Caso Exxel: Argentina nunca fue Suiza

“El paisaje posterior a la crisis argentina de 1999/2002 muestra los restos del Grupo Exxel, otrora el fondo inversor privado más grande de Latinoamérica. Pero quien lo construyera, Juan Navarro, conserva el optimismo”.

1 noviembre, 2003

Así empieza un artículo firmado por Anthony Smith, el viernes 31 en el “New York Times”, a partir de una entrevista con Navarro. “En 1992, empezamos con US$ 46 millones y llegamos a competir con cualquier en el mundo durante el lapso de expansión. Tenemos 300 millones aún por invertir y muy pocos rivales, con excelentes precios y oportunidades. Entonces, esperamos, miramos y escuchamos”.

No obstante, Exxel maneja hoy apenas un puñado de las 74 compañías que controlaba. La mayoría fue a liquidación, están en manos de acreedores o se han vendido. Los ingresos, tras rozar US$ 3.900 millones a mediados de los 90, quizá sean de 255 millones este año. Algunos competidores y ex financiantes de Navarro afirman que el efectivo restante ha sido congelado y los inversores estiman demasiado riesgoso su estilo de negocios agresivo y un poco extravagante.

Muchos coinciden, empero, en que habrá verdaderas ocasiones a medida como el país se repone del peor derrumbe económico sufrido en su historia. Al estar aún aislado de los mercados de capital, merced al cese de pagos (fin de 2001), la emisión de deuda privada (bonos) es una de las escasas fuentes financieras asequibles. Además, los propios argentinos han acumulado en el exterior más de US$ 100.000 millones en ahorros y colocaciones.

Síntomas positivos hay. Por ejemplo, el Grupo Wethein acaba de comprarle a France Télécom, por US$ 125 millones, 48% de Telecom Argentina. En tanto, los bancos Comafi y Macro han tomado la red local de Scotiabank y el magnate Francisco Narváez se prepara a pujar con Wal.Mart, Casino (Francia) y Cencosud (Chile) por el controla de Disco, cadena de supermercados de Royal Ahold.

Ya en 2002, el gigante Petrobrás abría camino al comprar los activos petroleros del grupo Pérez Companc. Otra brasileña, Companhia de Bebidas das Américas (AmBev), se quedó con Quilmes Industrial, una líder cervecera local. Hace muy poco, América Móvil, telefónica celular del potentado mexicano Carlos Slim Helú adquiría una opción por el control de CTI, mientras Grupo Bimbo (también azteca) compraba –por apenas cinco millones- 30% de Fargo, una industria panadera antes propiedad de Exxel.

Una larga historia de ciclos cortos y riesgos inherentes explica que no hubiese compras apalancadas (o sea, cofinanciadas emitiendo deuda de las compañías adquiridas) en Argentina ni casi toda la región. Hasta que apareció Navarro.

Nacido en Uruguay, trabajó el Citicorp, donde se hizo de contactos que le sirvieron para crear Exxel en 1991. Tras el éxito de sus dos primeros fondos (US$ 200 millones, recaudados con asistencia de Oppenheimer & Co.), Navarro no tuvo problemas para obtener apoyo de inversores como Aetna o el fondo jubilatorio de General Motors para la primera compra apalancada en Latinoamérica: Supermercados Norte, por US$ 400 millones. La mitad se financió con deuda.

Más tarde, Exxel revendió la cadena (a Carrefour) y ganó más de US$ 600 millones netos. Esto lo convirtió en un héroe y acentuó su proyección mediática, algo casi normal en la dirigencia argentina de 1989 a 1999.

Las vacas flacas empezarían en 1998, con dos compras: el correo privado OCA y una firma que, entre otras cosas, explotaba comercios libres de tasas aduaneras en los aeropuertos. Ahí entró en juego el Exxel V (US$ 850 millones), entonces el mayor fondo reunido en un país latinoamericano.

Ambas operaciones provocaron el rechazo de la opinión pública, porque se daba por hecho que eran activos controlados por Alfredo Yabrán, un turbio empresario asociado al asesinato de un fotógrafo y, luego, muerto en circunstancias poco claras. Además, ninguno de esos negocios fue rentable.

Pero Navarro insiste en que sus emprendimientos fueron víctimas de “una tormenta perfecta: deflación, depresión, cese de pagos y crisis sociopolítica. Los mayores bancos extranjeros en Argentina, entre ellos Citigroup y FleetBoston, debieron descargar US$ 10.000 millones de sus balances”.

Algunos expertos en materia de fondos, por el contrario, culpan a Navarro y otros por “su tendencia a pagar precios altísimos cuando ya era obvio que Argentina entraba en recesión (1996 en adelante)”. Así subraya Alfredo Irigoin, de JP Morgan Partners. Junto con Domingo Cavallo, su usina de ideas y muchos analistas “pensaron que el país había superado la ciclotimia y convergía con el mundo industrial. Durante los 90, mucha gente creía que Argentina era Suiza”. Nunca lo fue.

