Ahora se financian compras apalancadas con bonos chatarra

Bancos por cuenta de Kohlberg Kravis Roberts y Texas Pacific group vendieron US$ 7.500 millones en títulos, para cubrir la adquisición de la eléctrica Energy Future, antes llamada TXU. Es la mayor transacción con bonos basura en 18 años.

29 octubre, 2007

En cierto, esto marca la decadencia de las compras apalancadas y sus promotores, los fondos de capital extrabursátil. Resulta un contrasentido que, hoy, se apele a malvender papeles de mala calidad para solventar este tipo de operaciones. Basado, originalmente, en emitir deuda de la firma adquirida para financiar su restructuración y revenderla al mejor postor.

Esta venta presupone rindes de hasta 11,63% anual, casi tres veces las tasas largas del mercado. Sólo la supera los US$8.500 millones reunidos por KKR para financiar la compra por US$ 31.300 millones de RJR Nabisco, en 1989. Pero esos dólares valían 40% más en euros que los actuales.

Ávidos de hacer dinero pese a la crisis financiera global, Goldman Sachs y Morgan Stanley apuestan a bonos chatarra como vehículos, en lugar de paquetes titulizados y con malas hipotecas dentro. Pero el objeto es salvar de algún modo el negocio de las compras apalancadas: sólo en julio-septiembre, más de cincuenta transacciones fueron pospuestas o replanteadas. A tal punto que varios economistas serios cuestionan un mecanismo que sólo beneficia a fondos especulativos e intermediarios financieros.

En cierto, esto marca la decadencia de las compras apalancadas y sus promotores, los fondos de capital extrabursátil. Resulta un contrasentido que, hoy, se apele a malvender papeles de mala calidad para solventar este tipo de operaciones. Basado, originalmente, en emitir deuda de la firma adquirida para financiar su restructuración y revenderla al mejor postor.

Esta venta presupone rindes de hasta 11,63% anual, casi tres veces las tasas largas del mercado. Sólo la supera los US$8.500 millones reunidos por KKR para financiar la compra por US$ 31.300 millones de RJR Nabisco, en 1989. Pero esos dólares valían 40% más en euros que los actuales.

Ávidos de hacer dinero pese a la crisis financiera global, Goldman Sachs y Morgan Stanley apuestan a bonos chatarra como vehículos, en lugar de paquetes titulizados y con malas hipotecas dentro. Pero el objeto es salvar de algún modo el negocio de las compras apalancadas: sólo en julio-septiembre, más de cincuenta transacciones fueron pospuestas o replanteadas. A tal punto que varios economistas serios cuestionan un mecanismo que sólo beneficia a fondos especulativos e intermediarios financieros.

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