Carlyle Group se lanza sobre Advanced Semiconductor Engineering

Uno de los grandes fondos que especulan con compras apalancadas ofrece US$ 5.700 millones por ASE. Se trata del mayor empacador mundial de semiconductores para computación y telefonía móvil, el negocio del momento.

27 noviembre, 2006

Carlyle trata directamente con el presidente de ASE, Jason Chang, que controla 18,4% del paquete. La empresa está radicada en Taiwán. La propuesta implica 9,9% de prima sobre la cotización bursátil del viernes en Taipei. No obstante, aún no se habían formalizado los términos de la oferta.

Este fondo ya había adquirido participación en otro negocio de microprocesadores. En septiembre, integraba un consorcio que tomó Freescale Semiconductor por US$ 17.600 millones, la mayor operación jamás efectuada en materia de tecnología informática. La que está hoy en marcha enciende luces rojas, porque Silicon Valley no ve con buenos ojos que su sector sea invadido por firmas como Carlyle. De paso, ésta maneja un fuerte “lobby” y le vende armas complejas –no siempre efectivas- al Pentágono.

El incentivo para esas operaciones es claro: este año, se estima que las ventas globales de “chips” suban 9,4% respecto de 2005. Así señala la Semiconductor Industry Association. Al mismo tiempo, la aparición del sistema operativo Windows vista tiende a mejorar las ya brillantes perspectivas del negocio.

Por ejemplo, el precio al contado de un producto referencial, los paquetes de 512 megavatios de memoria, ha crecido 62% en el año hasta fin de octubre. Esto indica la misma entidad, cuyos analistas temen que “la avidez de esos fondos por ganancias rápidas deteriore la actividad”. ASE empaca semiprocesadores en plástico o cerámica y les agrega conexiones, a fin de integrarse a computadoras, consolas de juegos, celulares y otros dispositivos de uso final.

La empresa, virtual feudo de su presidente –lo cual impide un debate interno en serio-, confirmó este fin de semana la propuesta y, detalle sugestivo, la participación de Chang en el eventual grupo adquirente. El directivo ya aceptó la oferta, pero aún no la ha consultado con otros accionistas. Esto también es relativo: el vicepresidente y segundo accionista es Richard Chang, hermano de Jason y cofundador de ASE. Goldman Sachs Group, gestor habitual de compras apalancadas –la nueva burbuja financiera-, asesora a Carlyle en los trámites (como si hiciera falta).

En cuanto va del año, ha habido US$ 57.000 millones en compras apalancadas a través del área Asia-Pacífico. Según cifras de la agencia Bloomberg’s, ese monto triplica el de 2005. Con notable ingenuidad, el instituto de investigaciones de mercado Daiwa (Hongkong) supone que transacciones como las de Carlyle estimularán el interés inversor entre los fabricantes regionales de “chips”.

Carlyle trata directamente con el presidente de ASE, Jason Chang, que controla 18,4% del paquete. La empresa está radicada en Taiwán. La propuesta implica 9,9% de prima sobre la cotización bursátil del viernes en Taipei. No obstante, aún no se habían formalizado los términos de la oferta.

Este fondo ya había adquirido participación en otro negocio de microprocesadores. En septiembre, integraba un consorcio que tomó Freescale Semiconductor por US$ 17.600 millones, la mayor operación jamás efectuada en materia de tecnología informática. La que está hoy en marcha enciende luces rojas, porque Silicon Valley no ve con buenos ojos que su sector sea invadido por firmas como Carlyle. De paso, ésta maneja un fuerte “lobby” y le vende armas complejas –no siempre efectivas- al Pentágono.

El incentivo para esas operaciones es claro: este año, se estima que las ventas globales de “chips” suban 9,4% respecto de 2005. Así señala la Semiconductor Industry Association. Al mismo tiempo, la aparición del sistema operativo Windows vista tiende a mejorar las ya brillantes perspectivas del negocio.

Por ejemplo, el precio al contado de un producto referencial, los paquetes de 512 megavatios de memoria, ha crecido 62% en el año hasta fin de octubre. Esto indica la misma entidad, cuyos analistas temen que “la avidez de esos fondos por ganancias rápidas deteriore la actividad”. ASE empaca semiprocesadores en plástico o cerámica y les agrega conexiones, a fin de integrarse a computadoras, consolas de juegos, celulares y otros dispositivos de uso final.

La empresa, virtual feudo de su presidente –lo cual impide un debate interno en serio-, confirmó este fin de semana la propuesta y, detalle sugestivo, la participación de Chang en el eventual grupo adquirente. El directivo ya aceptó la oferta, pero aún no la ha consultado con otros accionistas. Esto también es relativo: el vicepresidente y segundo accionista es Richard Chang, hermano de Jason y cofundador de ASE. Goldman Sachs Group, gestor habitual de compras apalancadas –la nueva burbuja financiera-, asesora a Carlyle en los trámites (como si hiciera falta).

En cuanto va del año, ha habido US$ 57.000 millones en compras apalancadas a través del área Asia-Pacífico. Según cifras de la agencia Bloomberg’s, ese monto triplica el de 2005. Con notable ingenuidad, el instituto de investigaciones de mercado Daiwa (Hongkong) supone que transacciones como las de Carlyle estimularán el interés inversor entre los fabricantes regionales de “chips”.

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