jueves, 26 de diciembre de 2024

Sin duda, China pesa en la geopolítica de Sudamérica

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Antes un feudo de Washington, la región se vuelve hacia Beijing, mientras Barack Obama recorre la zona asiática. Sudamérica también se aleja de Europa occidental. Un caso basta: Perú exportará cobre a Shanghai y la mina la abrió Chinalco a un costo de US$ 2.200 millones.

<p>En el primer semestre de 2009, China se convirti&oacute; en el mayor mercado para exportaciones brasile&ntilde;as. En mayo, el presidente Luiz In&aacute;cio de Silva (Lula) y su colega Hu Jintao firmaban un acuerdo por el cual el banco de desarrollo chino (BDCh) y Sinopec, una petrolera, prestar&aacute;n a la estatal Petr&oacute;leos Brasileiros (Petrobr&aacute;s) US$ 10.000 millones. Ser&aacute; a cambio de hasta 200.000 diarios de crudos durante diez a&ntilde;os, a precio actual, provenientes de las enormes reservas frente al litoral sudoriental.<br />
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Entretanto, compa&ntilde;&iacute;as chinas compraban &aacute;reas petroleras en Ecuador y Venezuela. Hace tres meses, National Petroleum Corp. y Chinese Natioal Offshore Oil Co. (CNOOC) formularon una oferta conjunta de US$ 17.000 millones por 84% de YPF.<br />
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No importa que Occidente sea todav&iacute;a el mayor socio comercial. Eso oculta que arriban a la regi&oacute;n nuevos actores geopol&iacute;ticos y econ&oacute;micos. Su llegada refleja de dos factores. Uno es la declinaci&oacute;n de EE.UU. como potencia global, tras un instante de predominio absoluto entre el derrumbe sovi&eacute;tico y mediados de esta d&eacute;cada. Al desaparecer una cara de la moneda (la guerra fr&iacute;a), se licu&oacute; la otra. Los centros de poder se desplazaban hacia el Pac&iacute;fico. Mientras, bajo el poco afortunado George W.Bush &ndash;un ultraconservador que deshizo la obra de otro, Ronald Reagan-, Estados Unidos se desentend&iacute;a de Latinoam&eacute;rica en aras de una &ldquo;guerra internacional contra el terrorismo&rdquo;. <br />
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Segundo factor: muchos pa&iacute;ses de la zona, salvo algunos incondicionales &ndash;como los &ldquo;<em>offshore</em>&rdquo; del Caribe angl&oacute;fono-, recobran autonom&iacute;a de decisi&oacute;n. Sea porque han alcanzado relativa estabilidad econ&oacute;mica, sea porque tienen gobiernos de orientaci&oacute;n socialdem&oacute;crata. Ambas cosas valen para un Brasil que, bajo Lula, es hoy una potencia regional que limita al propio EE.UU.<br />
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&iquest;La diversificaci&oacute;n econ&oacute;mica consolidar&aacute; esos realineamientos geopol&iacute;ticos? Tanto los republicanos como Hillary Rodham Clinton suelen sostener que China, Rusia e Ir&aacute;n &ldquo;avanzan en forma inquietante sobre Latinoam&eacute;rica. Hasta ahora, Barack Obama parece disentir con su secretaria de Estado. En suma, un grupo encabezado por Brasil &ndash;pero sin M&eacute;xico, Chile ni Per&uacute;-, ven los avances chinos como oportunidades. Ellos, m&aacute;s Argentina, Sud&aacute;frica e India plantean una amplia alianza sur-sur, aunque algunos miembros est&eacute;n en el norte de la l&iacute;nea ecuatorial. En general, presionan por cambios en un orden econ&oacute;mico mundial que estiman anacr&oacute;nico. <br />
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Los contactos a trav&eacute;s del Pac&iacute;fico no son novedad. Empezando por el env&iacute;o as costas americanas en el siglo XIV de una gigantesca flota china (la mayor del mundo, entonces). Despu&eacute;s, entre 1560 y 1815, galeones espa&ntilde;oles viajaban cada a&ntilde;o entre Acapulco, Panam&aacute;, el Callao y Manila, luego Shanghai. Cargaban metales preciosos y diversas mercanc&iacute;as para volver con sedas, especias y porcelanas, muy buscadas por las clases coloniales acomodadas de M&eacute;xico o Per&uacute;.<br />
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Mucho despu&eacute;s, desde los a&ntilde;os 70 del siglo XX, Jap&oacute;n es relevante socio comercial e inversor en dos de las tres Am&eacute;ricas. En el medio, siglo XVII, flotas protestantes &ndash;inglesas, holandesas- expulsaban a espa&ntilde;oles y portugueses cat&oacute;licos de los mercados chino y nip&oacute;n (el &uacute;ltimo reducto a&uacute;n lleva nombre latino, Formosa). Pero la velocidad y escala del avance chino actual son absolutamente in&eacute;ditas.</p>
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