Poco le falta a bin Laden para atribuirse la recesión norteamericana

Así cree el columnista Berndt Debussmann (Reuters). Parece surrealista, pero varios ultraconservadores asocian el terrorismo de al Qa’eda con la debilidad económica de EE.UU. y apuntan a los fondos soberanos que manejan emiratos del golfo.

13 junio, 2008

<p>&ldquo;La trayectoria de Osama no es garant&iacute;a de futuros desplantes, pero quiz&aacute; no falte mucho &ndash;presume el analista alem&aacute;n- para que reivindique el m&eacute;rito de la crisis financiera que cunde en Occidente&rdquo;. Sin duda, al Qa&rsquo;eda tiene ribetes mesi&aacute;nicos &ndash;curiosamente, m&aacute;s shi&rsquo;itas que sunnitas-, combinados con una obsesi&oacute;n poco isl&aacute;mica por lo medi&aacute;tico.</p>
<p>En verdad, ya al cumplirse seis a&ntilde;os del ataque sobre Manhattan y el Pent&aacute;gono (septiembre pasado) un video de bin Laden tocaba el tema. &ldquo;Se debaten ustedes bajo el peso de deudas &ndash;sosten&iacute;a el sant&oacute;n- y una crisis hipotecaria&rdquo;. En 2004, poco antes de las elecciones presidenciales norteamericanas, al Qa&rsquo;eda afirmaba que el gobierno de George W.Bush &ldquo;desangra al pa&iacute;s y lo lleva a la bancarrota&rdquo;.</p>
<p>Entonces, el litro de nafta costaba US$ 0,52. Ahora llega a 1,05. Miles se han quedado sin vivienda y el desempleo urbano alcanza 5,5% anual, contra el 4,2% legado por William Clinton en 2000. Hidrocarburos y productos agr&iacute;colas escasean en el mundo y marcan precios sin precedentes. &ldquo;A bin Laden le sobra libreto&rdquo;, subraya Debussmann.</p>
<p>Pero &iquest;hasta qu&eacute; punto esos problemas se relacionan con la serie de hechos desencadenada el 11 de septiembre de 2001? Por de pronto, &ldquo;reaviv&oacute; la guerra en Afganist&aacute;n, cuyo objeto frustr&aacute;neo era cazar a bin Laden y llevarlo a la justicia. Sigui&oacute; la guerra en Irak, con su creciente cuota de d&eacute;ficit fiscal norteamericano&rdquo;.</p>
<p>M&aacute;s a&uacute;n, pues Bush y su eminencia gris Richard Cheney empezaron en 2002 a hablar de una guerra global contra el terrorismo. Tiempo despu&eacute;s, EE.UU. debi&oacute; retirarse de Somal&iacute;a y, m&aacute;s tarde, al Qa&rsquo;eda se afincaba en Pakist&aacute;n.</p>
<p>Poco tardaron bin Laden y sus ac&oacute;litos en eludir el cerco afgano (2001) y crearse santuarios propios en la regi&oacute;n (2002 en adelante). Los mismos que ten&iacute;a al Qa&rsquo;eda cuando, en los a&ntilde;os 70 y 80, luchaba contra la ocupaci&oacute;n sovi&eacute;tica con armas de EE.UU. y d&oacute;lares saud&iacute;es.</p>
<p>Desilusionado, Washington &ldquo;dej&oacute; de dedicarse a bin Laden para emprenderla con Saddam Husein, que no ten&iacute;a nexo alguno con al Qa&rsquo;eda. Pero EE.UU. s&iacute; hab&iacute;a apoyado a Bagdad en la guerra de los 80 con Tehr&aacute;n. La invasi&oacute;n de 2003, entretanto, convenci&oacute; a millones de musulmanes de que al Qa&rsquo;eda ten&iacute;a raz&oacute;n: EE.UU. quiere arrebatar al Islam los recursos petroleros de Levante. De ah&iacute; a adjudicarse la decadencia econ&oacute;mica del imperio, hay escaso trecho&rdquo;. Similares tesis sobre el &ldquo;modelo anglosaj&oacute;n&rdquo; y la doble crisis en algunos mercados circulan entre Mosc&uacute;, Par&iacute;s y Berl&iacute;n, pero no tan exageradas.</p>
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