Pero el planteo de Nicolas Sarkozy tenía un matiz político peculiar: retomaba duras objeciones de Angela Merkel (canciller alemana) al modelo capitalista anglosajón. A su vez, ambos líderes habían sugerido morigerar los excesos de los mercados especulativos ya en julio de 2007, durante una reunión del Grupo de los 8. En aquel momento, Japón, Estados Unidos y su virtual títere británico se hicieron los sordos.<br />
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Más tarde, Vladyímir Putin y su sucesor al frente de Rusia, Dmitri Miedvyédiev, formularon críticas parecidas. Luiz Inácio da Silva las comparte ahora y propone “refundar el sistema financiero internacional y acabar con la anarquía especulativa”.<br />
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Algunos observadores definen este nuevo clima como “regreso de Charles de Gaulle”, pues Sarkozy, Merkel y Lula –que tiene 77% de aceptación en su país, algo sin precedentes- reivindican el modelo capitalista del Ruhr. Vale decir, la versión 1958 (Comunidad del Carbón y el Acero) de la matriz industrial creada por Otto Bismarck en 1864/71 con rasgos de capitalismo de estado. Resulta irónico que Paulson y Bernanke quieran socializar las pérdidas del capitalismo financiero.<br />
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Recalcando esa contradicción, Sarkozy sostiene que el propio gobierno norteamericano “transgrede la naturaleza misma de su modelo, basado en la no intervención estatal”. Comparando la presente crisis con la de 1929 al 38, ante el silencio de Jean-Claude Trichet (ultramonetarista acantonado en el Banco Central Europeo), el mandatario galo se declaró “<em>herederp</em> del colbertismo”.
Regulemos el capitalismo financiero, exigió Nicolas Sarkozy en la ONU
El presidente francés no estaba solo. Ban Ki-mun, secretario general, Luiz Inácio da Silva (Brasil) y Cristina Fernández Kirchner adoptaron similar línea de ataque. Por fin, la asamblea dejaba su palidez tradicional.