Como casi todos su colegas o ex colegas, esa fortuna tiene obscuro origen y remite al saqueo de ex activos soviéticos en los años 90, bajo el difunto Borías Yeltsin. En 2006, la revista “Forbes” –admiradora del capitalismo a la rusa- estimaba la riqueza de Gutsyériev en alrededor de US$ 3.000 millones.

Rósñeft es una de las mayores sociedades petroleras del país. Con 20.000 empleados, produjo 17 millones de toneladas de crudos en 2006. En cuanto al ataque judicial contra su hoy ex dueño, se desató a principios de mayo y tenía características similares a los emprendidos años antes contra Jodorkovskiy y Byeriedzovskiy. Entretanto, tres ejecutivos de la firma eran procesados por presunta explotación de petróleo sin licencia, algo que nadie cree cierto.

La oferta inicial de compra era de suyo ridícula, US$ 1.000 millones. Ahora, los activos ya podrán transferirse a Basic Elements, holding internacional controlado por Dyeripaska (40 años, una fortuna de US$ 17.000 millones: el testaferro más rico del mundo), cuya plantilla suma 250.000. Pero las conexiones del asunto llegan a Suiza y mucho más allá.

Se cifran en Glencore, un grupo que el “Wall Street journal” exalta, entre cuyas vinculadas figuran Rósñeft (crudos) y Rusal (gas natural). Esta sociedad declara apenas 420 empleados, todos accionistas. Pero sus ingresos ascendían a unos US$ 90.000 millones en 2006, con utilidades por 5.000 millones y activos por 25.000 millones. Sus participaciones abarcan Century aluminum (Estados Unidos, 29%), Sherwin alumina, Tennessee zinc, actividades en Colombia (carbón, petróleo, cinc), Bolivia, Perù, Sudáfrica, Zambia, Australia, Unión Europea, etc.

En otras palabras, si el megaoperador de Putin absorbe Rósñeft, su campo de acción será global. Por de pronto, Dyeripaska ya actuaba en los mercados de futuros petroleros vía otra firma suiza.

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