Oportunidades sobre el Río Paraná

En la última década, el transporte fluvial de cargas se multiplicó. Se radicaron nuevas empresas e inversiones. Pero el empuje quedó a mitad de camino.

17 agosto, 2001

Por las indómitas aguas del Paraná fluye un negocio que genera algo más de US$ 2.500 millones anuales. Por allí transita la mayor parte de la producción agrícola y agroindustrial del país. También se transportan minerales, acero, hidrocarburos, aceites y autos. Además, se movilizan mercaderías desde y hacia algunos estados del sur de Brasil, Bolivia y Paraguay.

Las estimaciones indican que este año recorrerán la hidrovía Paraná-Paraguay unos 10 millones de toneladas de mercaderías. Si se considera que hace ocho años el volumen era de apenas dos millones de toneladas, surge un cuadro bastante revelador del crecimiento explosivo que registró la actividad.

El crecimiento fue impulsado por las inversiones públicas y privadas que se realizaron desde principios de los años ´90. El Estado destinó fondos a mejorar la navegabilidad de los ríos, sobre todo en el tramo sur hasta Santa Fe. Las empresas, por su parte, se dedicaron a ampliar la oferta de servicios de transporte de cargas fluviales y a extender geográficamente su alcance, partiendo de los puertos sobre ambas márgenes del Río de la Plata, pasando por los puertos sobre el Paraná, y llegando hasta Bolivia, Paraguay y los estados del sur de Brasil.

Así fue que hicieron su aparición nuevas empresas que unen con sus trenes de barcazas los diferentes puertos fluviales. Eso permitió el establecimiento de frecuencias fijas previsibles y cada vez más sistemáticas a lo largo de los cerca de 3.000 kilómetros de la hidrovía Paraná-Paraguay.

Las inversiones más fuertes provinieron de ACBL, una compañía norteamericana dedicada al transporte de cargas en la cuenca del Mississipi, la gran hidrovía de Estados Unidos. El año pasado, ACBL se fusionó con Ultrapetrol, con sede en Bahamas y especializada en el transporte de ultramar. Así se conformó UABL.

Antes, ACBL había destinado cerca de US$ 90 millones a infraestructura y equipamiento. La mayor parte de la inversión se concentró en Pueblo Esther, provincia de Santa Fe, donde levantó un taller para reparar sus barcazas y remolcadores.

A ella se sumaron otras compañías locales, como Horamar, que trabaja especialmente desde los puertos del Gran Rosario. Y Vessel, que transporta contenedores en el tramo que va desde la zona del puerto de Santa Fe hasta las terminales bonaerenses.

Sin embargo, a pesar del impactante crecimiento registrado en la década pasada, la hidrovía Paraná-Paraguay aún está lejos de haber alcanzado su verdadero potencial.

Ver nota completa en MERCADO, N° 1005, correspondiente a agosto de 2001.

Por las indómitas aguas del Paraná fluye un negocio que genera algo más de US$ 2.500 millones anuales. Por allí transita la mayor parte de la producción agrícola y agroindustrial del país. También se transportan minerales, acero, hidrocarburos, aceites y autos. Además, se movilizan mercaderías desde y hacia algunos estados del sur de Brasil, Bolivia y Paraguay.

Las estimaciones indican que este año recorrerán la hidrovía Paraná-Paraguay unos 10 millones de toneladas de mercaderías. Si se considera que hace ocho años el volumen era de apenas dos millones de toneladas, surge un cuadro bastante revelador del crecimiento explosivo que registró la actividad.

El crecimiento fue impulsado por las inversiones públicas y privadas que se realizaron desde principios de los años ´90. El Estado destinó fondos a mejorar la navegabilidad de los ríos, sobre todo en el tramo sur hasta Santa Fe. Las empresas, por su parte, se dedicaron a ampliar la oferta de servicios de transporte de cargas fluviales y a extender geográficamente su alcance, partiendo de los puertos sobre ambas márgenes del Río de la Plata, pasando por los puertos sobre el Paraná, y llegando hasta Bolivia, Paraguay y los estados del sur de Brasil.

Así fue que hicieron su aparición nuevas empresas que unen con sus trenes de barcazas los diferentes puertos fluviales. Eso permitió el establecimiento de frecuencias fijas previsibles y cada vez más sistemáticas a lo largo de los cerca de 3.000 kilómetros de la hidrovía Paraná-Paraguay.

Las inversiones más fuertes provinieron de ACBL, una compañía norteamericana dedicada al transporte de cargas en la cuenca del Mississipi, la gran hidrovía de Estados Unidos. El año pasado, ACBL se fusionó con Ultrapetrol, con sede en Bahamas y especializada en el transporte de ultramar. Así se conformó UABL.

Antes, ACBL había destinado cerca de US$ 90 millones a infraestructura y equipamiento. La mayor parte de la inversión se concentró en Pueblo Esther, provincia de Santa Fe, donde levantó un taller para reparar sus barcazas y remolcadores.

A ella se sumaron otras compañías locales, como Horamar, que trabaja especialmente desde los puertos del Gran Rosario. Y Vessel, que transporta contenedores en el tramo que va desde la zona del puerto de Santa Fe hasta las terminales bonaerenses.

Sin embargo, a pesar del impactante crecimiento registrado en la década pasada, la hidrovía Paraná-Paraguay aún está lejos de haber alcanzado su verdadero potencial.

Ver nota completa en MERCADO, N° 1005, correspondiente a agosto de 2001.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades