Severos planteos uruguayos contra funcionarios argentinos en La Haya

El gobierno de Tabaré Vázquez se endurece vía una presentación ante el tribunal internacional. Responsabiliza personalmente al presidente Néstor Kirchner, el canciller Jorge Taiana y otros por los cortes de puentes. Argumentos no le faltan.

18 diciembre, 2006

“Resulta por lo menos irónico que Buenos Aires no pueda controlar a los piqueteros en calles, rutas ni puentes”, señalaban este fin de semana dos medios orientales. En realidad, reproducían opiniones privadas del canciller uruguayo, Reinaldo Gárgano.

Argentina “no sólo transgrede leyes internacionales, sino que intenta imponer por coacción las razones que no le dan los tribunales ni los organismos multilaterales”. Es la primera vez, desde los tiempos del primer peronismo, que Uruguay se expresa en ese tono acerca de Argentina. En verdad, las 270 carillas del documento son tan duras que preocupan a Brasil y España.

Por supuesto, peligra la mediación de Juan Carlos I, solicitada por Buenos Aires (no por ambos) y comprometida ya por las reticencias de Vázquez a autorizar la mudanza de Ence a Punta Pereira. En este aspecto, pareciera que Montevideo estuviese operando para los fineses de Botnia, a quienes les puso una custodia militar poco seria.

El gobierno oriental procura que la corte internacional obligue a la Argentina a despejar los accesos que cruzan el río fronterizo. Los uruguayos tienen un excelente argumento: no existen razones valederas que vinculen la oposición a las pasteras, el bloqueo de puentes y los excesos entrerrianos. Por otra parte, Argentina llega derrotada a medias, justamente porque Uruguay hace una presentación formal, contra lo supuesto por Taiana.

Montevideo ahora exige “medidas concretas para que se terminen los cortes”. Está persuadido de que el gobierno de Buenos Aires “tiene responsabilidad por que ocurre y debe asumirla. Entre otras cosas, por haber subscripto los tratados que avalan el funcionamiento de esa corte”. Dicho de otra manera, Kirchner deberá abandonar su ambivalencia o, de lo contrario, hacer saltar un fusible, Taiana . También peligra la posición del gobernador Jorge Busti, cuyas movidas en la cuestión son poco claras.

Uruguay recuerda que, en meses pasados, elevó seis notas pidiendo el cese de los cortes, que la propia opinión pública argentina rechaza, inclusive en Entre Ríos. Las respuestas del gobierno Kirchner fueron “ignorar o bien rechazar las demandas”. Buenos Aires “no adoptó medida alguna y transmite la impresión de que tampoco lo hará en el futuro. Eso llevará a la pérdida de empleos y cientos de millones de dólares con aquiescencia y complicidad argentina”.

“Resulta por lo menos irónico que Buenos Aires no pueda controlar a los piqueteros en calles, rutas ni puentes”, señalaban este fin de semana dos medios orientales. En realidad, reproducían opiniones privadas del canciller uruguayo, Reinaldo Gárgano.

Argentina “no sólo transgrede leyes internacionales, sino que intenta imponer por coacción las razones que no le dan los tribunales ni los organismos multilaterales”. Es la primera vez, desde los tiempos del primer peronismo, que Uruguay se expresa en ese tono acerca de Argentina. En verdad, las 270 carillas del documento son tan duras que preocupan a Brasil y España.

Por supuesto, peligra la mediación de Juan Carlos I, solicitada por Buenos Aires (no por ambos) y comprometida ya por las reticencias de Vázquez a autorizar la mudanza de Ence a Punta Pereira. En este aspecto, pareciera que Montevideo estuviese operando para los fineses de Botnia, a quienes les puso una custodia militar poco seria.

El gobierno oriental procura que la corte internacional obligue a la Argentina a despejar los accesos que cruzan el río fronterizo. Los uruguayos tienen un excelente argumento: no existen razones valederas que vinculen la oposición a las pasteras, el bloqueo de puentes y los excesos entrerrianos. Por otra parte, Argentina llega derrotada a medias, justamente porque Uruguay hace una presentación formal, contra lo supuesto por Taiana.

Montevideo ahora exige “medidas concretas para que se terminen los cortes”. Está persuadido de que el gobierno de Buenos Aires “tiene responsabilidad por que ocurre y debe asumirla. Entre otras cosas, por haber subscripto los tratados que avalan el funcionamiento de esa corte”. Dicho de otra manera, Kirchner deberá abandonar su ambivalencia o, de lo contrario, hacer saltar un fusible, Taiana . También peligra la posición del gobernador Jorge Busti, cuyas movidas en la cuestión son poco claras.

Uruguay recuerda que, en meses pasados, elevó seis notas pidiendo el cese de los cortes, que la propia opinión pública argentina rechaza, inclusive en Entre Ríos. Las respuestas del gobierno Kirchner fueron “ignorar o bien rechazar las demandas”. Buenos Aires “no adoptó medida alguna y transmite la impresión de que tampoco lo hará en el futuro. Eso llevará a la pérdida de empleos y cientos de millones de dólares con aquiescencia y complicidad argentina”.

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