Finalmente, Sanofi-Synthélabo compra Aventis
Tras darse vuelta la puja entre Novartis y Sanofi por Aventis, el rival más chico elevó de 46.000 a 50.600 millones (10%) la oferta. Eso previa intervención del gobierno francés, quizá mediante subsidios. ¿Se vienen más fusiones?
Fuentes allegadas a la junta directiva de Aventis revelaron que -tras varias horas de borrascosas reuniones- el domingo ya se había aprobado la propuesta. Ésta representa € 67 por acción e involucra 25% en efectivo y el resto por canje de papeles.
Este súbito cambio, sostienen en París, se debió a que los suizos finalmente no presentaron oferta concreta, hace siete días, tras afirmar estar preparados para iniciar tratativas de fusión. La unión Novartis-Aventis habría creado el segundo grupo farmoquímico del mundo, después del norteamericano Pfizer. Sanofi-Aventis -su nuevo nombre- es ahora el tercero, pues el británico GlaxoSmithKline sigue segundo.
Entre los motivos por los cuales Novartis no se decidió se cuenta la desembozada interferencia del gobierno francés, dispuesto inclusive a subsidiar la compra de Aventis por Sanofi-Synthélabo. Pero, como el grupo es en realidad francoalemán, falta ver cómo reacciona Berlín (inicialmente partidario de Novartis).
El propio primer ministro Jean-Pierre Raffarin le exigió el viernes a Jean-François Dehecq, hoy presidente de Sanofi-Aventis, aumentar la oferta. Eso hace sospechar a observadores británicos y norteamericanos una “media palabra” de subsidiar la operación, pues Sanofi no tiene caja suficiente (al contrario de los suizos). Por otra parte, ese mismo día Nicolas Sarkozy, titular de Hacienda y quizá reemplazante de Raffarin, presionó duramente para apresurar las negociaciones.
Disgustado ante la politización del problema, Igor Landau –ex director gerente de Aventis- resolvió retirarse de la empresa. Increíblemente, se le otorgó una “indemnización” escandalosa (€ 24 millones, más que la obtenida por el ex jefe de Vivendi, Jean-Marie Messier, anulada en 2003). Algunos observadores sospechan que ese monto es, en realidad, el precio del silencio sobre los entretelones del asunto. Pero, este lunes, funcionarios de la Comisión Europea (Bruselas) proyectaban citar a todos los envueltos en el “affaire”.
En 2003, Aventis superaba a Sanofi en ingresos (€ 1.570 millones contra 1.340 millones). Las especialidades estelares del primero son Allegra (antialérgico), Lovenox y Taxotere (oncológicas) y vacunas. LA de Sanofi incluyen Plavix, Ambien y Eloxarin. El problemas, a partir de ahora, es que Dehecq –visto casi como títere de Sarkozy- haga funcionar la nueva empresa (primera en la Unión Europea) tan bien como ha prometido.
Mientras tanto, Daniel Vasella –CEO de Novartis- busca ya otro socio en potencia. Esta farmoquímica continúa siendo mayor que S-A, pero es suiza, o sea exterior a la UE. Tres grupos hasta hace un tiempo “accesibles” se han vuelto demasiado grandes para fagocitar: AstraZeneca (británico), Wyeth y Schering-Plough (norteamericanos). Algunos analistas sospechan que los suizos irán a la caza en los nuevos miembros de la UE.
Fuentes allegadas a la junta directiva de Aventis revelaron que -tras varias horas de borrascosas reuniones- el domingo ya se había aprobado la propuesta. Ésta representa € 67 por acción e involucra 25% en efectivo y el resto por canje de papeles.
Este súbito cambio, sostienen en París, se debió a que los suizos finalmente no presentaron oferta concreta, hace siete días, tras afirmar estar preparados para iniciar tratativas de fusión. La unión Novartis-Aventis habría creado el segundo grupo farmoquímico del mundo, después del norteamericano Pfizer. Sanofi-Aventis -su nuevo nombre- es ahora el tercero, pues el británico GlaxoSmithKline sigue segundo.
Entre los motivos por los cuales Novartis no se decidió se cuenta la desembozada interferencia del gobierno francés, dispuesto inclusive a subsidiar la compra de Aventis por Sanofi-Synthélabo. Pero, como el grupo es en realidad francoalemán, falta ver cómo reacciona Berlín (inicialmente partidario de Novartis).
El propio primer ministro Jean-Pierre Raffarin le exigió el viernes a Jean-François Dehecq, hoy presidente de Sanofi-Aventis, aumentar la oferta. Eso hace sospechar a observadores británicos y norteamericanos una “media palabra” de subsidiar la operación, pues Sanofi no tiene caja suficiente (al contrario de los suizos). Por otra parte, ese mismo día Nicolas Sarkozy, titular de Hacienda y quizá reemplazante de Raffarin, presionó duramente para apresurar las negociaciones.
Disgustado ante la politización del problema, Igor Landau –ex director gerente de Aventis- resolvió retirarse de la empresa. Increíblemente, se le otorgó una “indemnización” escandalosa (€ 24 millones, más que la obtenida por el ex jefe de Vivendi, Jean-Marie Messier, anulada en 2003). Algunos observadores sospechan que ese monto es, en realidad, el precio del silencio sobre los entretelones del asunto. Pero, este lunes, funcionarios de la Comisión Europea (Bruselas) proyectaban citar a todos los envueltos en el “affaire”.
En 2003, Aventis superaba a Sanofi en ingresos (€ 1.570 millones contra 1.340 millones). Las especialidades estelares del primero son Allegra (antialérgico), Lovenox y Taxotere (oncológicas) y vacunas. LA de Sanofi incluyen Plavix, Ambien y Eloxarin. El problemas, a partir de ahora, es que Dehecq –visto casi como títere de Sarkozy- haga funcionar la nueva empresa (primera en la Unión Europea) tan bien como ha prometido.
Mientras tanto, Daniel Vasella –CEO de Novartis- busca ya otro socio en potencia. Esta farmoquímica continúa siendo mayor que S-A, pero es suiza, o sea exterior a la UE. Tres grupos hasta hace un tiempo “accesibles” se han vuelto demasiado grandes para fagocitar: AstraZeneca (británico), Wyeth y Schering-Plough (norteamericanos). Algunos analistas sospechan que los suizos irán a la caza en los nuevos miembros de la UE.
