<p>Sea como fuere, el ataque se perpetró contra dos sedes del aparato de seguridad oficial. Como sospechan en Turquía, Líbano e Israel, hasta pudo haber sido haber sido un estallido de violencia intestina. Según el gobierno, dos coches bombas golpearon el centro general de los servicios y una agencia de la misma red. <br />
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Ambas instalaciones se hallan en el barrio Kfar Susá, cerca de la ciudad universitaria, el ministerio de Interior y la Gran Mezquita de Damasco. Según otra versión, se trataría de una guerra entre espías saudíes aliados a Occidente y gente de los Asad (alawíes, una forma extrema de shiismo). <br />
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En realidad –creen en Washington-, no parece que al-Qa’eda esté involucrada. El colectivo es sunní y Siria tiene acuerdos con el shiismo ortodoxo (Irán, Hezbol’lá). Mientras, en domingo y lunes, la represión costó 60 muertos y suma 5.300 bajas. Paralelamente, se eleva a más de 11.000 cantidad de militares desertores vía Turquía, Jordania y Líbano.</p>
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Sangriento atentado de origen incierto en Siria
A primera vista, fue un ataque tipo kamikaze y el gobierno de Bashar al-Asad se lo endilgó al capítulo local de al-Qaeda. Por el contrario, los opositores acusan al régimen y su inteligencia, que maneja un hermano del presidente vitalicio.