Medios: un debate en Estados Unidos y una crisis en Italia

El lunes, la CFC votará reformas al régimen de propiedad de medios en EE.UU. Algunos temen que se promueva más concentración y menos pluralidad. Exactamente lo que ocurre ya en Italia, uno de cuyos diarios líderes sufre presiones del gobierno.

31 mayo, 2003

En un intento de aventar resquemores, la Comisión Federal de Comunicaciones (CFC) norteamericana ha difundido un comunicado aclaratorio. El lunes, a la sazón, sus cinco vocales votarán sobre reformas de largo alcance, en cuanto a propiedad, control y manejo de medios gráficos, audiovisuales y virtuales. Quienes apoyan los cambios sostienen que las nuevas realidades del mercado los exigen. Sus opositores advierten que pueden acentuar la concentración existente.

En su gacetilla, a CFC recuerda que fue creada en 1934, como entidad autónoma responsable de regular periódicos, radio y –más adelante- TV abierta, cables, satélite e Internet. Su objetivo básico es “impedir o dificultar el surgimiento de monopolios o grupos dominantes y limitar la propiedad de medios”. Hoy, la influencia de Washington la empuja en sentido contrario.

A criterio de la comisión, “esta revisión se ha demorado mucho. Gran parte de las normas tiene décadas y las últimas reforman datan de mediados de los años 70, cuando la TV por cable recién empezaba e Internet no existía”. La verdad es algo diferente: no todas las reglamentaciones son antiguas, aunque la justicia federal haya producido dictámenes contra algunas. Por supuesto, la propiedad y el control de medios “afectan a la libertad de palabra y opinión, por lo cual la propuesta de reformas generó fuertes debates”. Éstos se centran en cambios a dos normas: “los límites a la propiedad en televisión y la veda de controles cruzados entre periódicos/revistas, TV y radios”.

Ahora bien ¿cuáles son las restricciones vigentes? “Antes que limitar la cantidad de estaciones que una sola firma puede controlar –explica el comunicado-, la CFC restringe el universo de hogares asequibles a 35% de la audiencia total, en el caso de la TV”. No obstante, tanto la red ultraderechista Fox (del australiano Rupert Murdoch) como Viacom (que abarca CBS y UPN), con 38 y 39%, transgreden las pautas federales. General Electric (34%) y Paxton (32%) están cerca (naturalmente, el total del cuarteto supera de lejos 100%, pues el público no ve las estaciones de un solo grupo). La propia comisión admite que, el lunes, probablemente el límite suba de 35 a 45%, lo cual les dejará las manos libres –con rara oportunidad- a dos grupos caracterizados por su apoyo al gobierno de George W.Bush. Pero hay un problema: en abril, la corte federal de apelaciones le ha exigido a la CFC justificar esta reforma.

En lo atinente a prensa gráfica, las pautas corrientes prohíben a operadores audiovisuales controlar periódicos en el mismo mercado local. La entidad tratará de eliminar esta restricción, al menos en los principales centros urbanos. Pero hay otras cuatro normas en revisión: duopolios –dos emisoras de TV en la misma área-, las limitaciones en materia de radios (curiosamente, datan de 1996, o sea bajo un gobierno mucho más pluralista que el de Bush), controles cruzados entre TV-radio y redes duales.

No sorprende a nadie que el proyecto de reformas esté firmado por Michael Powell (está en la CFC porque es hijo del secretario de Estado) y otros dos republicanos nombrados por el gobierno actual. Dos vocales demócratas –Jonathan Adelstein, Michael Copps- han pedido postergar la votación, mientras se realiza una consulta pública. “Me temo que estemos por fabricar un ciudadano Kane del siglo XXI, o varios. Si permitimos mayor concentración de medios, después será tarde para enmendar errores”, señalaba Adestein, aludiendo a la película de Orson Wells, inspirada en Randolph Heath, el Murdoch de hace tres generaciones.

Sea como fuere, el mercado estadounidense está dominado por cinco grandes grupos (Fox, AOL Time Warner, Walt Disney-ABC, General Electric-NBC, Viacom). Salvo éste, el conjunto está muy endeudado y no podría financiar expansiones. Pero esto es coyuntural y por lo menos uno de los magnates (Murdoch) piensa volver a comprarse lo que pueda. Una vez digerida DirecTV, tiene la mira puesta en la cadena de periódicos Gannett (USA Today).

El componente nepotista y los nexos con el gobierno se manifiestan en la crisis que vive “Corriere della Sera”, influyente diario conservador editado en Milán. Tras durísimas presiones del propio primer ministro, Silvio Berlusconi, Ferruccio Bortoli presentó el jueves la renuncia indeclinable y fue velozmente reemplazado por Stefano Folli, menos polémico y más próximo a la coalición derechista que controla Italia. Por supuesto, esto es bastante más grave que lo de la CFC en EE.UU.: Berlusconi controla el mayor grupo mediático de la península y tiene acciones en RCS MediaGroup, holding que edita el “Corriere”. Por otra parte, el “Cavaliere” ha lanzado una ofensiva contra medios y periodistas que resisten su intento de pretorianizar la justicia (que esta procesándolo) y crítican su alineamiento automático con Washington. En ambos planos, Berlusconi no parece emular a Bush, sino a Carlos Ménem.

