<p>La puja geopolítica pasa al hemisferio sur en esta fase. Amén de los emprendimientos brasileños, Gran Bretaña pretende usar las Malvinas como pivotes para sus desmedidas pretensiones en el mismo sector circumpolar que reivindican Argentina (desde 1947) y Chile. Londres y Buenos Aires van más lejos y desconocen el propio tratado antártico internacional.</p>
<p>Ya no reinan aquellas siete hermanas, como durante las crisis petroleras de 1973/5 y 1979/81. Hoy son tres y han sido suplantadas, en el tope y salvo Exxon Mobil, por Gazprom, Rosñeft, SinoPec, PetroChina y quizá Petrobrás. Vale decir, compañías estatales que, según apóstoles globalizadores estilo Kenichi Ohmae, no debieran existir. Ahora, Brasil –con 37.000 millones de barriles en total- va en vías en suplantar a Nigeria como décima potencia petrolera. Entretanto, los crudos tocaban un pico de US$ 142,50 en julio para replegarse a 110 al empezar septiembre.</p>
<p>Originalmente, eran siete estrellas de capital privado: Royal Dutch/Shell (angloholandesa), Anglo-Persian Oil (ahora British Petroleum), Standard Oil California (Esso), Standard Oil New Jersey, Standard Oil New York (ambas hoy Exxon Mobil), Texaco y Gulf, fusionadas en Chevron-Texaco. En el proceso, ArabianAmerican (Armco) fue nacionalizada por Saudiarabia.</p>
<p>También cambian los liderazgos. Por ejemplo, el mayor exportador de hidrocarburos no es Saudiarabia, como dice el mito, sino la Comunidad de Estados Independientes (Rusia y otros). Ahora, surgen Brasil, Malvinas y el Ártico pero no en el corto plazo. Riyadh maneja, todavía, la Organización de Países Exportadores Petroleros (Opep), donde no militan Moscú ni Brasilia. Por ende, las nuevas “hermanas” son estatales: Gazprom, Rosñeft (rusas), PetroChina y SinoPec (chinas).</p>
<p>El monopolio moscovita es hoy la primera extractora mundial de gas natural y factura anualmente más de U$S 90.000 millones (aunque quizás empiece a tener problemas de reservas). Por su parte, Rosñeft no es otra cosa que la ex Yukos, confiscada por Vladyímir Putin al magnate Míjail Jodorkovsky, todavía en Siberia. PetroChina es la mayor firma de ese país y, aunque estatal, incluye accionistas privados, en especial Berkshire Hathaway (o sea, Warren Buffett).</p>
<p>El perfil mundial del sector, casi al fin de la primera década del siglo XXI, revela -verbigracia- que la Opep pesa menos. En otro plano, los crudos tejanos han pasado ya tres veces los US$ 140 el barril y no se sabe qué puede suceder en mediano plazo. Cuando pasaron 107, en dólares constantes –deflacionados-, quebraron el máximo de hacía 28 años.</p>
<p>Pero, por vez primera en esta larga onda alcista (iniciada en 2004), parece que las utilidades de las petroleras privadas ya no siguen subiendo junto con los precios. En el primer trimestre, Exxon Mobil dio ganancias por US$ 9.000 millones, es decir 10% menos que un año antes. Motivos: menor rentabilidad de refinados, declive de volúmenes y crecientes costos de explotación.</p>
<p>Por cierto, la producción total de hidrocarburos tiende a estancarse en unos 85.000.000 de barriles diarios, contra una demanda de 87 millones. Según la Organización pro Cooperación para Desarrollo Económico (club ortodoxo muy poco interesado en justificar su nombre), entre 1999 y 2008 China habrá absorbido 5,04% más crudos y derivados, margen que el resto de Asia oriental-meridional reduce a +3,36%. Levante demandará +2,51%, África subsahariana apenas +1%, Latinoamérica +1,5% y América anglosajona +4,26%. El resto del mundo se habrá mantenido neutro.</p>
Sigue ampliándose mapa petrolero: Brasil, Ãrtico, Antártico, etc.
Los eventuales 30.000 millones de barriles que promete Tupí-Carioca, frente a las costas brasileñas, son un golpe a la vieja geografía petrolera. También pueden serlo el sudeste de Brasil, noroeste de Malvinas, el Ártico ruso y el Antártico.