Rusia podría intervenir en Irak junto con los aliados

“Participaremos si la ONU adopta resoluciones para organizar una fuerza internacional”, reiteró ayer desde Moscú Vladyímir Putin. Pero no adhiere a la propuesta de Silvio Berlusconi y José María Aznar: darle el mando a Estados Unidos.

1 septiembre, 2003

El ataque contra la mezquita shií de Najraf y la muerte del máximo líder religioso iraquí han puesto en aprietos a Washington. Con Londres sumido en su propia crisis y casi nadie tomando en serio a Italia o España, Francia y Alemania creen que ha llegado el momento de replantear la posguerra.

En cuanto a Rusia, el vicepresidente Richard Cheney y sus amigos temen que, entre otras cosas, planee un embate contra Halliburton y otras petroleras privilegiadas por el Pentágono. “Existen las condiciones para una intervención directa de la ONU. De lo contrario, pueden desencadenarse una guerra civil y una religiosa”. Eso teme el general norteamericano Anthony Zinni.

Tanto el Pentágono como sus equivalentes en Europa estiman en alrededor de 100.000 los efectivos de refuerzo necesarios. En este momento, las tropas ocupantes –sin contar las que están en Kuweit- suman algo más de 164.500: 140.000 de Estados Unidos, 12.000 de Gran Bretaña y 12.500 de otros 19 países. Hay también 32.000 soldados iraquíes, mayormente kurdos.

Con 160.000 efectivos en Irak y Kuweit, Washington está gastando más de US$ 5.000 millones mensuales (inclusive obras de todo tipo). El creciente déficit fiscal y el endeudamiento exigen que, en caso de una fuerza internacional, se compartan costos. Por lo menos, la diferencia entre el actual contingente norteamericano –más kurdos- y los 124.500 adicionales (tropas no estadounidenses en el terrero y refuerzos).

En lo tocante al “enemigo”, circulan varias estimaciones en Occidente. Las de fuente británica incluyen el frente fedayín al-Awda (“el retorno”; de Saddam, claro), el Frente Sunní (Dyaish Mohámmed) y el Frente de Resistencia Nacional. Los tres grupos se componen de ex soldados, ex policías, grupos de inteligencia y milicianos. Pero sólo el primero apoya al régimen caído.

También operan tres grupos shiíes: Brigada Badr, Resistencia Iraquí Shií y al-Dawa. En este sector hay tanto pro como antiiraníes, iraníes y sirios encubiertos, más Hezbollá. Finalmente, al-Qa’eda y sus aliados, con fuerte apoyo financiero de potentados saudíes controlan el Comando Supremo Mudyaheddín y al-Ansar al.Islami (área kurda).

El ataque contra la mezquita shií de Najraf y la muerte del máximo líder religioso iraquí han puesto en aprietos a Washington. Con Londres sumido en su propia crisis y casi nadie tomando en serio a Italia o España, Francia y Alemania creen que ha llegado el momento de replantear la posguerra.

En cuanto a Rusia, el vicepresidente Richard Cheney y sus amigos temen que, entre otras cosas, planee un embate contra Halliburton y otras petroleras privilegiadas por el Pentágono. “Existen las condiciones para una intervención directa de la ONU. De lo contrario, pueden desencadenarse una guerra civil y una religiosa”. Eso teme el general norteamericano Anthony Zinni.

Tanto el Pentágono como sus equivalentes en Europa estiman en alrededor de 100.000 los efectivos de refuerzo necesarios. En este momento, las tropas ocupantes –sin contar las que están en Kuweit- suman algo más de 164.500: 140.000 de Estados Unidos, 12.000 de Gran Bretaña y 12.500 de otros 19 países. Hay también 32.000 soldados iraquíes, mayormente kurdos.

Con 160.000 efectivos en Irak y Kuweit, Washington está gastando más de US$ 5.000 millones mensuales (inclusive obras de todo tipo). El creciente déficit fiscal y el endeudamiento exigen que, en caso de una fuerza internacional, se compartan costos. Por lo menos, la diferencia entre el actual contingente norteamericano –más kurdos- y los 124.500 adicionales (tropas no estadounidenses en el terrero y refuerzos).

En lo tocante al “enemigo”, circulan varias estimaciones en Occidente. Las de fuente británica incluyen el frente fedayín al-Awda (“el retorno”; de Saddam, claro), el Frente Sunní (Dyaish Mohámmed) y el Frente de Resistencia Nacional. Los tres grupos se componen de ex soldados, ex policías, grupos de inteligencia y milicianos. Pero sólo el primero apoya al régimen caído.

También operan tres grupos shiíes: Brigada Badr, Resistencia Iraquí Shií y al-Dawa. En este sector hay tanto pro como antiiraníes, iraníes y sirios encubiertos, más Hezbollá. Finalmente, al-Qa’eda y sus aliados, con fuerte apoyo financiero de potentados saudíes controlan el Comando Supremo Mudyaheddín y al-Ansar al.Islami (área kurda).

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