¿Por qué Microsoft se allana a exigencias de Bruselas?

A horas de iniciarse el proceso judicial, sus abogados se declararon dispuestos a satisfacer una orden de la Comisión Europea, tachada antes de imposible: separar Mediaplayer y Windows. Pero hay gato encerrado: otro intento anticompetencia.

28 septiembre, 2004

Inesperadamente y a un mes de que el severo italiano deje de ser comisionado para la competencia en la Unión Europea, Microsoft descubre que algunas exigencias de Mario Monti, antes intolerables, son de pronto “factibles o negociables”. Así señala en un comunicado, donde se manifiesta “pronta a lanzar en mercado una versión de Windows XP”.

Claro, si el juez de la causa lo dispone. Esto revela que la empresa confía en que el magistrado laude en favor suyo, dado que la próxima conducción de la UE y el “gabinete” (la CE) serán marcadamente proclives a los negocios privados. Pero eso no es todo.

La clave quizá sea la discutida sucesora de Monti –y amiga de Silvio Berlusconi, que desplazó a su compatriota para abrirle camino-, la holandesa Neelie Kroes-Smit. La dama tiene un frondoso pasado como ejecutiva de multinacionales en medio mundo y causas judiciales como ex funcionaria de los Países Bajos.

El 24 de marzo, la CE dictaminó que Microsoft incurría en “abusos de posición dominante”, puesto que la plataforma Windows cubre 90% de las PC en operaciones. Por ende, casi la totalidad de usuarios (no “consumidores”, un vero dislate) estaría forzada a bajar contenidos vía Mediaplayer, en desmedro de sus competidores.

Pero los expertos de Monti detectaron otra maniobra: la firma había armado otro “bloque dominante” en redes informáticas institucionales. Éste obliga a las PC con Windows a “dialogar” con servidores cargados con programas Microsoft. Si no, no podrán ingresar en la Red. En otros términos, ahora la firma “aflojaría” con Mediaplayer –después de todo, un entretenimiento- para asegurarse ese segundo instrumento hegemónico, potencialmente mucho más redituable.

No obstante, la nueva estrategia podría resultar contraproducente, aun contando con un juez amistoso y una CE al servicio de los negocios privados. En primer término, olvidar que –en enero-, Microsoft calificó de “increíblemente dificultoso” escindir Mediaplayer de Windows presupone invalidara toda una línea de argumentos técnicos. En segundo, que el “segundo bloque” de restricciones a la competencia generará una ola de demandas, denuncias y reacciones.

En especial, de la comunidad pro fuente abierta (Linux y similares), que cuenta con el apoyo de IBM y varios gobiernos. Quizá previendo esos inconvenientes, Microsoft se apresuró –semanas atrás- a arreglar financieramente litigios con sus críticos más duros, Empezando por Scott McNealy (Sun Microsystems).

Inesperadamente y a un mes de que el severo italiano deje de ser comisionado para la competencia en la Unión Europea, Microsoft descubre que algunas exigencias de Mario Monti, antes intolerables, son de pronto “factibles o negociables”. Así señala en un comunicado, donde se manifiesta “pronta a lanzar en mercado una versión de Windows XP”.

Claro, si el juez de la causa lo dispone. Esto revela que la empresa confía en que el magistrado laude en favor suyo, dado que la próxima conducción de la UE y el “gabinete” (la CE) serán marcadamente proclives a los negocios privados. Pero eso no es todo.

La clave quizá sea la discutida sucesora de Monti –y amiga de Silvio Berlusconi, que desplazó a su compatriota para abrirle camino-, la holandesa Neelie Kroes-Smit. La dama tiene un frondoso pasado como ejecutiva de multinacionales en medio mundo y causas judiciales como ex funcionaria de los Países Bajos.

El 24 de marzo, la CE dictaminó que Microsoft incurría en “abusos de posición dominante”, puesto que la plataforma Windows cubre 90% de las PC en operaciones. Por ende, casi la totalidad de usuarios (no “consumidores”, un vero dislate) estaría forzada a bajar contenidos vía Mediaplayer, en desmedro de sus competidores.

Pero los expertos de Monti detectaron otra maniobra: la firma había armado otro “bloque dominante” en redes informáticas institucionales. Éste obliga a las PC con Windows a “dialogar” con servidores cargados con programas Microsoft. Si no, no podrán ingresar en la Red. En otros términos, ahora la firma “aflojaría” con Mediaplayer –después de todo, un entretenimiento- para asegurarse ese segundo instrumento hegemónico, potencialmente mucho más redituable.

No obstante, la nueva estrategia podría resultar contraproducente, aun contando con un juez amistoso y una CE al servicio de los negocios privados. En primer término, olvidar que –en enero-, Microsoft calificó de “increíblemente dificultoso” escindir Mediaplayer de Windows presupone invalidara toda una línea de argumentos técnicos. En segundo, que el “segundo bloque” de restricciones a la competencia generará una ola de demandas, denuncias y reacciones.

En especial, de la comunidad pro fuente abierta (Linux y similares), que cuenta con el apoyo de IBM y varios gobiernos. Quizá previendo esos inconvenientes, Microsoft se apresuró –semanas atrás- a arreglar financieramente litigios con sus críticos más duros, Empezando por Scott McNealy (Sun Microsystems).

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