Petróleo: el repliegue de precios pone nerviosas a las compañías

Al revés de ocasiones anteriores, las estatales latinoamericanas están menos afectadas por el fenómeno. Ocurre que la contracción de valores coincide con alza de costos operativos y eso amenaza las enormes ganancias usuales en el negocio.

7 noviembre, 2006

British Petroleum ha publicado algunas estimaciones, según las cuales cada dólar que bajan los precios de crudos tipo Brent (mar del Norte) resta US$ 500 millones en utilidades brutas. En el caso del gas natural norteamericano , cada diez centavos menos por miles de pies cúbicos hace descender las ganancias en US$ 80 millones. En lo tocante al promedio de refinados, cada dólar menos por barril elimina 950 millones en utilidades.

Por cierto, compañías que ganan US$ 172.000 por minuto, como en el último trimestre (media tomando BP, Exxon Mobil y Royal Dutch/Shell), bien pueden darse el lujo de perder mucho más que lo calculado arriba. Sea como fuere, ese trío y las demás han dependido en exceso de la ola alcista en hidrocarburos para obtener ganancias sin precedentes.

No obstante, bastó una ínfima baja de utilidades entre el tercer trimestre de 2005 (US$ 25.400 millones, sumando las tres) y el de 2006, 25.000 millones, para prender luces amarillas. Distinta es la situación en petroleras latinoamericanas. Así, las estatales Petrobrás y Pemex (Petróleos mejicanos) no acostumbran transferir de inmediato alzas o bajas de crudo a los consumidores de combustibles refinados, por consideraciones sociales o políticas.

Varias de las grandes petroleras cotizantes en bolsa emergieron muy bien del trimestre julio-septiembre. Pese a que -tras el último máximo nominal histórico, US$ 78,40 el barril, 14 de julio-, ha sido cuesta abajo, con ocasionales, leves reacciones. Ahora, los analistas suponen que la cota de US$ 57/61 el barril de tejano intermedio parece bastante estable.

Por ende, entre mediados de julio y principios de noviembre, el valor promedio de esos crudos ha cedido hasta 25%. Para las empresas, ello quiere decir que las ganancias de corto plazo pierden ímpetu, justamente mientras repuntan costos y las diversas instancias reguladoras de aprestan a subir impuestos. Si la tendencia no se detuviese en aquellas cotas, la industria quizás apele al trillado recurso de las fusiones y adquisiciones.

En verdad, noviembre empezó con una ola de rumores sobre F&A. No hace mucho, Premier Oil –una pequeña firma británica- recibió una atractiva oferta por parte de una empresa cuyo nombre no reveló (¿por qué?). Premier tiene una capitalización bursátil de US$ 1.900 millones y sólo dijo que las negociaciones están en una etapa inicial.

Ya antes del repliegue de precios, los costos operativos asociados a los pozos venían subiendo por la creciente demanda de insumos, desde acero hasta software. La competencia entre las empresas por explorar nuevas áreas se ha intensificado, por fin, lo cual incide en los valores obtenido por licitación o adjudicación de concesiones.

Por supuesto, si los precios de hidrocarburos se estabilizan o ceden aún más, podrían atenuarse el alza de costos. Pero, en general, se precisa un tiempo considerable para que los costos absorban los vaivenes de los insumos. Esto significa un problema para la rentabilidad de corto plazo.

Aparte de la presión de costos, algunas empresa grandes han atravesado apreciables recortes de producción en ese mismo tercer trimestre, originados en causas imprevistas. BP suspendió parcialmente producción en el gran yacimiento de Alaska, debido a la corrosión del oleoducto. Royal Dutch/Shell soporta interrupciones parciales por la guerra civil en Nigeria. En síntesis, como advierten algunos consultores, los resultados del actual trimestre quizá no aporten noticias muy buenas.

Esos expertos estiman que las petrolera mayores obtendrán apenas 3% más utilidades en octubre-noviembre respecto de igual lapso de 2005, pero bastante menos de en el tercer trimestre de este año. Volviendo a Latinoamérica, Lehman Brothers (Nueva York) asegura que 70% de los ingresos de Petrobrás provendrán este semestre de explotación, más sujeta a vaivenes globales, y solo 30% de refinados. Pero, pro el contrario, Merrill Lynch sigue recomendando comprar acciones de Petrobrás, pues “los precios de refinados en Brasil son más favorables que los cualquier otro mercado en desarrollo”.

