Philip Morris: un arreglo con la CE, peligroso para Microsoft

Para desactivar una causa, Philip Morris ofrece pagarle a la Comisión Europea una multa por US$ 1.000 millones; 60% más que la impuesto a Microsoft por prácticas restrictivas. Puede ser un antecedente riesgoso para el gigante informático.

6 abril, 2004

La CE y, por separado, diez miembros de la Unión Europea habían demandado a la trasnacional tabacalera por “complicidad y connivencia” en el contrabando de cigarrillos. Amén de la propuesta pecuniaria, la empresa se declara dispuesta a cooperar en la lucha contra el tráfico ilícito y su correlato, la evasión impositiva.

En realidad, la suma -se abonaría en doce cuotas mensuales- financiará campañas antitabaco, acciones contra esos delitos y represión a falsificadores. Mientas Michael Szymanczyk –CEO del grupo- se negaba a tocar el tema, el comisionado europeo en la materia, Michael Schreyer, confirmó las versiones circulantes desde el sábado.

“Las condiciones han sido ya convenidas. Ahora sólo falta que los diez países demandantes y la CE aprueben el texto del acuerdo”, dijo ayer el alto funcionario. El arreglo, por cierto, es obra suya: no quería que los litigios contra Philip Morris acabasen en los tribunales, como sucede con Japan Tobacco.

El problema se originó en 2000, cuando la CE se dirigió a un juez neoyorquino, acusando a ambas firmas de haber vendido -durante años- excedentes de producción manufacturada (o sea, cartones de cigarrillos) a contrabandistas organizados. Las empresas buscaban, de ese modo, eludir estampillados; o sea, impuestos. Pero el magistrado rechazó la demanda, entendiendo que la maniobra no perjudicaba a la CE, sino a los estados miembros de la UE.

Pero la sentencia era una táctica dilatoria y respondía al “lobby” del sector. Así quedó en evidencia cuando diez países de la UE radicaron causas separadas y el mismo magistrado las desestimó. No obstante, otro juez –el anterior había sido cuestionado por la CE y esos diez gobiernos- admitió que sería factible procesar a los dos grupos por lavado de dinero, originado en evasión tributaria.

En 2002, mientras Philip Morris buscaba arreglar, Japan Tobacco fue denunciada por lavado y no ya como simple cómplice de los contrabandistas. Presionada por el virtual acuerdo CE-PM, JT está a punto de ceder. Entretanto, estos arreglos pueden constituirse en peligrosos antecedentes para Microsoft, que debe apelar una multa de € 497 millones (alrededor de US$ 600 millones), dispuesta por la CE a pedido de Mario Monti, comisionado para Defensa de la Competencia.

Todo eso mientras Steve Ballmer, CEO de Microsoft, le hacía una sorpresiva propuesta a Scott McNeal, su colega de Sun Microsystems. Este mismo fin de semana, le ofreció negociar la demanda por US$ 1.600 millones, interpuesta por “abuso de posición dominante en el mercado”. Esta denuncia fue la que inició el proceso culminado en la CE hace algunos días.

La CE y, por separado, diez miembros de la Unión Europea habían demandado a la trasnacional tabacalera por “complicidad y connivencia” en el contrabando de cigarrillos. Amén de la propuesta pecuniaria, la empresa se declara dispuesta a cooperar en la lucha contra el tráfico ilícito y su correlato, la evasión impositiva.

En realidad, la suma -se abonaría en doce cuotas mensuales- financiará campañas antitabaco, acciones contra esos delitos y represión a falsificadores. Mientas Michael Szymanczyk –CEO del grupo- se negaba a tocar el tema, el comisionado europeo en la materia, Michael Schreyer, confirmó las versiones circulantes desde el sábado.

“Las condiciones han sido ya convenidas. Ahora sólo falta que los diez países demandantes y la CE aprueben el texto del acuerdo”, dijo ayer el alto funcionario. El arreglo, por cierto, es obra suya: no quería que los litigios contra Philip Morris acabasen en los tribunales, como sucede con Japan Tobacco.

El problema se originó en 2000, cuando la CE se dirigió a un juez neoyorquino, acusando a ambas firmas de haber vendido -durante años- excedentes de producción manufacturada (o sea, cartones de cigarrillos) a contrabandistas organizados. Las empresas buscaban, de ese modo, eludir estampillados; o sea, impuestos. Pero el magistrado rechazó la demanda, entendiendo que la maniobra no perjudicaba a la CE, sino a los estados miembros de la UE.

Pero la sentencia era una táctica dilatoria y respondía al “lobby” del sector. Así quedó en evidencia cuando diez países de la UE radicaron causas separadas y el mismo magistrado las desestimó. No obstante, otro juez –el anterior había sido cuestionado por la CE y esos diez gobiernos- admitió que sería factible procesar a los dos grupos por lavado de dinero, originado en evasión tributaria.

En 2002, mientras Philip Morris buscaba arreglar, Japan Tobacco fue denunciada por lavado y no ya como simple cómplice de los contrabandistas. Presionada por el virtual acuerdo CE-PM, JT está a punto de ceder. Entretanto, estos arreglos pueden constituirse en peligrosos antecedentes para Microsoft, que debe apelar una multa de € 497 millones (alrededor de US$ 600 millones), dispuesta por la CE a pedido de Mario Monti, comisionado para Defensa de la Competencia.

Todo eso mientras Steve Ballmer, CEO de Microsoft, le hacía una sorpresiva propuesta a Scott McNeal, su colega de Sun Microsystems. Este mismo fin de semana, le ofreció negociar la demanda por US$ 1.600 millones, interpuesta por “abuso de posición dominante en el mercado”. Esta denuncia fue la que inició el proceso culminado en la CE hace algunos días.

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