Reserva Federal: ¿echará por la borda las políticas de Greenspan?

Algunos directores del emisor norteamericano parecen replantear su aversión a actuar contra burbujas especulativas. O sea, desechar dieciocho años de Alan Greenspan, discípulo de Ayn Rand y la teología de la codicia (admite su autobiografía).

31 marzo, 2008

Tras el virtual colapso de Bear Steans, a causa de sus pésimas apuestas, Gary Stern, presidente de la RF Minneapolis (el más antiguo de la junta), señaló este fin de semana que “es factible aplicar medidas para frenar o prevenir excesos esecuatgivos”.

Por su parte, Timothy Geithner (RF Nueva York), cuyo distrito sobrelleva la carga de US$ 30.000 millones, facilitados vía JP Morgan Chase para rescatar a BS, viene desde 2006 proponiendo “un papel más proactivo en este tipo de crisis”. Es decir, influir en decisiones atinentes a valuar activos. Este técnico está entre quienes critican por poco serio el reciente libro de Greenspan, exaltado por tantos gurúes latinoamericanos.

La extrema permisividad de la RF “ha resultado tan desastrosa que ya no es, sencillamente, posible seguir con la misma canción y engañar al pùblico”. Así afirmaba Thomas Schlesinger, director ejecutivo de la consultoría Financial Markets Center. “Es hora de poner en la picota a Greenspan y su fundamentalismo”.

Por supuesto, estas señales tardarán en mella la dura piel de la RF, al menos mientras alguien tan ambiguo como Benjamin Bernanke siga al timón. Pero las opiniones de Stern y Geithner revelan hasta qué punto la crisis crediticia de Occidente (que afortunadamente no es global, por desacople de varias economía grandes) pesa sobre el junta del emisor. En verdad, el tipo de intervenciones surgido de los tres megapaquetes por US$ 1,4 billones demuestra que las cosas ya están cambiando en la RF y otros bancos centrales.

Stern dirige la RF Minneapolis desde 1985 y vota en el comité de política monetaria (designado por un eufemismo anticuado, “open market”). Hablando ante una entidad privada el Londres, indicó: “empiezo a sospechar que los niveles de liquidez debieran preocuparnos. Hace algunos años, el derrumbe de acciones tecnológicas fue un signo que no supimos interpretar. Ahora, afrontamos una crisis hipotecaria y una financiera sin precedentes del los años 30”.

Durante casi dos decenios, Greenspan afirma la imposibilidad de detectar a tiempo burbuja. Por ende, lo mejor era “respetar la intangibilidad de los mercados especulativos”, sostuvo en 2004 al definir su teoría del fundamentalismo positivo. No por casualidad, asociada a Rand y Lewis R.Hubbard.

Hoy todo es distinto y el octogenario se ha jubilado. Legando, claro, un colapso hipotecario que alcanza ya US$ 230.000 millones en depreciaciones y pérdidas contables. Bear Stearns es apenas la primera víctima relevante.

Tras el virtual colapso de Bear Steans, a causa de sus pésimas apuestas, Gary Stern, presidente de la RF Minneapolis (el más antiguo de la junta), señaló este fin de semana que “es factible aplicar medidas para frenar o prevenir excesos esecuatgivos”.

Por su parte, Timothy Geithner (RF Nueva York), cuyo distrito sobrelleva la carga de US$ 30.000 millones, facilitados vía JP Morgan Chase para rescatar a BS, viene desde 2006 proponiendo “un papel más proactivo en este tipo de crisis”. Es decir, influir en decisiones atinentes a valuar activos. Este técnico está entre quienes critican por poco serio el reciente libro de Greenspan, exaltado por tantos gurúes latinoamericanos.

La extrema permisividad de la RF “ha resultado tan desastrosa que ya no es, sencillamente, posible seguir con la misma canción y engañar al pùblico”. Así afirmaba Thomas Schlesinger, director ejecutivo de la consultoría Financial Markets Center. “Es hora de poner en la picota a Greenspan y su fundamentalismo”.

Por supuesto, estas señales tardarán en mella la dura piel de la RF, al menos mientras alguien tan ambiguo como Benjamin Bernanke siga al timón. Pero las opiniones de Stern y Geithner revelan hasta qué punto la crisis crediticia de Occidente (que afortunadamente no es global, por desacople de varias economía grandes) pesa sobre el junta del emisor. En verdad, el tipo de intervenciones surgido de los tres megapaquetes por US$ 1,4 billones demuestra que las cosas ya están cambiando en la RF y otros bancos centrales.

Stern dirige la RF Minneapolis desde 1985 y vota en el comité de política monetaria (designado por un eufemismo anticuado, “open market”). Hablando ante una entidad privada el Londres, indicó: “empiezo a sospechar que los niveles de liquidez debieran preocuparnos. Hace algunos años, el derrumbe de acciones tecnológicas fue un signo que no supimos interpretar. Ahora, afrontamos una crisis hipotecaria y una financiera sin precedentes del los años 30”.

Durante casi dos decenios, Greenspan afirma la imposibilidad de detectar a tiempo burbuja. Por ende, lo mejor era “respetar la intangibilidad de los mercados especulativos”, sostuvo en 2004 al definir su teoría del fundamentalismo positivo. No por casualidad, asociada a Rand y Lewis R.Hubbard.

Hoy todo es distinto y el octogenario se ha jubilado. Legando, claro, un colapso hipotecario que alcanza ya US$ 230.000 millones en depreciaciones y pérdidas contables. Bear Stearns es apenas la primera víctima relevante.

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