Fuerte revés de Microsoft ante la Comisión Europea

Como se preveía, Microsoft –mayor empresa mundial en software- y los reguladores de la Unión Europea no llegaron a arreglo en la demanda por práctivas monopólicas radicada por Bruselas.

19 marzo, 2004

Básicamente, Mario Monti –comisionado para Defensa de la Competencia- tiene un argumento clave: los sistemas operativos Windows (Microsoft) corren en 95% de las PC, no sólo en la UE. “Las trabas que la empresa impone a sistemas rivales, especialmente Linux, trasuntan la obsesión de extenderse y aumentar utilidades sin cesar. Pero todo tiene un límite en el mundo”, observaba Monti por la televisión belga.

Las negociaciones se cortaron al tocar “el tema de nuestro futuro comportamiento”, señaló Steve Ballmer, CEO tras quien William Gates mueve los hilos. La CE acusa a la firma de aprovechar abusivamente su hegemonía en sistemas operativos para PC, con el objeto de copar los segmentos de grandes usuarios, audio y video.

La semana próxima –miércoles 24- se difundirá el veredicto final de la CE. Entretanto, Monti también investiga reclamos sobre programas para dispositivos manuales y algunos tipos de celulares. En relación con ese tema y otro, reclama a Microsoft divulgar datos secretos de programación a sus rivales y ofrecer a los fabricantes de PC la opción no instalar Windows Media Player.

“La serie de movidas legales se pone difícil para Gates y parece el famoso tormento chino de los mil cuchillos”, opina Antonio Ursillo, analista especializado de Loomis Sayles & Co., Boston. “Todo esto empieza a cambiar las actitudes del público hacia la compañía. También cuestiona una clave de los negocios actuales: lanzar sistemas o productos cada vez más complejos o avanzados, pero restringiendo la oferta a unos pocos conglomerados”.

Ese factor tiene una explicación pragmática: para imponer dispositivos crecientemente complejos y caros –pero no indispensables-, las empresas deben gastar mucho en publicidad y marketing. Esto beneficia a grupos grandes, diversificados. La política de la CE apunta a este fenómeno de fondo.

Volviendo a la puja CE-Microsoft, su punto más duro es un planteo de Monti: cualquier acuerdo sentará precedentes en el manejo de enlaces Windows para incursionar en una nueva generación de software y servicios. Esta exigencia se relaciona, asimismo, con las investigaciones de le CE en torno de Windows XP y la suspensión de apoyo a usuarios de Windows 95, 97 y 98.

Sin duda, las decisiones de Bruselas apuntan más allá del actuado pactado, en 2001, entre Microsoft y la Comisión Federal de Comercio (EE.UU.). Al margen de algunas concesiones, Gates continuó integrando el navegador Internet Explorer a Windows.

Básicamente, Mario Monti –comisionado para Defensa de la Competencia- tiene un argumento clave: los sistemas operativos Windows (Microsoft) corren en 95% de las PC, no sólo en la UE. “Las trabas que la empresa impone a sistemas rivales, especialmente Linux, trasuntan la obsesión de extenderse y aumentar utilidades sin cesar. Pero todo tiene un límite en el mundo”, observaba Monti por la televisión belga.

Las negociaciones se cortaron al tocar “el tema de nuestro futuro comportamiento”, señaló Steve Ballmer, CEO tras quien William Gates mueve los hilos. La CE acusa a la firma de aprovechar abusivamente su hegemonía en sistemas operativos para PC, con el objeto de copar los segmentos de grandes usuarios, audio y video.

La semana próxima –miércoles 24- se difundirá el veredicto final de la CE. Entretanto, Monti también investiga reclamos sobre programas para dispositivos manuales y algunos tipos de celulares. En relación con ese tema y otro, reclama a Microsoft divulgar datos secretos de programación a sus rivales y ofrecer a los fabricantes de PC la opción no instalar Windows Media Player.

“La serie de movidas legales se pone difícil para Gates y parece el famoso tormento chino de los mil cuchillos”, opina Antonio Ursillo, analista especializado de Loomis Sayles & Co., Boston. “Todo esto empieza a cambiar las actitudes del público hacia la compañía. También cuestiona una clave de los negocios actuales: lanzar sistemas o productos cada vez más complejos o avanzados, pero restringiendo la oferta a unos pocos conglomerados”.

Ese factor tiene una explicación pragmática: para imponer dispositivos crecientemente complejos y caros –pero no indispensables-, las empresas deben gastar mucho en publicidad y marketing. Esto beneficia a grupos grandes, diversificados. La política de la CE apunta a este fenómeno de fondo.

Volviendo a la puja CE-Microsoft, su punto más duro es un planteo de Monti: cualquier acuerdo sentará precedentes en el manejo de enlaces Windows para incursionar en una nueva generación de software y servicios. Esta exigencia se relaciona, asimismo, con las investigaciones de le CE en torno de Windows XP y la suspensión de apoyo a usuarios de Windows 95, 97 y 98.

Sin duda, las decisiones de Bruselas apuntan más allá del actuado pactado, en 2001, entre Microsoft y la Comisión Federal de Comercio (EE.UU.). Al margen de algunas concesiones, Gates continuó integrando el navegador Internet Explorer a Windows.

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