Un comité senatorial rechazó el envío de más tropas a Irak

Un pálido mensaje al país, tratando de minimizar los efectos de la guerra, no le sirvió de mucho a George W.Bush. Una mayoría bipartidaria (doce a nueve votos) rechazó el refuerzo de 21.500 efectivos en Bagdad. Ahora, el asunto va a la cámara.

24 enero, 2007

La comisión senatorial de relaciones exteriores puso negro sobre blanco dos de los máximos temores del grupo ultraconservador que rodea a Bush y es manejado por el vicepresidente Richard Cheney. Vale decir, una oposición de plano al “plan B” y un frente bipartidario capaz de cristalizarla sobre tablas, pero a la escaso diferencia en bancas favorable a los demócratas.

La resolución aprobada por doce a nueve, en comisión expresa claro y contundente rechazo a la nueva fase de la política bélica en la Mesopotamia. Esto es un cachetazo: un día antes, el presidente perdía más tiempo. Pero su propio comandante de campo, el general Daniel Petraeus, se manifestada pesimista por la suerte del conficto.

Esta votación no obliga al poder ejecutivo, pero es una severa intimación a reflexionar. La semana próxima el asunto pasa al plenario senatorial. Un nuevo rechazo pondrá las cosas a las puertas de la cámara baja. Si la tensión entre la Casa Blanca y el capitolio se agravase, pronto surgirían iniciativas para bloquearles fondos al plan de Bush.

Por otra parte, el sesgo catastrófico que toman las cosas en Bagdad afetna la moral de las tropas norteamericanas. Semejante clima hará inútil el envío de más fuerzas. Si, con más de 135.000 en batalla, la violencia no cede, 20.000 más o menos no harán diferencia.

La comisión senatorial de relaciones exteriores puso negro sobre blanco dos de los máximos temores del grupo ultraconservador que rodea a Bush y es manejado por el vicepresidente Richard Cheney. Vale decir, una oposición de plano al “plan B” y un frente bipartidario capaz de cristalizarla sobre tablas, pero a la escaso diferencia en bancas favorable a los demócratas.

La resolución aprobada por doce a nueve, en comisión expresa claro y contundente rechazo a la nueva fase de la política bélica en la Mesopotamia. Esto es un cachetazo: un día antes, el presidente perdía más tiempo. Pero su propio comandante de campo, el general Daniel Petraeus, se manifestada pesimista por la suerte del conficto.

Esta votación no obliga al poder ejecutivo, pero es una severa intimación a reflexionar. La semana próxima el asunto pasa al plenario senatorial. Un nuevo rechazo pondrá las cosas a las puertas de la cámara baja. Si la tensión entre la Casa Blanca y el capitolio se agravase, pronto surgirían iniciativas para bloquearles fondos al plan de Bush.

Por otra parte, el sesgo catastrófico que toman las cosas en Bagdad afetna la moral de las tropas norteamericanas. Semejante clima hará inútil el envío de más fuerzas. Si, con más de 135.000 en batalla, la violencia no cede, 20.000 más o menos no harán diferencia.

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