¿Podrán ciertas reformas evitar nuevas crisis europeas?
Tras sus roces con Angela Merkel, Nicolas Sarkozy propuso cambios constitucionales en la Unión Europea. La idea es que los futuros socios acepten metas físcales estrictas por cinco años. Pero el fracaso de Maastricht no permite forjarse ilusiones.
26 mayo, 2010
<p>El esquema francés, a la sazón, simplemente, extendería a nuevos miembros –cuyo ingreso sigue muy en duda- el tipo de austeridad monetaria impuesto a Grecia y España. Se trata de recetas que ya fallaron en 1997/8 en Asía sudoriental, Rusia, Turquía, Nigeria y Argentina. <br />
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Sea como fuere, la crisis de los endeudamientos heleno, español o eventualmente, Irlanda e Italia marcan un giro decisivo para la gobernabilidad en la Eurozona y la propia Unión Europea. No obstante, nadie cree que esta agrupación se agrande: Turquía ya no parece interesada y a Ucrania no la deja Rusia.<br />
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En verdad, el tema central es la Eurozona. Sus dos pilares –pacto de estabilidad y crecimiento, 1992, veda a rescates- se han venido abajo. Mientras tanto, los gobiernos de Grecia y España, inexplicablemente atadas a un Maastricht difunto, pueden ser arrasados por ajustes ortodoxos.<br />
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La propuesta francesa, a la sazón, busca una nueva gama de mecanismos para limitar el riesgo moral, promover solvencia y asegurar estabilidad. Todo esto en el marco de una UE que no es una federación plena, salvo en el aspecto monetario (la Eurozona, claro), cuyos estados recaudan y gastan en forma separada.<br />
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En suma, se trata de un híbrido cuyo banco central –sujeto al Bundesbank alemán- es apenas una pálida sombra de la Reserva Federal. Lo mismo se aplica a la brecha de poder real entre Barack Obama y el dúo de la UE, José Manuel Durảo Barroso-Herman van Rompuy.<br />
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Este trasfondo descoloca las ambiciones de Sarkozy. No será fácil para Bruselas ni Fráncfort asegurar ulteriores facultades supervisoras (¿al Banco Central Europeo, a la CE?) para impedir que un gobierno oculte datos sobre su endeudamiento externo. Exactamente lo que Grecia hizo durante años con ayuda de Goldman Sachs. Sólo un “fondo monetario europeo” podría cumplir ese papel.</p>
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