“¿Cuál es el problema básico?”, se pregunta. “En suma, las instituciones financieras tienen una gran masa de títulos cuyo valor es muy dudoso e implica amplias pérdidas. También las hay potencialmente vía activo asegurados vía pases de créditos en cese de pagos y otros contratos derivados que se negocian en forma poco transparente. En este febril clima de desconfianza e iliquidez, los instrumentos macroeconómicos convencionales no funcionan. Tampoco bastan –aunque sean esenciales- inyecciones de fondos vía bancos centrales”. Según el directo gerente del Fondo, existen cinco conjuntos de acciones.
<p> </p>
<p>Primero, “como han concluido algunos gobiernos, la escasa fe pública torna inevitable garantías explícitas sobre las obligaciones del sistema. Esto significa no sólo depósitos minoristas, sino además interbancarios y en mercado monetario, de manera que se reanuden actividades en esos segmentos claves. Por supuesto, esas medidas serán temporarias e incluirán salvaguardias contra la toma de riesgos que las garantías implican, en particular estrecha supervisión.” </p>
<p>Segundo, expone Strauss-Kahn, “el estado debe tomar activos en problemas y forzar el reconocimiento de pérdidas. Estas compras han de ser transparentes y a precios de mercado justos. Si se inflan, los bancos inevitablemente deberán evitar que recaigan sobre los contribuyentes. En el caso de Estados Unidos, habrán de emitir títulos y entregarlos al estado, para diluir pasivos en un mayor número de accionistas. Pero, si se difieren las pérdidas, impedirán que afluyan a los bancos fondos frescos”. </p>
<p>Tercero, “en el presente entorno hay escasez de capitales privados. Ergo, reconocer quebrantos tal vez no sea suficiente para atraerlos. Una estrategia que funcionó en pasada crisis era igualar subscripciones de fondos privados y capital estatal, que presupone una ‘prueba de mercado’ para el uso de dineros públicos”. Cuarto, “urge un alto grado de cooperación internacional. Lamentablemente –reprocha al funcionario-, han estado tomándose medidas cifradas en intereses nacionales. No se ha hecho lo bastante para evitar una puja que sólo exacerba problemas de otros. Si un país ofrece garantías generales creíbles (verbigracia, Irlanda), los inversores abandonarán a quienes (Gran Bretaña, por ejemplo) no lo hagan. Si los esquemas pro compra de activos son muy distintos entre sí, se elegirá al adquirente más generoso. Mirando más allá de esta crisis, queda claro que la comunidad internacional debe ir cerrando agujeros en la arquitectura mundial de regulación, que ha permitido a los bancos restar importancia al capital y concentrarse sólo en los riesgos. </p>
<p>Quinto, a criterio de Strauss-Kahn, se hace evidente que los mercados emergentes son o serán afectados por las turbulencias, pese a fortalezas básicas o marcos de política monetaria. “Es necesaria alguna forma de financiamiento amplio y rápido, si esos países llegasen a paralizarse por repentina falta de capitales o, pero, si se desploman sus sistemas financieros. Nadie puede dudar de que Fondo esté preparado para desplegar velozmente procedimientos de emergencia o flexibilidad para aumentar acceso a programa de financiamiento, basado en determinadas prioridades”. </p>
Se busca una solución urgente, admite el director gerente del Fondo
Dominique Strauss-Kahn ha sacado un artículo en un medio tan poco amigo del FMI como el Financial Times. Y lo firma. En síntesis, es una exhortación una salida común a la serie de crisis que sacude los mayores mercados desde agosto de 2007.