Merck: retiran de comercio su principal analgésico

La farmoquímica norteamericana Merck Sharp & Dohme (MSD) retira del comercio en todo el mundo Vioxx, un analgésico genérico basa en el rofecoxib. Al saberse, el jueves, la acción se desplomó 27% en Wall Street. Esto no tiene precedentes.

1 octubre, 2004

La decisión del laboratorio –no ajena a una memorando remitido días atrás por la Adminsitración Federal de Alimentos y Drogas (FDA en inglés), obliga a reducir estimaciones de ingresos y ganancias.Al desbarrancarse de US$ 45,07 a 33,01, la firma afronta una licuación de US$ 28.000 millones en capitalización de mercado, cifra superior al valor de General Motors. El retiro de Vioxx –cuyas ventas anuales rondan los US$ 2.500 millones- fue un golpe muy duro: el compuesto eleva riesgos de infartos, hemiplejias y derrames.

“Admitido eso públicamente, aparecen los abogados y sus acciones colectivas”, señala Richard Sichel, jefe de inversiones de Philadelphia Trust, un fondo que maneja US$ 1.200 millones. “Acá ya no se trata sólo de caída de ventas y ganancias. Este asunto orilla el escándalo y plantea dudas sobre el futuro de Merck”. Sólo el jueves, cambiaron de manos 107 millones de sus papeles, contra un promedio diario de 5.280.000 en el trimestre que acaba de terminar.

El problema desborda a MSD, porque la especialidad ya era genérica –su patente de exclusividad había vencido- y, por ende, la fabricaban no menos de cien laboratorios alrededor del planeta. Sólo en Argentina, las autoridades ordenaron sacar de farmacias productos de veintidós compañías.

En Estados Unidos, Brasil y la Unión Europea, desde 2003 la droga figuraba entre las más recetadas. A diferencia de la aspirina y el ibuprofeno –que también antinflamatorio-, el rofecoxib no genera complicaciones gastrointestinales (irritación, sangre por el colon y similares).

Hay tres factores peculiares al asunto. Primero, que Vioxx –aun sin incluir copias- es la especialidad de mayor penetración en el mercado jamás retirada de la venta. Segundo, es el tercer producto en relevancia para la empresa y su derrumbe probablemente acabe con la cúpula directiva, que encabeza Raymond Gilmartin desde 1994. Tercero, Merck ya estaba sometido al escrutinio de la FDA por Zocor, medicamento anticolesterol. En este, un estudio demuestra que no sirve en pacientes que hayan sufrido infartos.

En lo tocante a Vioxx, hay un detalle inquietante; las pruebas que revelaron sus contraindicaciones llevaron tres años. Esto plantea otro problema, que hace al resto del negocio farmoquímico: “¿por que la FDA autoriza la venta de compuestos nuevos –preguntaba Ralph Nader, defensor de consumidores y actual candidato presidencial- sin esperar un lapso más largo de ensayos en pacientes?”.

La decisión del laboratorio –no ajena a una memorando remitido días atrás por la Adminsitración Federal de Alimentos y Drogas (FDA en inglés), obliga a reducir estimaciones de ingresos y ganancias.Al desbarrancarse de US$ 45,07 a 33,01, la firma afronta una licuación de US$ 28.000 millones en capitalización de mercado, cifra superior al valor de General Motors. El retiro de Vioxx –cuyas ventas anuales rondan los US$ 2.500 millones- fue un golpe muy duro: el compuesto eleva riesgos de infartos, hemiplejias y derrames.

“Admitido eso públicamente, aparecen los abogados y sus acciones colectivas”, señala Richard Sichel, jefe de inversiones de Philadelphia Trust, un fondo que maneja US$ 1.200 millones. “Acá ya no se trata sólo de caída de ventas y ganancias. Este asunto orilla el escándalo y plantea dudas sobre el futuro de Merck”. Sólo el jueves, cambiaron de manos 107 millones de sus papeles, contra un promedio diario de 5.280.000 en el trimestre que acaba de terminar.

El problema desborda a MSD, porque la especialidad ya era genérica –su patente de exclusividad había vencido- y, por ende, la fabricaban no menos de cien laboratorios alrededor del planeta. Sólo en Argentina, las autoridades ordenaron sacar de farmacias productos de veintidós compañías.

En Estados Unidos, Brasil y la Unión Europea, desde 2003 la droga figuraba entre las más recetadas. A diferencia de la aspirina y el ibuprofeno –que también antinflamatorio-, el rofecoxib no genera complicaciones gastrointestinales (irritación, sangre por el colon y similares).

Hay tres factores peculiares al asunto. Primero, que Vioxx –aun sin incluir copias- es la especialidad de mayor penetración en el mercado jamás retirada de la venta. Segundo, es el tercer producto en relevancia para la empresa y su derrumbe probablemente acabe con la cúpula directiva, que encabeza Raymond Gilmartin desde 1994. Tercero, Merck ya estaba sometido al escrutinio de la FDA por Zocor, medicamento anticolesterol. En este, un estudio demuestra que no sirve en pacientes que hayan sufrido infartos.

En lo tocante a Vioxx, hay un detalle inquietante; las pruebas que revelaron sus contraindicaciones llevaron tres años. Esto plantea otro problema, que hace al resto del negocio farmoquímico: “¿por que la FDA autoriza la venta de compuestos nuevos –preguntaba Ralph Nader, defensor de consumidores y actual candidato presidencial- sin esperar un lapso más largo de ensayos en pacientes?”.

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