Microsoft-SAP: lo que pudo ser, pero no ha sido

Microsoft, líder mundial en software, y su equivalente en aplicaciones empresarias, la alemana SAP, estuvieron a punto de negociar una fusión en 2003. Eso habría generado una peligrosa hegemonía y la consiguiente batalla judicial.

8 junio, 2004

Los contactos se dieron por terminados ya en el primer trimestre del presente año, porque resultaba demasiado problemática una amalgama de estructuras y prácticas muy distintas entre sí. Eso sin contar disparidades en valor de mercado (US$ 280.000 millones Microsoft, 50.000 millones SAP) y ventas anuales (US$ 32.000 millones contra 9.000 millones).

Tras esperar meses antes de admitir esas negociaciones, ambas compañías informaron que las tratativas no serán reanudadas. En verdad, la revelación surgió en la primera audiencia del proceso por presunta cartelización incoado contra Oracle y sus intentos de compra hostil contra PeopleSoft-JE Edwards. En el negocio del software empresario, los tres líderes globales son, en orden de participación, SAP (30%), PS-JDE (9%) y Oracle (7%). Microsoft, un recién llegado, queda cuarto, lejos (2,9%).

Según expertos independientes, SAP fue presionada por Lawrence Ellison (Oracle) para revelar esos contactos, porque el polémico directivo quiere usar el dato para justificar la toma de PS-JDE. Como se sabe, la tesis de Ellison es que su firma necesita absorber a la otra –hoy mayor en activos- para “sobrevivir en un mercado cada vez más duro”.

Curiosamente, días antes el mismo Ellison trataba de demostrar, con vistas a la causa judicial, que el ingreso de Microsoft al segmento de software empresario –mal llamado “corporativo”- era una señal de diversificación y menores riesgos cartelizadores. Ocurre que esas tratativas y su difusión sacaron a luz un dato inquietante: la firma de William Gates estaría dispuesta, llegado el caso, a movilizar una caja superior a los US$ 56.000 millones para fusiones y adquisiciones.

El trasfondo de esto también aporta otro motivo de preocupación: el crecimiento del software empresario pierde impulso. Por ende, algunos concurrentes buscan unir fuerzas –por las buenas o por las malas- para reconstruir o aumentar bases de clientes. Probablemente, Ellison sobreactuó porque, tras su primera oferta hostil por PeopleSoft (en 2003), ésta tomó JD Edwards y mejoró su posición en el mercado. Ante eso, Oracle fue elevando de US$ 5.300 a 7.700 millones la apuesta por PS-JDE.

Cuando las cosas se recalentaban más de lo prudente, el departamento federal de Justicia radicó una demanda contra Ellison para bloquear el ataque a PS-JDE. Por su parte, Microsoft no abandona sus metas en materia de software empresario: elevar de 2,9 a 6% su porción del segmento en mediano plazo. Si lo hecho desde 2000 es un síntoma, la empresa volverá a su política inicial: absorber firmas pequeñas.

Los contactos se dieron por terminados ya en el primer trimestre del presente año, porque resultaba demasiado problemática una amalgama de estructuras y prácticas muy distintas entre sí. Eso sin contar disparidades en valor de mercado (US$ 280.000 millones Microsoft, 50.000 millones SAP) y ventas anuales (US$ 32.000 millones contra 9.000 millones).

Tras esperar meses antes de admitir esas negociaciones, ambas compañías informaron que las tratativas no serán reanudadas. En verdad, la revelación surgió en la primera audiencia del proceso por presunta cartelización incoado contra Oracle y sus intentos de compra hostil contra PeopleSoft-JE Edwards. En el negocio del software empresario, los tres líderes globales son, en orden de participación, SAP (30%), PS-JDE (9%) y Oracle (7%). Microsoft, un recién llegado, queda cuarto, lejos (2,9%).

Según expertos independientes, SAP fue presionada por Lawrence Ellison (Oracle) para revelar esos contactos, porque el polémico directivo quiere usar el dato para justificar la toma de PS-JDE. Como se sabe, la tesis de Ellison es que su firma necesita absorber a la otra –hoy mayor en activos- para “sobrevivir en un mercado cada vez más duro”.

Curiosamente, días antes el mismo Ellison trataba de demostrar, con vistas a la causa judicial, que el ingreso de Microsoft al segmento de software empresario –mal llamado “corporativo”- era una señal de diversificación y menores riesgos cartelizadores. Ocurre que esas tratativas y su difusión sacaron a luz un dato inquietante: la firma de William Gates estaría dispuesta, llegado el caso, a movilizar una caja superior a los US$ 56.000 millones para fusiones y adquisiciones.

El trasfondo de esto también aporta otro motivo de preocupación: el crecimiento del software empresario pierde impulso. Por ende, algunos concurrentes buscan unir fuerzas –por las buenas o por las malas- para reconstruir o aumentar bases de clientes. Probablemente, Ellison sobreactuó porque, tras su primera oferta hostil por PeopleSoft (en 2003), ésta tomó JD Edwards y mejoró su posición en el mercado. Ante eso, Oracle fue elevando de US$ 5.300 a 7.700 millones la apuesta por PS-JDE.

Cuando las cosas se recalentaban más de lo prudente, el departamento federal de Justicia radicó una demanda contra Ellison para bloquear el ataque a PS-JDE. Por su parte, Microsoft no abandona sus metas en materia de software empresario: elevar de 2,9 a 6% su porción del segmento en mediano plazo. Si lo hecho desde 2000 es un síntoma, la empresa volverá a su política inicial: absorber firmas pequeñas.

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