<p>En un clima casi teatral, pero poco convincente, la patética Organización Mundial de Comercio aceptó que siete países se encargasen de reanimar la ronda Doha. Un detalle basta para ilustrarlo: el emirato ismaelita de Qatar le pidió a la OMC dejar de usar su capital para aludir a un fracaso de tantos años.</p>
<p>A minutos de revelarse el curioso intento de salvataje, Argentina, Turquía, Taiwán, Suiza, Indonesia, Sudáfrica y Egipto salieron a protestar por “este gesto elitista”, sostuvo El Cairo. Razones tenían, en particular porque el heterogéneo grupo incluye tres campeones –UE, EE.UU., Japón- de los mismos subsidios agrícolas que hundieron la ronda.</p>
<p>El improvisado septeto sesionó por cuenta propia y sin avisar, siquiera, al presidente de la OMC, el francés Pascal Lamy. No hacía falta: cuando era comisario de la UE, fue un defensor de subsidios más duro que su reemplazante, el británico Peter Mandelson. En cuanto a la norteamericana Susan Schwab, fue puesta por el titular anterior, Robert Zoellick, hoy presidente del Banco Mundial.</p>
<p>La segunda reunión privada de los siete, en efecto, contó con la participación de Lamy. Tienen hasta este sábado para decidir si seguir adelante o, de lo contrario, convocar a los 35 asistentes a la malhadada conferencia ginebrina. “Nada de esto servirá. El ciclo de Doha se cierra”, afirmó Reinhold Stefanes, ministro brasileño de agricultura.</p>
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Ronda Doha: siete paladines armados intentarán resucitarla
Tres economías centrales (Unión Europea, Estados Unidos, Japón), tres emergentes China, India, Brasil- y una aliada de Washington, Australia, se autodesignaron para una breve, heroica e ingrata misión.