<p>En segundo término, este admirador de Washington pregunta “¿qué utilidad tiene un debate colectivo que pone contra la pared a EE.UU.? Tampoco han funcionado los intentos norteamericanos, unilaterales, de influir sobre otros actores ya antes del encuentro”. En tercer lugar, con Francia aprestándose para asumir, prematuramente, la conducción del G-20 (sin parar mientes en economías emergentes mucho más grandes), “surge un gobierno visceralmente proclive al intervencionismo estatal e irritante para EE.UU.<br />
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Este análisis pesimista de posibilidades y probabilidades, afirma el-Erián (hombre de Wall Street y amigo de Nouriel Roubini), debiera alarmar en Washington y otras capitales. Ambos analistas piden “intensificar la diplomacia económica internacional y generar planteos comunes en el escenario post Seúl”. Pero el director ejecutivo de PimCo deja fuera al eje formado por China, Brasil, Rusia, India y otros emergentes nada sensibles a los argumentos de EE.UU. Por fin, subsiste una contradicción de fondo: la idea corriente de estabilidad financiera se opone a la generación de empleo, especialmente en economías en desarrollo. <br />
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<p>Las tres veredictos salieron el mismo día (14 de noviembre) en primera página y reflejan a un medio liberal (NYT), uno monetarista (FT) y uno afín al Tea party republicano (WSJ). En cuanto al megaoperador de fondos, sostiene que “la cumbre de Gyeongju fue una desilusión por esos tres motivos y un cuarto: la falta de coordinación política, no exclusiva de Obama”.<br />
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En verdad, “no surgieron o se postergaron un año medidas tendientes a asegurar vías seguras de expansión con estabilidad financiera y recreación del empleo. Pero lo peor es un creciente vacío de liderazgo en el centro mismo del sistema mundial”, apunta este graduado de Harvard y añade: “el foco ahora se desplaza a un futuro incierto”. <br />
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En primer lugar, “¿será este fracaso un catalizador y llevará a debates serios y no cumbres pour la galerie o los medios? ¿O ha iniciado la licuación del grupo de los 20? Después de todo, estos encuentros han tratado con cierto éxito de eludir una depresión estilo años 30 pero global. En cambio, fallan en lograr una recuperación sostenida en occidente”. <br />
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Los titulares de aquellos tres periódicos le sirven a el-Erián para formular un diagnóstico de cariz sistémico. Primero, “la cumbre disimuló bajo un pobre documento final una amplia gama de desavenencias y acusaciones mutuas. Esto puede ser contraproducente. Después de todo, es difícil para China, Alemania y Estados Unidos, etc., compromisos arduos de digerir puertas adentro”. <br />
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