Prosiguen los bancos centrales del mundo inyectando liquidez, pero en menor medida

Los emisores de las principales economías estaban bombeando fondos por tercer día hábil consecutivo. Este lunes, pues, los mercados han reabierto en clima menos volátil, aunque con operadores y analistas nerviosos o con dudas.

13 agosto, 2007

Por cierto, las inyecciones de “call” eran menos cuantiosas que jueves y viernes, en buena medida porque –al mismo tiempo- intervenían más entidades que en aquella fase, pero no ya a 72 horas. El Banco central europeo entregó a 24 horas € 47.670 millones extras (US$ 65.300 millones).

Desde su sede en Fráncfort, el BCE salió a sostener “los mercados comienzan a retornar a la normalidad”. En Nueva York, por el contrario, la consultora Deloitte & Touche teme que esa normalidad demore años.

Horas antes, el banco del Japón (central) inyectaba US$ 5.100 millones en fondos a una semana. Poco después, los emisores de Asia central ofrecían secundar a Tokio, si fuese necesario. Similar tesitura adoptaban Australia y Nueva Zelanda. Esta diversificación le permitió a la Reserva Federal inyectar apenas US$ 12.000 millones.

En general, la mayoría de analistas no se mostraba convencida de que las turbulencias hubiesen cesado. “El BCE y la RF hasta ahora sólo compran tiempo”, creen en Barclay’s Capital.

Nadie ha olvidado lo del viernes, aunque Wall Street y Londres se hagan las distraídas. La RF, el BCE y otros volvieron a intervenir por segundo día seguido. En 48 horas se libraron fondos por unos US$ 323.000 millones (vía BCE y RF) más casi 50.000 millones de otros orígenes.

Los mercados venían siendo castigados por la crisis hipotecaria, la iliquidez financiera y la exposición (bancos, firma de valores, fondos) a corridas. Básicamente, persisten temores sobre el fin traumático de una era signada por el crédito barato y la plata dulce en las dos principales economías del mundo, Estados Unidos y la Eurozona. De hecho, el BCE cargó con el mayor aporte (US$ 210.000 millones) y la RF aportaba 113.000 millones. En dos días, se inyectó liquidez por el doble del PBI argentino: US$ 323.000 millones.

En realidad, lo que agota es la ilusión de un fuerte crecimiento global. Si existe, no es general, sino parcial tanto en geografía como en sectores. Los mercados de riesgo y especulación, parece, van perdiendo vigor y confianza. Este tipo de salvataje colectivo no se había levado a cabo en varios años.

El emisor estadounidense “está proveyendo liquidez para facilitar el funcionamiento normal de los mercados financieros”, admitió en un comunicado al cerrar la semana. Su lenguaje sale de lo habitual y rompe con el optimismo puesto en evidencia –todavía el martes- al mencionar un imaginario crecimiento económico global.

Pero, si se dejan de lado los ataques terroristas contra Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, hay que remontarse hasta octubre de 1987 para encontrarse con una RF tan ominosa. Entre jueves y viernes, el BCE inyectó € 150.550 millones. Para evitar más pánico, Canadá, Japón, Surcorea, Hongkong, Taipei y Singapur se sumaron al operativo.

Llamó la atención que Mervyn King (Banco de Inglaterra), adalid del mercantilismo, no interrumpiera sus vacaciones ni se sumase al operativo. Quizá para no exponerse a las críticas lanzadas sobre Benjamin Bernanke y Jean-Claude Trichet (RF,BCE), por su tardía reacción a la nueva crisis global.

Por cierto, las inyecciones de “call” eran menos cuantiosas que jueves y viernes, en buena medida porque –al mismo tiempo- intervenían más entidades que en aquella fase, pero no ya a 72 horas. El Banco central europeo entregó a 24 horas € 47.670 millones extras (US$ 65.300 millones).

Desde su sede en Fráncfort, el BCE salió a sostener “los mercados comienzan a retornar a la normalidad”. En Nueva York, por el contrario, la consultora Deloitte & Touche teme que esa normalidad demore años.

Horas antes, el banco del Japón (central) inyectaba US$ 5.100 millones en fondos a una semana. Poco después, los emisores de Asia central ofrecían secundar a Tokio, si fuese necesario. Similar tesitura adoptaban Australia y Nueva Zelanda. Esta diversificación le permitió a la Reserva Federal inyectar apenas US$ 12.000 millones.

En general, la mayoría de analistas no se mostraba convencida de que las turbulencias hubiesen cesado. “El BCE y la RF hasta ahora sólo compran tiempo”, creen en Barclay’s Capital.

Nadie ha olvidado lo del viernes, aunque Wall Street y Londres se hagan las distraídas. La RF, el BCE y otros volvieron a intervenir por segundo día seguido. En 48 horas se libraron fondos por unos US$ 323.000 millones (vía BCE y RF) más casi 50.000 millones de otros orígenes.

Los mercados venían siendo castigados por la crisis hipotecaria, la iliquidez financiera y la exposición (bancos, firma de valores, fondos) a corridas. Básicamente, persisten temores sobre el fin traumático de una era signada por el crédito barato y la plata dulce en las dos principales economías del mundo, Estados Unidos y la Eurozona. De hecho, el BCE cargó con el mayor aporte (US$ 210.000 millones) y la RF aportaba 113.000 millones. En dos días, se inyectó liquidez por el doble del PBI argentino: US$ 323.000 millones.

En realidad, lo que agota es la ilusión de un fuerte crecimiento global. Si existe, no es general, sino parcial tanto en geografía como en sectores. Los mercados de riesgo y especulación, parece, van perdiendo vigor y confianza. Este tipo de salvataje colectivo no se había levado a cabo en varios años.

El emisor estadounidense “está proveyendo liquidez para facilitar el funcionamiento normal de los mercados financieros”, admitió en un comunicado al cerrar la semana. Su lenguaje sale de lo habitual y rompe con el optimismo puesto en evidencia –todavía el martes- al mencionar un imaginario crecimiento económico global.

Pero, si se dejan de lado los ataques terroristas contra Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, hay que remontarse hasta octubre de 1987 para encontrarse con una RF tan ominosa. Entre jueves y viernes, el BCE inyectó € 150.550 millones. Para evitar más pánico, Canadá, Japón, Surcorea, Hongkong, Taipei y Singapur se sumaron al operativo.

Llamó la atención que Mervyn King (Banco de Inglaterra), adalid del mercantilismo, no interrumpiera sus vacaciones ni se sumase al operativo. Quizá para no exponerse a las críticas lanzadas sobre Benjamin Bernanke y Jean-Claude Trichet (RF,BCE), por su tardía reacción a la nueva crisis global.

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