Neuquén, provincia gasífera y petrolera por excelencia

Argentina posee una matriz energética con predominio de los hidrocarburos, donde el gas natural y el petróleo contribuyen con el 88.8% de la producción total de energía del país.

8 mayo, 2023

La producción de hidrocarburos muestra cuatro aspectos relevantes:

1) tendencia decreciente de los convencionales, 2) marcado crecimiento de la producción no convencional, 3) mayor dinamismo de la producción de petróleo con relación a la del gas y 4) predominio de la cuenca neuquina, que lidera los cambios que se evidencian en la producción tanto de gas como de petróleo.

Según el informe del IERAL de la Fundación Mediterránea, la producción de gas se incrementó en 6.9% en el año 2022, en tanto que la producción de petróleo aumentó 13.1%. Estos aumentos son plenamente explicados por las producciones de no convencionales, que más que compensan las caídas de los convencionales.

Neuquén se presenta como la provincia gasífera por excelencia, aportando el 63.3% del gas natural producido en el país. En la producción petrolera, Neuquén también posee una relevancia clave, con el 46% del total, seguido por la provincia de Chubut con el 24% del petróleo producido en el país.

Las exportaciones de petróleo han mostrado un gran desempeño en el año 2022, con un aumento del 108%. No obstante, la cuenta comercial externa energética sigue representando una pesada carga para el balance de pagos del país, determinada por las importaciones de gas, tanto las provenientes de Bolivia como las de GNL.

La situación del gas natural, si bien existe un gran potencial de desarrollo, a partir de la disponibilidad de recursos en Vaca Muerta, se encuentra limitada por la infraestructura del transporte hacia los puntos de consumo interno y de exportación y por los cambios permanentes en las reglas de juego que determinan el ámbito donde se desarrolla el sector.

Tanto las posibilidades de inversión en infraestructura como las reglas de juego sectorial están fuertemente influenciadas por el contexto de incertidumbre local.

Matriz energética

La Argentina posee una oferta energética sumamente variada y una industria altamente desarrollada, con amplia experiencia en las técnicas de extracción, transformación, transporte, y distribución. La matriz energética de la Argentina muestra un predominio de los hidrocarburos, donde el gas natural y el petróleo participan con el 53.3% y el 35.5%, respectivamente, de la producción total de energías primarias.

Las energías renovables, si bien mostraron un crecimiento en los últimos años, contribuyen con el 8.2% del total, mediante el aporte de energía hidráulica (3.4%) y otras renovables (4.8%)1 . Argentina cuenta con una participación relativamente baja de las energías renovables, similar a EEUU (7.9%), pero menor que a nivel mundial (14.7%).

No obstante, la baja participación del carbón y alta incidencia del gas natural, permiten concluir que el país tiene una matriz energética relativamente “limpia”. De esta manera, la alta disponibilidad de gas natural, sobre todo a partir de Vaca Muerta, puede tener un papel importante en la transición energética hacia un proceso de “descarbonización”, que apunta a reducir la emisión de gases de efecto invernadero y limitar el calentamiento global

Una correcta política de precios del gas natural debería permitir que este combustible desplace de manera eficiente la utilización de otros más contaminantes que forman parte de la actual matriz energética. En la estructura del consumo por sectores económicos, el transporte (30.7%), el residencial (25.7%) y el sector industrial (21.5%) acumulan el 77.9% del consumo total final de energía del país.

Los combustibles líquidos (37%), el gas (35.6%), y la energía eléctrica (21.2%), representan el 93.7% del total de la energía final consumida en el país. Por otra parte, y a partir de la desagregación sectorial del consumo final por tipo de energía, se encuentra que el sector transporte y el sector agropecuario son los principales consumidores de combustibles líquido, la industria centra su uso en gas por redes y energía eléctrica, en tanto que en el consumo residencial predomina el gas por redes y la energía eléctrica.

Balance comercial energético

La Argentina mostró un superávit comercial energético entre 1991 y 2010, período en el que acumuló US$ 59,193 millones de excedente comercial del sector. Sin embargo, la evolución de la producción y el consumo, influida en gran medida por la política energética llevada a cabo en el país a partir del 2002, condujeron a la reducción de las exportaciones y al incremento de las importaciones de energía, sobre todo de GNL en los períodos invernales, haciendo que el país pasara de un superávit comercial energético a un déficit a partir del 2011.

El año 2020, si bien mostró superávit comercial, sobre todo por caída de importaciones de GNL, en el 2021 y el 2022, el país volvió a mostrar un déficit comercial energético por US$ 558 millones y US$  4,471 millones, respectivamente.

De esta manera, desde el año 2011, el país lleva acumulado un déficit comercial energético de US$ 35,925 millones. Las exportaciones están principalmente compuestas por petróleo crudo, que participa con el 52% del total de las exportaciones del sector, y por carburantes, grasas y aceites lubricantes, con el 29%. En el año 2022, las exportaciones de petróleo crudo aumentaron 108%, en tanto que las de carburantes, grasas y aceites lubricantes aumentaron 37%. Las exportaciones de gas de petróleo y otros hidrocarburos presentaron una caída del 38% interanual.

Respecto de las importaciones energéticas, un componente de relevancia son las compras externas de GNL, que se realizan por intermedio de Energía Argentina S.A. (ENARSA) en los puertos de Escobar y Bahía Blanca. En el año 2022, se compraron 41 cargamentos por un total de US$ 2,884 millones, donde los precios de cada cargamento oscilaron entre US$ 22.95/MMBTU y US$ 45.64/MMBTU.

De esta manera, en una coyuntura donde el país presente serias restricciones en la disponibilidad de divisas y con un déficit fiscal con grandes dificultades para ser financiado, estas importaciones representan una pesada cargas para los desequilibrios macroeconómicos y la estabilidad del país.

Por otra parte, el contexto internacional, definido por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, determina un escenario energético con serias dificultades para el balance comercial de la Argentina. No obstante, dada la disponibilidad de recursos existentes en el país, representa una gran oportunidad para convertirse en un jugador de relevancia en el mercado energético mundial.

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