Menos complaciente que Cristina Fernández Kirchner –que finalmente nombró al piadoso Mario Cafiero-, Nicola Sarkozy se toma tiempo. La vacancia se produjo al morir Bernard Kessedjian, un armenio étnico, poco antes de una visita presidencial a Roma.
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<p> El primer candidato fue Jean Kuhn-Delforge, rechazado a causa de su “perfil personal” que, en verdad, se parece al de muchos purpurados, salvo que éstos no conviven públicamente con sus parejas. Salvo, entre otros, el recién beatificado John Henry Newman (1800/90). </p>
<p> Luego, el segundo elegido por París fue Denis Tillinac, un módico escritor, católico ferviente pero divorciado y casado en segundas nupcias. Esas cosas sólo pueden hacerse con un carísimo permiso vaticano. Resultado: el papa Ratzinger –un ortodoxo algo anacrónico- viajó recientemente a Francia acompañado por Pierre Cochard, secretario de la legación que atiende en el palacio Bonaparte. </p>
<p> El nombre no alude a Napoleón I, sino a su sobrino, Napoleón III, que defendió a Roma de la ocupación italiana entre 1861 y 1870. En cuanto a lo de “hija mayor de la Iglesia”, es un viejo título confirmado por Benedicto XIII al aliarse con Felipe IV para despojar y quemar templarios a principios del siglo XIV. </p>
Roces diplomáticos entre la madre y su hija mayor
Hace casi un año que la embajada francesa en el Vaticano está vacante. Primero, a la hija mayor de la Iglesia le bocharon un diplomático homosexual que vive con su pareja. Ahora, rebota un escritor divorciado y vuelto a casar.