E.On: los alemanes mejoran 38% la oferta por Endesa

Al cabo de tantas idas y vueltas e superando objeciones de Madrid, Endesa probablemente acepte la última propuesta de adquisición presentada por el gigante alemán. Ello crearía la mayor compañía eléctrica de la Unión Europea.

3 octubre, 2006

Ahora, la oferta alcanza € 37.200 millones, unos US$ 46.900 millones, y sólo depende de que el gobierno español la aprueba, algo que la Comisión Europea estima casi inevitable, salvo que Madrid arriesgue una confrontación con la UE, Alemania y el sector privado de la Eurozona. No obstante, el ejecutivo se tomará un tiempo para resolver. Recién luego Endesa podrá analizar oficialmente la propuesta (en realidad, ya lo ha hecho y está dispuesta a aceptarla).

Por supuesto, sería una derrota para el ala “nacionalizante” del gobierno, que –como su modelo francés o su imitador polaco- pretendía armar con Endesa un conglomerado capaz de neutralizar intentos como el de E.On. También será un triunfo para la CE.

Si finalmente Endesa acepta los € 37.200 millones, se acelerará la “contrafusión” Iberdrola-Unión Fenosa, segunda y tercera eléctricas de la península. Ello creará un grupo que, supone Madrid, será lo bastante sólido como para defenderse de ofertas hostiles extranjeras o hacer propuestas propias fuera de España. Precisamente este argumento es esgrimido por quienes presionar para dar luz verde a E.On.

Esos reacomodos, naturalmente, dejarán expuestas a sociedades locales menos fuertes, tanto en energía como en hidrocarburos (que no son la misma cosa). Por ejemplo, Gas Natural o Energia do Portugal. Debe recordarse que, en algunos sectores, España y Portugal marchan juntos.

La ola de fusiones y adquisiciones se anticipa a la derregulación eléctrica total en la Unión Europea, no sólo en la Eurozona (los doce adherentes a la moneda común). Desde mediados de 2007, en efecto, las compañías de cualquier país podrán operar en los restantes. Hasta el momento, algunos gobiernos han tratado de frustrar alianzas transfronterizas dentro de la región –el caso Endesa fue planteado por E.On en 2005- y lo mismo sucede con hidrocarburos o banca.

En otro plano, los vaivenes de precios petroleros, el avance de la rusa Gazprom y las disputas por el gas entre Rusia y Ucrania han generado temores sobre el abastecimiento en Europa occidental. Por el contrario, conglomerados como E.On o el italiano Enel han acumulado liquidez financiera suficiente para expandirse en Europa oriental y los Balcanes.

En caso de cristalizar la operación hispanogermana, surgirá un grupo cuya capitalización bursátil sumará € 101.200 millones, con ingresos conjuntos por 74.600 millones. En España, Iberdrola quedará en un lejano segundo puesto: respectivamente, € 33.650 y 11.750 millones. Fuera de ese ámbito, Endesa tiene amplia presencia en Latinoamérica vía su holding Enersis. Ahora, falta el sello del gobierno español y eso crea incertidumbre en Bruselas.

Ahora, la oferta alcanza € 37.200 millones, unos US$ 46.900 millones, y sólo depende de que el gobierno español la aprueba, algo que la Comisión Europea estima casi inevitable, salvo que Madrid arriesgue una confrontación con la UE, Alemania y el sector privado de la Eurozona. No obstante, el ejecutivo se tomará un tiempo para resolver. Recién luego Endesa podrá analizar oficialmente la propuesta (en realidad, ya lo ha hecho y está dispuesta a aceptarla).

Por supuesto, sería una derrota para el ala “nacionalizante” del gobierno, que –como su modelo francés o su imitador polaco- pretendía armar con Endesa un conglomerado capaz de neutralizar intentos como el de E.On. También será un triunfo para la CE.

Si finalmente Endesa acepta los € 37.200 millones, se acelerará la “contrafusión” Iberdrola-Unión Fenosa, segunda y tercera eléctricas de la península. Ello creará un grupo que, supone Madrid, será lo bastante sólido como para defenderse de ofertas hostiles extranjeras o hacer propuestas propias fuera de España. Precisamente este argumento es esgrimido por quienes presionar para dar luz verde a E.On.

Esos reacomodos, naturalmente, dejarán expuestas a sociedades locales menos fuertes, tanto en energía como en hidrocarburos (que no son la misma cosa). Por ejemplo, Gas Natural o Energia do Portugal. Debe recordarse que, en algunos sectores, España y Portugal marchan juntos.

La ola de fusiones y adquisiciones se anticipa a la derregulación eléctrica total en la Unión Europea, no sólo en la Eurozona (los doce adherentes a la moneda común). Desde mediados de 2007, en efecto, las compañías de cualquier país podrán operar en los restantes. Hasta el momento, algunos gobiernos han tratado de frustrar alianzas transfronterizas dentro de la región –el caso Endesa fue planteado por E.On en 2005- y lo mismo sucede con hidrocarburos o banca.

En otro plano, los vaivenes de precios petroleros, el avance de la rusa Gazprom y las disputas por el gas entre Rusia y Ucrania han generado temores sobre el abastecimiento en Europa occidental. Por el contrario, conglomerados como E.On o el italiano Enel han acumulado liquidez financiera suficiente para expandirse en Europa oriental y los Balcanes.

En caso de cristalizar la operación hispanogermana, surgirá un grupo cuya capitalización bursátil sumará € 101.200 millones, con ingresos conjuntos por 74.600 millones. En España, Iberdrola quedará en un lejano segundo puesto: respectivamente, € 33.650 y 11.750 millones. Fuera de ese ámbito, Endesa tiene amplia presencia en Latinoamérica vía su holding Enersis. Ahora, falta el sello del gobierno español y eso crea incertidumbre en Bruselas.

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