En este contexto, Martín Calveira, investigador del IAE, elaboró algunas conclusiones al respecto.
Para el economista, investigador del IAE Business School, escuela de negocios de la Universidad Austral y uno de los autores del Informe Económico Mensual (IEM) de la misma escuela de negocios, hay que destacar:
- El consumo es una de las variables que se ajustan rápidamente ante la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos, principalmente de los asalariados. Los ajustes de salarios que recuperan el poder de comprar o intentan hacerlo, se realizan con menos frecuencia que los ajustes de precios. En efecto, la inflación siempre corre por encima de los salarios al observar datos de alta frecuencia.
- Si bien el último relevamiento del INDEC sobre la dinámica salarial correspondiente a febrero 2022, informa que el total de salarios creció 52,3% respecto al mismo mes de 2021, es una variación heterogénea dado que integra al sector registrado y no registrado. Mientras que el sector formal presentó una recuperación interanual de 55,3%, el sector informal tuvo una recuperación menor, en torno al 40%.
- Si bien la inflación minorista correspondiente a ese mismo período también fue 52,3%, una parte de los asalariados se sitúan en la informalidad, se estima un 35%, sufrieron una pérdida de poder adquisitivo lo cual afectó el consumo de la canasta básica.
- Si se observa el aumento de los precios de consumo masivo en los que se pueden encontrar los alimentos y bebidas, y la vestimenta, el deterioro del poder adquisitivo y, en definitiva, la capacidad de consumo de los hogares, es mayor. Mientras que el precio de los alimentos en febrero 2022 registró un crecimiento de 55,8%, la vestimenta y calzado fue 67,2%.
- En períodos de aceleración inflacionaria, el poder adquisitivo de los salarios se ajusta notoriamente. Los costos sociales se materializan en la contracción del consumo y menor cantidad de personas que no acceden a la canasta de alimentos. Este es un factor determinante para la evaluación de la política de estabilización económica futura.
- Al notar el costo de la canasta básica total (alimentos y bienes y servicios no alimentarios) relevada por el INDEC, en febrero 2022 se observó un aumento mensual de 6,6%, acumulando 10% en lo transcurrido del año. Al comparar la canasta de básica de consumo con los salarios totales, la pérdida real de los ingresos del trabajo durante el primer bimestre del año fue casi 3%, es decir, un ajuste sobre el poder de consumo de los asalariados.
- Ante la permanencia de esos diferenciales, se producen deterioros dinámicos en la estructura social. Se torna sustancial que la gestión económica implemente un programa de estabilización a los efectos de introducir elementos relacionados a la minimización de los efectos contractivos sobre los ingresos de los asalariados. Esto es, una política de ingresos estable y coordinada con la política fiscal y monetaria. No solo a los efectos de evitar otra escalada negativa de redistribución de la riqueza, sino como un elemento de reactivación del consumo y de la demanda agregada.