La administración Trump calculó que la imposición de aranceles, cada vez más y cada vez más altos, ayudaría a bajar el déficit comercial con China, porque el país importaría menos y produciría más.
Las últimas cifras muestran, sin embargo, que el déficit con China creció 3,4% en septiembre a US$ 37.400 millones. Más alto que nunca. El motivo está en el 8% de aumento en la importación norteamericana de productos chinos. Mientras tanto, las exportaciones no crecieron.
Aunque estos datos corresponden solamente a un mes, la tendencia es clara: en el tercer trimestre el déficit de Estados Unidos con China llegó a US$ 106.000 millones, que se comparan con US$ 92.900 millones en el mismo periodo el año pasado, también motivado por un notable aumento de las importaciones.
¿Por qué los cálculos estadísticos saltaron para el otro lado? En primer lugar por la fortaleza económica de Estados Unidos. Aunque parezca una contradicción, cuando se crece a gran velocidad, por lo general se necesita importar más. Y Trump, por más que quiera, no les puede decir a Nike, a Walmart o a Home Depot que no pueden importar productos de China.
Otro factor: por temor a una guerra comercial las empresas norteamericanas se apresuraron a asegurarse una buena cantidad de stock
La tercera explicación, según algunos observadores, es que China podría estar ganando la primera ronda de esta pulseada. “La expansión del déficit comercial de Estados Unidos con China es una señal de que la guerra comercial resultó en contra del país americano, publicó en septiembre Panjiva, un servicio observador de datos comerciales.