<p>Por una parte, dos portaaviones acaban de llegar a aguas libias y, junto con otras naves, están a tiro de la costa oeste. A criterio de algunos analistas geopolíticos, empero, no es imposible que cristalice una partición en dos (extremo occidental) y Cirenaica, en el este. Pero las vacilaciones del consejo de seguridad –reflejo de disensos internos sobre cómo desembarazarse de Ghadafi- arriesgan una división en tres, con el enorme sur tribal como fiel de la balanza.<br />
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En verdad, el gobierno provisional de Bengazi (Berenice) controla desde la frontera egipcia hasta Misurata. Su rival conserva puntos alrededor de Trípoli y algunas tribus del sudoeste, más Sirte, reducto en la costa central de la tribu Ghadafa, a la cual pertenece el coronel. Al parecer, al miércoles, el gobierno de Cirenaica –según italianos, franceses y norteamericanos- tiene en su poder más o menos 75% de Libia y su petróleo.<br />
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Varias veces el raís ha dicho que morirá como un mártir y no dejará el país. Por su parte, expertos militares en Berlín, París y Londres estiman que el régimen retiene diez a doce mil soldados regulares, más las brigadas civiles y los mercenarios. En cuanto a una huida de la familia, con o sin su cabeza, sería hacia países como Sudán o Zimbabwe, aunque sólo el primero tiene límites con Libia. Escapar por el litoral norte es imposible: la sexta flota lo aguarda. Salvo las tribus Ghadafa y Mgraha, las demás ya no le responden al coronel.<br />
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En otras palabras, no existe quien le garantice a la familia un “retiro” tan seguro como el de Hosni Mubarak en Sharm el-Sheikh. En la fase actual, por otro lado, hay ya aviones de rescate franceses, tunecinos, británicos y alemanes en Bengazi o aeródromos de Tripolitania. El martes, Italia denunció un pacto con Libia que vedaba el empleo directo o indirecto de efectivos militares en la zona.<br />
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Más que una resistencia prolongada, Occidente, Rusia y algunos países árabes temen un vacío de poder si el régimen entra en súbito colapso. El consejo nacional (Cirenaica) afirma estar preparado para esa emergencia, pero exhibe divisiones intestinas. Dos de sus miembros –Abdel Yunís al-Obeidí, Mustafá Jalil- fueron figuras del “ghadaffismo” y el potencial mando unificado puede ser Abdel Salam Dyallud, ex mano derecha del coronel. Naturalmente, el comandante Michael Mullen, los “activistas” de la CIA y el Foreign Office susurran que al-Qaeda podría aprovechar el caos. Pocos toman esto en serio.</p>
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¿Va Libia rumbo a una segmentación de facto?
Expertos anglosajones vislumbran un país dividido en dos o tres, si Muammar Ghadafi sigue resistiendo en Trípoli y aledaños. Pero, con 150.000 refugiados en el oeste, es difícil que Estados Unidos tolere la situación. Y la sexta flota avanza.