<p>No obstante, la mecánica parece inmutable desde marzo. Arranca los viernes de ira (no ya de oración, como lo prescribe el “domingo”•islámico) en ciudades y pueblos, para desbordar durante las jornadas siguientes en un conflicto religioso. Día a día, sunníes de todas las edades recorren las mezquitas y salen a las calles.<br />
<br />
Puntualmente, las fuerzas del régimen alawí reprimen con creciente crueldad esas manifestaciones y ni siquiera respetan los templos. Pero la toma de conciencia sunnita ha empezado a pesar en ciudades como Dara’a, Homs, Hama, Latakia, Alepo y la protagonista de una nueva fase, Dyisr al-Shuggur, extremo noroeste de Siria.<br />
<br />
Convergen en ese lugar tres factores. Primero, la cercana frontera turca por donde hasta el martes han huido ya unos 6.000 refugiados. Segundo, las dificultades que encuentra la IV brigada de tanques y blindados (la comanda Maher al-Assad) para recobrar una ciudad de apenas 50.000 habitantes.<br />
El tercer factor opera como marco: es el enfrentamiento entre la mayoría sunní y la minoría alawí, forma extrema de shiísmo. Si esta secta no incluyese a los Assad y su élite, le sería muy difícil prolongar el dominio del país.<br />
<br />
Siria cuenta con unos veinte millones de habitantes en 190.000 km2. Los sunníes representan 76% de la población. Superan por mucho a alawíes (11%), cristianos (10%) y drusos (3%). Pero, por supuesto, los alawíes controlan los mandos militares superiores, la administración pública y el aparato represivo, servicios secretos inclusive.<br />
<br />
Pese a las masacres de sunníes, la Liga Árabe mantiene un escandaloso silencio que sólo Turquía (musulmana pero no árabe) ha roto con críticas a Damasco y asistencia a los refugiados. Esta dicotomía tiene una explicación nada ética: Saudiarabia, puntal de la Liga, ayuda al gobierno sunní de Bahrein para reprimir a la mayoría shií. En otro plano, el vasto campo de refugiados en territorio turco ha superado a Líbano como caja de resonancia para la creciente oposición siria.</p>
<p> </p>
Siria: una guerra civil entre alawíes y sunníes
Hasta hace poco, los Assad vía Bashar y su hermano Maher- controlaban el ejército mediante una cúpula alawita, esto es shiíta. Pero, ahora, la crisis implica mandos medios, soldadesca y policías que se descubren sunníes, como la mayoría de la población.