miércoles, 25 de diciembre de 2024

Qué piensan los Nobel sobre la economía

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Robert Shiller, Michael Spence, Edmund Phelps y Alvin Roth. Todos laureados y todos pensando en el futuro de la economía global. La cuarta revolución industrial y el crecimiento global sostenido entre los problemas que afrontara la humanidad en los próximos años

Reunidos en el encuentro anual en Davos, cuatro de los principales economistas del mundo responden a la pregunta ¿qué desafíos tendremos que enfrentar en 2016?

 

Robert Shiller, la cuarta revolución industrial

Para el economista Robert Shiller, de la universidad de Yale y premio Nobel de ciencia económica en 2013, hay una revolución en ciernes. Para el economista esta nueva revolución tiene un actor principal, los llamados “sistemas cibernéticos”. O en palabras más sencillas los robos con avanzadas inteligencia artificial, los autos autónomos, el internet de las cosas, etcétera. El laureado no es alarmista respecto a esta “cuarta revolución industrial” pero sí cree que no es conveniente esperar hasta que haya desempleo masivo y cambios radicales en la organización económica para admitir que es un tema preocupante. El profesor de Yale afirma que aún no sabemos quienes van a ser los beneficiados y los perjudicados cuando llegué esta nueva etapa económica, pero sostiene que tenemos que utilizar herramientas de manejo de riesgo para controlar el proceso. “De la misma forma que no podemos esperar a que incendie una casa para comprar el seguro contra incendios” explica. Una de estas herramientas, desarrolladas en el libro de Shiller Finance and the Good Society, es un impuesto de largo plazo a los ricos que ayudaría a paliar la inequidad y el desempleo de la cuarta revolución en caso de que desemboque en algo parecido.

 

Edmund Phelps, cómo mantener el crecimiento y la innovación

Phelps es profesor de la Universidad de Columbia y dirige un centro de estudios sobre capitalismo y sociedad, fue laureado en 2006. Su mayor preocupación respecto a los años venideros es la productividad. Phelps explica que desde el gran boom de productividad que ocurrió entre 1820 y 1880 en Inglaterra y Estados Unidos la productividad y la innovación están en caída desde al menos la mitad del 1900. La productividad total de los factores (o TPF por sus siglas en inglés) que solía crecer al menos por encima del 2% anual viene creciendo a un ritmo del 1% anual desde la década del 60. El economista afirma que la caída en la productividad junto con planes gubernamentales de permanente déficit fiscal es una bomba de tiempo porque no pueden nunca ser sustentables en una economía con casi nulo crecimiento. El laureado cree que el gran problema de esto es que las visiones económicas estándar, como la neoclásica o el keynesianismo, son insuficientes para hallar una solución.

 

Michael Spence, el crecimiento malicioso

Profesor de la Universidad de Economía y Negocios de Berkley, Spence cree que el problema es en efecto el acelerado crecimiento global. El desastre fiscal, el desempleo persistente, crecimiento sostenido de la desigualdad y la perdida de cohesión política y social son sólo algunos de los desastres que se auguran por el crecimiento poblacional. El economista cree que la clave está en solucionar el déficit de demanda agregada porque constriñe el crecimiento y el comercio a la vez que exacerba la inflación y los problemas fiscales. También afirma que la combinación de bajo crecimiento y una inflación por encima de la esperada (en particular, la esperada en las expectativas inflacionarias) incrementa la dificultad de reducir el exceso de endeudamiento soberano. Que a su vez inhibe a los gobiernos a tomar medidas contra cíclicas.

 

Alvin Roth, el problema de la locación de refugiados

Roth, profesor de economía en la Universidad de Stanford, cree que uno de los desafíos de los años próximos serán los refugiados. El economista cree que el problema de los refugiados es un problema de locación. El destino de un refugiado puede depender mucho de a qué lugar se ve obligado a huir, por lo que a dónde irán los refugiados, y no solamente cuántos a cada país, tiene que ser un problema a resolver para los hacedores de políticas en todo el mundo.

La importancia de una buena localización radica en que no sólo es mejor para la economía que los inmigrantes se desempeñen correctamente sino que es difícil mantenerlos donde no quieren estar y eso es un problema de importancia para el desarrollo político, económico y social de ese país.

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