En un intento de aventar resquemores, la Comisión Federal de Comunicaciones (CFC) norteamericana ha difundido un comunicado aclaratorio. El lunes, a la sazón, sus cinco vocales votarán sobre reformas de largo alcance, en cuanto a propiedad, control y manejo de medios gráficos, audiovisuales y virtuales. Quienes apoyan los cambios sostienen que las nuevas realidades del mercado los exigen. Sus opositores advierten que pueden acentuar la concentración existente.

En su gacetilla, a CFC recuerda que fue creada en 1934, como entidad autónoma responsable de regular periódicos, radio y –más adelante- TV abierta, cables, satélite e Internet. Su objetivo básico es “impedir o dificultar el surgimiento de monopolios o grupos dominantes y limitar la propiedad de medios”. Hoy, la influencia de Washington la empuja en sentido contrario.

A criterio de la comisión, “esta revisión se ha demorado mucho. Gran parte de las normas tiene décadas y las últimas reforman datan de mediados de los años 70, cuando la TV por cable recién empezaba e Internet no existía”. La verdad es algo diferente: no todas las reglamentaciones son antiguas, aunque la justicia federal haya producido dictámenes contra algunas. Por supuesto, la propiedad y el control de medios “afectan a la libertad de palabra y opinión, por lo cual la propuesta de reformas generó fuertes debates”. Éstos se centran en cambios a dos normas: “los límites a la propiedad en televisión y la veda de controles cruzados entre periódicos/revistas, TV y radios”.

Ahora bien ¿cuáles son las restricciones vigentes? “Antes que limitar la cantidad de estaciones que una sola firma puede controlar –explica el comunicado-, la CFC restringe el universo de hogares asequibles a 35% de la audiencia total, en el caso de la TV”. No obstante, tanto la red ultraderechista Fox (del australiano Rupert Murdoch) como Viacom (que abarca CBS y UPN), con 38 y 39%, transgreden las pautas federales. General Electric (34%) y Paxton (32%) están cerca (naturalmente, el total del cuarteto supera de lejos 100%, pues el público no ve las estaciones de un solo grupo). La propia comisión admite que, el lunes, probablemente el límite suba de 35 a 45%, lo cual les dejará las manos libres –con rara oportunidad- a dos grupos caracterizados por su apoyo al gobierno de George W.Bush. Pero hay un problema: en abril, la corte federal de apelaciones le ha exigido a la CFC justificar esta reforma.

En lo atinente a prensa gráfica, las pautas corrientes prohíben a operadores audiovisuales controlar periódicos en el mismo mercado local. La entidad tratará de eliminar esta restricción, al menos en los principales centros urbanos. Pero hay otras cuatro normas en revisión: duopolios –dos emisoras de TV en la misma área-, las limitaciones en materia de radios (curiosamente, datan de 1996, o sea bajo un gobierno mucho más pluralista que el de Bush), controles cruzados entre TV-radio y redes duales.

No sorprende a nadie que el proyecto de reformas esté firmado por Michael Powell (está en la CFC porque es hijo del secretario de Estado) y otros dos republicanos nombrados por el gobierno actual. Dos vocales demócratas –Jonathan Adelstein, Michael Copps- han pedido postergar la votación, mientras se realiza una consulta pública. “Me temo que estemos por fabricar un ciudadano Kane del siglo XXI, o varios. Si permitimos mayor concentración de medios, después será tarde para enmendar errores”, señalaba Adestein, aludiendo a la película de Orson Wells, inspirada en Randolph Heath, el Murdoch de hace tres generaciones.

Sea como fuere, el mercado estadounidense está dominado por cinco grandes grupos (Fox, AOL Time Warner, Walt Disney-ABC, General Electric-NBC, Viacom). Salvo éste, el conjunto está muy endeudado y no podría financiar expansiones. Pero esto es coyuntural y por lo menos uno de los magnates (Murdoch) piensa volver a comprarse lo que pueda. Una vez digerida DirecTV, tiene la mira puesta en la cadena de periódicos Gannett (USA Today).

El componente nepotista y los nexos con el gobierno se manifiestan en la crisis que vive “Corriere della Sera”, influyente diario conservador editado en Milán. Tras durísimas presiones del propio primer ministro, Silvio Berlusconi, Ferruccio Bortoli presentó el jueves la renuncia indeclinable y fue velozmente reemplazado por Stefano Folli, menos polémico y más próximo a la coalición derechista que controla Italia. Por supuesto, esto es bastante más grave que lo de la CFC en EE.UU.: Berlusconi controla el mayor grupo mediático de la península y tiene acciones en RCS MediaGroup, holding que edita el “Corriere”. Por otra parte, el “Cavaliere” ha lanzado una ofensiva contra medios y periodistas que resisten su intento de pretorianizar la justicia (que esta procesándolo) y crítican su alineamiento automático con Washington. En ambos planos, Berlusconi no parece emular a Bush, sino a Carlos Ménem.

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