Así empieza un artículo firmado por Anthony Smith, el viernes 31 en el “New York Times”, a partir de una entrevista con Navarro. “En 1992, empezamos con US$ 46 millones y llegamos a competir con cualquier en el mundo durante el lapso de expansión. Tenemos 300 millones aún por invertir y muy pocos rivales, con excelentes precios y oportunidades. Entonces, esperamos, miramos y escuchamos”.

No obstante, Exxel maneja hoy apenas un puñado de las 74 compañías que controlaba. La mayoría fue a liquidación, están en manos de acreedores o se han vendido. Los ingresos, tras rozar US$ 3.900 millones a mediados de los 90, quizá sean de 255 millones este año. Algunos competidores y ex financiantes de Navarro afirman que el efectivo restante ha sido congelado y los inversores estiman demasiado riesgoso su estilo de negocios agresivo y un poco extravagante.

Muchos coinciden, empero, en que habrá verdaderas ocasiones a medida como el país se repone del peor derrumbe económico sufrido en su historia. Al estar aún aislado de los mercados de capital, merced al cese de pagos (fin de 2001), la emisión de deuda privada (bonos) es una de las escasas fuentes financieras asequibles. Además, los propios argentinos han acumulado en el exterior más de US$ 100.000 millones en ahorros y colocaciones.

Síntomas positivos hay. Por ejemplo, el Grupo Wethein acaba de comprarle a France Télécom, por US$ 125 millones, 48% de Telecom Argentina. En tanto, los bancos Comafi y Macro han tomado la red local de Scotiabank y el magnate Francisco Narváez se prepara a pujar con Wal.Mart, Casino (Francia) y Cencosud (Chile) por el controla de Disco, cadena de supermercados de Royal Ahold.

Ya en 2002, el gigante Petrobrás abría camino al comprar los activos petroleros del grupo Pérez Companc. Otra brasileña, Companhia de Bebidas das Américas (AmBev), se quedó con Quilmes Industrial, una líder cervecera local. Hace muy poco, América Móvil, telefónica celular del potentado mexicano Carlos Slim Helú adquiría una opción por el control de CTI, mientras Grupo Bimbo (también azteca) compraba –por apenas cinco millones- 30% de Fargo, una industria panadera antes propiedad de Exxel.

Una larga historia de ciclos cortos y riesgos inherentes explica que no hubiese compras apalancadas (o sea, cofinanciadas emitiendo deuda de las compañías adquiridas) en Argentina ni casi toda la región. Hasta que apareció Navarro.

Nacido en Uruguay, trabajó el Citicorp, donde se hizo de contactos que le sirvieron para crear Exxel en 1991. Tras el éxito de sus dos primeros fondos (US$ 200 millones, recaudados con asistencia de Oppenheimer & Co.), Navarro no tuvo problemas para obtener apoyo de inversores como Aetna o el fondo jubilatorio de General Motors para la primera compra apalancada en Latinoamérica: Supermercados Norte, por US$ 400 millones. La mitad se financió con deuda.

Más tarde, Exxel revendió la cadena (a Carrefour) y ganó más de US$ 600 millones netos. Esto lo convirtió en un héroe y acentuó su proyección mediática, algo casi normal en la dirigencia argentina de 1989 a 1999.

Las vacas flacas empezarían en 1998, con dos compras: el correo privado OCA y una firma que, entre otras cosas, explotaba comercios libres de tasas aduaneras en los aeropuertos. Ahí entró en juego el Exxel V (US$ 850 millones), entonces el mayor fondo reunido en un país latinoamericano.

Ambas operaciones provocaron el rechazo de la opinión pública, porque se daba por hecho que eran activos controlados por Alfredo Yabrán, un turbio empresario asociado al asesinato de un fotógrafo y, luego, muerto en circunstancias poco claras. Además, ninguno de esos negocios fue rentable.

Pero Navarro insiste en que sus emprendimientos fueron víctimas de “una tormenta perfecta: deflación, depresión, cese de pagos y crisis sociopolítica. Los mayores bancos extranjeros en Argentina, entre ellos Citigroup y FleetBoston, debieron descargar US$ 10.000 millones de sus balances”.

Algunos expertos en materia de fondos, por el contrario, culpan a Navarro y otros por “su tendencia a pagar precios altísimos cuando ya era obvio que Argentina entraba en recesión (1996 en adelante)”. Así subraya Alfredo Irigoin, de JP Morgan Partners. Junto con Domingo Cavallo, su usina de ideas y muchos analistas “pensaron que el país había superado la ciclotimia y convergía con el mundo industrial. Durante los 90, mucha gente creía que Argentina era Suiza”. Nunca lo fue.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades