El dirigente radical porteño y ex ministro de Raúl Alfonsín y de Fernando de la Rúa, Rodolfo Terragno, defendió la actividad minera en la región de Cuyo. Cuestionó la postura de Mendoza, a su entender, basada en una “reacción exagerada por el miedo”.
El ex jefe de Gabinete estuvo en San Juan, en donde presentó su libro “Desarrollo y Ecología” que trata de poner en foco las necesidades de Argentina: el desarrollo económico y la protección del medio ambiente.
En diálogo con MDZ, se refirió a sus cuestionamientos hacia Mendoza por su postura reactiva ante la actividad minera.
Para Terragno, “el fundamentalismo ecológico, muchas veces sin fundamento,mete miedo en la población. Si a la gente de un pueblo se le dice que una papelera va crear malformaciones y envenenar el agua, el pueblo se alza para impedir que se instale la papelera”, manifestó.
En referencia a sus declaraciones a Diario de Cuyo en donde expresó que en nuestra provincia “hay una reacción exagerada por el miedo”, Terragno aclaró ante MDZ que “los mendocinos no son distintos a los ciudadanos de otras provincias a quienes el ecologismo extremo les mete miedo. El pánico puede darse en cualquier lugar y provocar una fuerte presión popular sobre las autoridades. Por eso le puse el ejemplo de la papelera, que no tiene nada que ver con la megaminería y dio origen, no solo a la clausura de un puente internacional por un año, sino que llevó a varias provincias a prohibir la fabricación de papel. Otro ejemplo es el voto popular contra el oro en Esquel”, sostuvo.
En cuanto a una de las mayores controversias surgidas dentro del debate minero – el control ambiental y el papel del Estado como contralor de la actividad minera – el ex legislador indicó que se debe hacer partícipe a Universidades nacionales (áreas de nivología, recursos naturales, salud entre otras); CONICET ( Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas); Asociaciones de trabajadores mineros, y ONG´s dedicadas a la transparencia en las políticas púbicas y el desarrollo de actividades para evitar el desmanejo y la “corrupción”.
Además, el dirigente radical insistió en que “el miedo colectivo opera como una fuerte presión sobre los gobernantes, que a menudo prohíben una actividad (como ocurrió con las fabricación de papel), al menos hasta que se demuestre fehacientemente que el miedo era infundado. Las prohibiciones pueden impedir o demorar el desarrollo, pero la culpa recae en aquellos que sembraron miedo y crearon así condiciones sociales que hacen políticamente imposible poner una papelera, sacar oro, producir alimentos genéticamente modificados, extraer petróleo, construir presas hidroeléctricas o tantas otras cosas sin las cuales no hay desarrollo económico ni social”, finalizó.