British Petroleum ha publicado algunas estimaciones, según las cuales cada dólar que bajan los precios de crudos tipo Brent (mar del Norte) resta US$ 500 millones en utilidades brutas. En el caso del gas natural norteamericano , cada diez centavos menos por miles de pies cúbicos hace descender las ganancias en US$ 80 millones. En lo tocante al promedio de refinados, cada dólar menos por barril elimina 950 millones en utilidades.

Por cierto, compañías que ganan US$ 172.000 por minuto, como en el último trimestre (media tomando BP, Exxon Mobil y Royal Dutch/Shell), bien pueden darse el lujo de perder mucho más que lo calculado arriba. Sea como fuere, ese trío y las demás han dependido en exceso de la ola alcista en hidrocarburos para obtener ganancias sin precedentes.

No obstante, bastó una ínfima baja de utilidades entre el tercer trimestre de 2005 (US$ 25.400 millones, sumando las tres) y el de 2006, 25.000 millones, para prender luces amarillas. Distinta es la situación en petroleras latinoamericanas. Así, las estatales Petrobrás y Pemex (Petróleos mejicanos) no acostumbran transferir de inmediato alzas o bajas de crudo a los consumidores de combustibles refinados, por consideraciones sociales o políticas.

Varias de las grandes petroleras cotizantes en bolsa emergieron muy bien del trimestre julio-septiembre. Pese a que -tras el último máximo nominal histórico, US$ 78,40 el barril, 14 de julio-, ha sido cuesta abajo, con ocasionales, leves reacciones. Ahora, los analistas suponen que la cota de US$ 57/61 el barril de tejano intermedio parece bastante estable.

Por ende, entre mediados de julio y principios de noviembre, el valor promedio de esos crudos ha cedido hasta 25%. Para las empresas, ello quiere decir que las ganancias de corto plazo pierden ímpetu, justamente mientras repuntan costos y las diversas instancias reguladoras de aprestan a subir impuestos. Si la tendencia no se detuviese en aquellas cotas, la industria quizás apele al trillado recurso de las fusiones y adquisiciones.

En verdad, noviembre empezó con una ola de rumores sobre F&A. No hace mucho, Premier Oil –una pequeña firma británica- recibió una atractiva oferta por parte de una empresa cuyo nombre no reveló (¿por qué?). Premier tiene una capitalización bursátil de US$ 1.900 millones y sólo dijo que las negociaciones están en una etapa inicial.

Ya antes del repliegue de precios, los costos operativos asociados a los pozos venían subiendo por la creciente demanda de insumos, desde acero hasta software. La competencia entre las empresas por explorar nuevas áreas se ha intensificado, por fin, lo cual incide en los valores obtenido por licitación o adjudicación de concesiones.

Por supuesto, si los precios de hidrocarburos se estabilizan o ceden aún más, podrían atenuarse el alza de costos. Pero, en general, se precisa un tiempo considerable para que los costos absorban los vaivenes de los insumos. Esto significa un problema para la rentabilidad de corto plazo.

Aparte de la presión de costos, algunas empresa grandes han atravesado apreciables recortes de producción en ese mismo tercer trimestre, originados en causas imprevistas. BP suspendió parcialmente producción en el gran yacimiento de Alaska, debido a la corrosión del oleoducto. Royal Dutch/Shell soporta interrupciones parciales por la guerra civil en Nigeria. En síntesis, como advierten algunos consultores, los resultados del actual trimestre quizá no aporten noticias muy buenas.

Esos expertos estiman que las petrolera mayores obtendrán apenas 3% más utilidades en octubre-noviembre respecto de igual lapso de 2005, pero bastante menos de en el tercer trimestre de este año. Volviendo a Latinoamérica, Lehman Brothers (Nueva York) asegura que 70% de los ingresos de Petrobrás provendrán este semestre de explotación, más sujeta a vaivenes globales, y solo 30% de refinados. Pero, pro el contrario, Merrill Lynch sigue recomendando comprar acciones de Petrobrás, pues “los precios de refinados en Brasil son más favorables que los cualquier otro mercado en desarrollo”.

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