<p>En un urgente mensaje, el mandatario propuso este jueves “una refundación de la Eurozona, con mayor disciplina fiscal. Es preciso –añadió- esbozar medidas conjuntas, frenar la crisis de endeudamiento soberano y asegurar un futuro para el euro. Si la zona o hasta la UE no cambian rápidamente, el mundo continuará adelante sin moneda común”. Resulta llamativo que Tolón sea la ciudad donde, en 2008, Sarkozy condenó el sistema financiero occidental, tachándolo de capitalismo salvaje.<br />
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Tres años después, “en otra coyuntura extrema debemos volver a lo esencial: Francia y Alemania han de apoyar un nuevo tratado”. A criterio del presidente, “nuestra meta es un verdadero gobierno económico regional”. En este punto, Sarkozy se juega dos cartas bravas: esa propuesta y los comicios presidenciales en mayo. En realidad, son dos caras de la misma moneda.<br />
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En rigor, Merkel viene de seis clamorosos fracasos electorales en el curso del año y ello no le impide promover cambios en los tratados fundacionales. En su caso, trata de replantear la UE, no sólo la Eurozona. Pero, mientras ella sigue aferrada al esquema actual, Sarkozy –más lógico- estima necesario convertir al Banco Central Europeo justamente en eso: un emisor tipo Reserva Federal.<br />
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Por cierto, la reunión del lunes anticipará la enésima cumbre de la UE, jueves 8 y viernes 9. No extraña, pues, que Mario Draghi (flamante director gerente del BCE) haya definido como “crítica” la semana próxima. Como el mandatario francés, Draghi y su tocayo Monti –primer ministro italiano- se pronuncian por un pacto fiscal y monetario. Este viernes, ante el Europarlamento (Estrasburgo), el jefe del BCE lo calificó como “baluarte de la unión cambiaria”. Al respecto, el alto funcionario no excluye “una modificación de los instrumentos originarios de la UE.</p>
<p>Enfático, Sarkozy sostuvo que “la Eurozona y la UE no son opciones, sino necesidades agudizadas por la crisis de endeudamiento soberano”. A su vez, ésta deriva de la crisis sistémica (2008/09) y su génesis: “una globalización sin otras reglas que las de los mercado especulativos. El perverso crecimiento del sector financiero creó inconcebibles pasivos e impuso la hegemonía del cortoplacismo”.<br />
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Tras el presidente, este viernes la canciller teutona expondrá ante el Bundestag (parlamento federal) sus ideas para superar la eurocrisis. Mientras, Gran Bretaña y Grecia sufren paros generales sin parangón en la ya larga posguerra. Por su parte, Sarkozy afirmó que “ningún estado de la Eurozona será declarado en cese de pagos. Lo hecho por Grecia es irrepetible”.<br />
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Estas expresiones revelan que la región afronta un dilema casi explícito: seguir unida o dividirse. Nacido tras la Segunda guerra mundial, empero, el concepto “Estados Unidos de Europa” nunca llegó a cristalizar. Hoy parece finalmente próximo, si bien no en lo político ni en lo social. Resulta casi imposible imaginar que alemanes, franceses, italianos, españoles y, mucho menos, británicos–, junto a las restantes veintidós nacionalidades, olviden sus seculares historias.<br />
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En ese contexto, la cumbre de la semana próxima debiera fijar el rumbo por decenios en Europa al oeste de Rusia. Pero también habrá de definir la suerte de economías periféricas. Tanto las castigadas por la actual eurocrisis (Grecia, Portugal, Irlanda) como las inviables (Malta, Rumania, Bulgaria) o las aún fuera de la UE (Croacia, Macedonia, Montenegro, Albania, la rica Noruega). De un modo u otro, pocos escapan a los problemas creados el 20 de octubre de 2009. Ese día, el entonces ministro griego de Hacienda, Yioryios Papaconstantinu declaraba a su país en colapso.<br />
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A partir de ese golpe, el euro no volvió a ser el mismo. Pasó el tiempo y, ahora, el finés Olli Rehn (comisario económico de la UE) dictamina:”tenemos apenas ocho días, desde este viernes, para salvar la moneda común en su forma actual. Pero, en realidad, lo que se juega es el destino de la UE”.<br />
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Al principio, los rescates periféricos parecían factibles. Sus deudas soberanas iban “sólo” de € 150.000 a 330.000 millones. No obstante, aparecieron Italia (tercera economía de la UE, € 1,9 billones de deuda) y España (cuarta). Luego Alemania misma tuvo que conformarse con recaudar € 3.900 millones en bonos a dos y diez años. Berlín precisaba € 6.000 millones.<br />
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Una alternativa sistémica sería que los gobiernos de la Eurozona delegaran autoridad y facultades para salir de apuros. Naturalmente, la crítica ortodoxa teme que eso lleve a un “súperestado”. Sin expresarlo de ese modo, Alemania y Francia optan por profundizar la unión en lugar de romperla. “La salida existe, pero exige audacia: se llama EE.UU. de Europa”, sostiene Laurence Parisot, de la federación empresaria francesa. También deberán olvidarse las tres agencias calificadoras que operan para ciertos bancos anglosajones y holandeses (y no hablar de Luxemburgo y otros “offshore” dentro de la UE.</p>
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Sarkozy-Merkel:¿pacto para refundar el euro?
Este próximo lunes, el presidente Nicolas Sarkozy se encontrará en Tolón con la canciller Angela Merkel. El francés quiere sustraer la Eurozona o quizá la Unión Europea de una encrucijada difícil de resolver en poco tiempo: seguir unida o partirse.