viernes, 22 de noviembre de 2024

Temas en la agenda de la reunión Macri-Temer

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El optimismo dice que mejorará la alianza renovada, que se impulsará el comercio mutuo y que todos los vínculos mutuos saldrán de la zona de congelamiento en que están. Hay expectativas favorables, pero no escasea el escepticismo.
 

Este jueves, 7 de febrero, se producirá el esperado encuentro entre Mauricio Macri y Michel Temer, los mandatarios de ambos países. La idea es trabajar más unidos y en conjunto, algo que no será nada fácil.

En buena parte de la vida independiente de la Argentina y Brasil, las metas y objetivos de cada país, fueron divergentes. La supremacía en el sur del continente era lo que estaba en juego. Tan recientemente como en los años 80, en ambas estrategias militares estaba al tope el conflicto armado con el vecino.

El crecimiento fue dispar. Hasta la década de los años 60, las cifras argentinas igualaban o superaban a las brasileñas. Hoy, el escenario es totalmente distinto.

Brasil tiene cinco veces más población que su vecino, su PBI también es cuatro veces superior. Pero el PBI per capita es más favorable a los argentinos.

La desigualdad complica la unidad de acción. El tamaño de uno insinúa que el otro sea meramente seguidor. Vocación que no existe en la región del Plata.

Después de la experiencia conjunta en el Mercosur, que lleva tres décadas y media, se rescata lo positivo, se advierte que el acuerdo está aletargado y con algunas complicaciones. Para despegar nuevamente hace falta la coincidencia entre los dos socios principales.

El elemento a favor es que ambos partidos en el poder, están a favor de la apertura comercial en serio. Eso puede significar una nueva realidad.

¿Por qué esta vez hay más posibilidades de acuerdo que en el pasado cercano?

Como diría Borges, “no nos une el amor, sino el espanto”. Ambas economías están en serios problemas. La de Brasil retrocedió en 3,3% el año pasado, y la de Argentina lo hizo en 1,8%.

Con la recesión brasileña, que usualmente compra la sexta parte de las exportaciones argentinas, se complicó el escenario para la Casa Rosada. Una caída de 1% en la economía de Brasil, se traduce en otra de 0,7% en la Argentina.

El nuevo gobierno argentino eliminó los controles sobre divisas, terminó con la publicación de estadísticas falsas, y logró normalizar la situación con los acreedores externos para retornar a los mercados de capitales internacionales. Por su parte Brasil se ha comprometido a congelar por 20 años el gasto del gobierno para reducir y normalizar el enorme déficit presupuestario.

Por primera vez en décadas, ambos gobiernos sintonizan en la misma onda, y pretenden resucitar el Mercosur, aumentar la cooperación en materia nuclear y luchar en forma conjunta contra la corrupción y el crimen organizado.

Ambos mandatarios sopesan riesgos y oportunidades. La irrupción de Donald Trump en el escenario geopolítico global, puede modificar la dinámica comercial con terceros países. Japón dice estar interesado en un acuerdo especial con el Mercosur. La Unión Europea amenaza cerrar de una vez el acuerdo comercial entre ambos bloques, que lleva años en estudio. Pero en el estado actual de la UE, parece muy difícil de lograr en el corto plazo.

Dentro del mismo Mercosur, no todo serán rosas. Los industriales argentinos temen un aluvión de importaciones baratas y subsidiadas, provenientes de la industria brasileña. La industria en ambos países, protegida por altos aranceles contra terceros países, ha perdido competitividad.

 

 

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