En diciembre de 2018, el intercambio comercial de bienes alcanzó un superávit mayor a US$ 1.300 millones, el más alto desde 2014. El importante saldo positivo fue consecuencia de un aumento de 15,4% i.a. en las exportaciones (con un avance de casi 20% i.a. en cantidades), sumado a una contracción de las importaciones de 27,1% i.a. Con un final de año impensado meses atrás, tiene sentido repasar cómo fue la dinámica del comercio exterior en los últimos meses para saber qué nos esperará en 2019, advierte el informe de la consultora Ecolatina.
Primer trimestre
A comienzos de 2018, parecía que sería un año similar a 2017: una economía en marcha con un dólar atrasado como uno de sus pilares centrales, lo que impulsaba al consumo y, en consecuencia, a las importaciones. Por su parte, resultado de un Brasil en recuperación pero un mundo inmerso en guerras comerciales, las exportaciones tenían menores perspectivas, aunque positivas. En este marco, el déficit récord de 2017 parecía que se profundizaría en 2018 y el primer trimestre convalidó las proyecciones: pese a que las ventas externas treparon 14% i.a., las compras saltaron 21% i.a. y el rojo comercial de bienes se duplicó, al pasar de US$ 1.200 millones en el período enero-marzo de 2017 a US$ 2.400 millones en igual período del año pasado.
Segundo trimestre
Sin embargo, en el segundo trimestre las perspectivas cambiaron completamente. Por un lado, el salto cambiario, la aceleración inflacionaria y la consecuente pérdida de poder adquisitivo golpearon a las perspectivas de las importaciones. Por el otro, la sequía, inesperada unos meses atrás, atacó a las proyecciones exportadoras. No obstante, dado que el primer punto opera con rezagos (su impacto comenzó a sentirse al cierre del segundo trimestre) y que el segundo se suplió con suba de precios (+11%) más la compra a Paraguay de porotos de soja y su exportación procesada, los cambios tardarían en observarse. En este marco, las ventas al exterior se mantuvieron prácticamente inalteradas en el período –aunque las cantidades cayeron 10% i.a .– a la par que las compras treparon 6% i.a. Como resultado, el rojo comercial pasó de US$ 1.500 millones en el segundo cuarto de 2017 a US$ 2.500 millones el año pasado.
Tercer trimestre
Durante el tercer trimestre, confluyeron diversos factores que golpearon a las exportaciones y a las importaciones. Por el lado de las primeras, la incertidumbre electoral de Brasil y un nuevo trimestre de alta incidencia de la cosecha gruesa provocaron una caída del 1,5% i.a. Asimismo, aunque el tipo de cambio se ubicaba en niveles competitivos, su volatilidad y heterogéneas perspectivas de sostenibilidad impidieron que los envíos externos despegaran. Por su parte, las importaciones sí se vieron afectadas por el dólar más caro y la menor actividad, de modo que cayeron 6% en la comparación interanual. Como resultado, el déficit comercial se redujo en casi USS 1.000 millones, al pasar de USS 2.500 millones en el tercer trimestre de 2017 a US$ 1.600 millones en 2018. Asimismo, en septiembre se logró el primer superávit en veinte meses (US$ 300 millones) y, aunque fue magro, marcó un cambio de tendencia.
Cuarto trimestre
En el cuarto trimestre la nueva coyuntura ya estaba totalmente instalada. La alicaída demanda interna y un tipo de cambio competitivo, más un Brasil en franco proceso de recuperación económica y apreciación cambiaria una vez pasadas sus elecciones, impulsaron a las exportaciones, que escalaron 10% i.a. en el período y orillaron US$ 16.000 millones, el valor más alto para este trimestre desde 2013 –cabe destacar que esta dinámica positiva obedeció enteramente a las cantidades (+19%) ya que los precios se contrajeron 16% en comparación a 2013–.
En sentido opuesto, las importaciones se desplomaron 25% i.a., marcando la principal caída trimestral desde 2009. Como resultado, se revirtió el rojo de US$ 3.200 millones acumulado en octubre-diciembre de 2017 y se alcanzó un superávit de US$ 2.600 millones. De este modo, 2018 cerró con un déficit comercial de bienes de US$ 3.800 millones (-0,7% del PBI), ajustando sensiblemente al rojo de 2017 (US$ -8.300 millones).
Durante el comienzo de 2019 la dinámica sería bastante más similar a la del último trimestre del año pasado. En este marco, proyectamos que las exportaciones crecerían en torno a 7% y las importaciones retrocederían alrededor de 10% en el acumulado anual. De esta forma, la balanza comercial de bienes retornaría a terreno positivo luego de dos años “bajo cero”, registrando un superávit cercano a US$ 7.000 millones. Para cerrar, cabe destacar que la incertidumbre electoral impactará de manera positiva en este frente: las presiones cambiarias que traerían las elecciones impulsarían al tipo de cambio y, con él, a la inflación. Este combo negativo para el poder adquisitivo podría golpear aún más a las compras externas a la par que apuntalaría la competitividad cambiaria y posicionaría a las exportaciones como una salida contracíclica. En consecuencia, lo que sería un “escenario pesimista” para el resto de las variables, actuaría de manera favorable en el frente externo.