Desde agosto, Amaranth Advisors sabía que estaba en problemas

En efecto, el New York mercantile exchange (Nynex) le señaló al fondo que sus especulaciones con gas natural corrían serio riesgo. Ahora, se sabe que las pérdidas llegan a US$ 6.000 millones, no los 4.500 millones inicialmente supuestos.

28 septiembre, 2006

Tras esa advertencia, Amaranth redujo su exposición, al menos para cumplir con las normas del Nynex sobre volumen de contratos que una sola firma puede mantener abiertos. “La gente es libre de perder hasta la camisa si no adopta decisiones operativas correctas” sostiene, no sin cinismo, Geoffrey Aronow.

El experto fue jefe de inspectores en la comisión federal de futuros sobre productos primarios (1995/9). A su criterio, la autoridad reguladora supuso que las pérdidas quedarían limitadas a Amaranth y sus clientes, sin desbordarse. No sucedió así.

Al final, al fondo que especulaba en futuros y opciones (derivativos) sobre gas natural se le licuaron casi dos tercios de activos pertenecientes a sus inversores (todos ellos, millonarios). También tuvo pérdidas en transacciones al mostrador. En conjunto, eran operaciones realizadas vía el sistema electrónico del Nynex (Clearport) y el del Intercontinental exchange, manejado por intermediarios.

Meses antes, legisladores federales ya denunciaban que la especulación a término estaba inflando precios de hidrocarburos y derivados. Entre los responsables figuraba Amaranth. Poco después, se propuso extender la autoridad regulatoria a transacciones electrónicas no tan estrechamente supervisadas como las del Nynex.

En los hechos, el gas natural a término alcanzó en diciembre el récord de US$ 15,78 por millón de unidades térmicas británicas. Entre ese nivel y el registrado el 25 de septiembre, el precio cayò 73%, con lo cual se hicieron pedazos las posiciones armadas por Amaranth y otros. Paralelamente, los crudos tejanos cedieron 23% entre el pìso de US$ 78,40 por barril (julio) y los US$ 60 del martes 26.

En medio del desastre, Timothy Geithner (presidente de la Reserva Federal, Nueva York) señaló hace tres días que el banco central debiera ampliar sus facultades supervisoras a firmas que operan con tìtulos y fondos que especular con futuros. “Cada vez influyen más en la red financiera norteamericana”, sostiene el funcionario en una carta a Benjamin Benanke, presidente del sistema de Reserva Federal.

Tras esa advertencia, Amaranth redujo su exposición, al menos para cumplir con las normas del Nynex sobre volumen de contratos que una sola firma puede mantener abiertos. “La gente es libre de perder hasta la camisa si no adopta decisiones operativas correctas” sostiene, no sin cinismo, Geoffrey Aronow.

El experto fue jefe de inspectores en la comisión federal de futuros sobre productos primarios (1995/9). A su criterio, la autoridad reguladora supuso que las pérdidas quedarían limitadas a Amaranth y sus clientes, sin desbordarse. No sucedió así.

Al final, al fondo que especulaba en futuros y opciones (derivativos) sobre gas natural se le licuaron casi dos tercios de activos pertenecientes a sus inversores (todos ellos, millonarios). También tuvo pérdidas en transacciones al mostrador. En conjunto, eran operaciones realizadas vía el sistema electrónico del Nynex (Clearport) y el del Intercontinental exchange, manejado por intermediarios.

Meses antes, legisladores federales ya denunciaban que la especulación a término estaba inflando precios de hidrocarburos y derivados. Entre los responsables figuraba Amaranth. Poco después, se propuso extender la autoridad regulatoria a transacciones electrónicas no tan estrechamente supervisadas como las del Nynex.

En los hechos, el gas natural a término alcanzó en diciembre el récord de US$ 15,78 por millón de unidades térmicas británicas. Entre ese nivel y el registrado el 25 de septiembre, el precio cayò 73%, con lo cual se hicieron pedazos las posiciones armadas por Amaranth y otros. Paralelamente, los crudos tejanos cedieron 23% entre el pìso de US$ 78,40 por barril (julio) y los US$ 60 del martes 26.

En medio del desastre, Timothy Geithner (presidente de la Reserva Federal, Nueva York) señaló hace tres días que el banco central debiera ampliar sus facultades supervisoras a firmas que operan con tìtulos y fondos que especular con futuros. “Cada vez influyen más en la red financiera norteamericana”, sostiene el funcionario en una carta a Benjamin Benanke, presidente del sistema de Reserva Federal.

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