Por qué Trump logró llegar adonde está

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Ya es presidente en funciones, ya comenzó a actuar, pero para muchos intelectuales la duda persiste: ¿cómo fue posible que este personaje ganara la justa electoral? Es cierto que muchos estadounidenses están ahora peor que hace 25 años. El salario de un empleado full time es más bajo que hace 42 años.

Para los que tienen convencional o escasa educación, es difícil conseguir un empleo bien pagado. Es también cierto que los salarios en el sector más bajo de la escala, ajustados por inflación, están prácticamente en el mismo nivel que hace 60 años. Pero en esas mismas seis décadas el producto bruto interno del país se multiplicó por seis. El problema es que los beneficios han ido a los que tienen mayores ingresos –como es el caso del mismo Trump- en parte gracias a extendidos mecanismos de recortes impositivos, que el nuevo mandatario promete profundizar.

El libre comercio, los acuerdos comerciales, la liberalización financiera, no tuvieron los beneficios esperados. En consecuencia, un sector importante de la población que no advierte beneficios, llegó a una conclusión: los políticos tradicionales los toman a broma.

De eso se favoreció este outsider (un año atrás muchos Republicanos no admitían que Trump fuera parte del partido) que sintonizaba con esta masa frustrada, describía sus agravios y prometía solucionarlos. En verdad, el diagnóstico es equivocado. La desindustrialización y el desempleo declinan desde hace rato, mientras las ganancias de la productividad exceden el crecimiento de la demanda.

El punto central de la explicación, es que la agenda comercial y de libres tratados del país fue conformada, en esencia, por los intereses corporativos. La idea dominante en esta sociedad –la tierra de la oportunidad- de que cada generación estaría mejor que la anterior, y de que los hijos serán más prósperos que los padres, se ha interrumpido en las últimas décadas.

Trump ganó en el Colegio electoral pero tuvo 3 millones de votos menos que Hillary Clinton. Preside un país polarizado, dividido casi en partes iguales. Pero los que lo votaron esperan que cumpla y revierta la situación.

Si no logra avanzar en esa dirección, muchos de sus simpatizantes pueden cruzar la calle y pasarse al otro bando.

Por ahora, fueron las mujeres las que dieron nota. 24 horas después de su asunción, se esperaban 200.000 manifestantes en contra de las posiciones esgrimidas en la campaña. Fueron 500.000. Si hablar de los millares convocados en muchas otras ciudades estadounidenses. Algo que se suele hacer contra un mandatario que lleva dos años en el poder, y no 24 horas. Pero hay que recordar que asumió como el presidente con más baja aceptación popular.

Las mujeres creen que su campaña estuvo plagada de sexismo, pero temen un avance contra los derechos de reproducción, conquistas que con enorme esfuerzo lograron sus madres. Sin hablar del mayor costo de atención de la salud cuando desmantelen el “Obamacare”, o de la nula intención de garantizar igual pago sin distinción de género.

 

 

 

 

 

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