(EFE).- El jefe del Ejército Argentino, Ricardo Brinzoni, pidió perdón en público por la responsabilidad de esa institución en los crímenes cometidos por la dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1983.
“Nos acordamos de aquellos hechos dramáticos y crueles del pasado con espíritu de reconciliación y, una vez más, pedimos perdón por nuestras responsabilidades”, dijo ante una formación de cadetes y oficiales del liceo militar.
En su alocución durante el acto central del “Día de la Infantería”, celebrado el sábado por la tarde, el jefe militar ofreció “con humildad cristiana nuestro perdón a todos los que alentaron, toleraron, desataron y profundizaron el mal de la violencia”.
El reconocimiento del jefe militar se produjo un día después de que las autoridades de la Iglesia Católica entonaran, ante miles de feligreses, un “mea culpa” por el apoyo y colaboración que “algunos” de sus miembros prestaron al régimen dictatorial.
“Como institución, integrada en su mayoría por católicos, seguimos la senda por la que nos guían nuestros pastores animados por el espíritu de la reconciliación”, destacó el jefe en su discurso ante casi un millar de oficiales, suboficiales y cadetes.
El general Martín Balza, antecesor de Brinzoni, se convirtió en 1995 en el primer jefe castrense en reconocer en público que el Ejército había participado en “crímenes atroces y aberrantes”.
Incluso Balza criticó con dureza las sucesivas interrupciones del orden constitucional por golpes militares y recordó que entre 1930 y 1983, la Argentina estuvo gobernada durante casi 26 años por regímenes “de facto”.
Pero el actual jefe del Ejército pretende ir más allá que su predecesor, pues alienta, con el apoyo de algunos obispos, la creación una “mesa de diálogo” entre militares y familiares de las víctimas de la dictadura para lograr una “reconciliación nacional”.
La posibilidad fue rechazada por las organizaciones de derechos humanos del país.
No obstante, el general Brinzoni insistió en su propuesta y destacó que los militares están dispuestos a “extender sus manos para unirlas a la de tantos argentinos que, como nosotros, quieren caminar juntos”.
Según los analistas políticos, los jefes de las Fuerzas Armadas están preocupados por su “frente interno”, pues los oficiales retirados, es decir aquellos que participaron en el régimen militar, aún tienen cierto influencia sobre la tropa.
Incluso, han sido los oficiales retirados los que reivindican en actos públicos el régimen militar y critican a los jueces extranjeros, como el español Baltasar Garzón, que investigan los crímenes cometidos en la denominada “guerra sucia”.
El caso más reciente es el del ex marino Ricardo Miguel Cavallo, detenido el mes pasado en México a instancias de Garzón, que, presumiblemente, pedirá su extradición por los delitos de genocidio, torturas y terrorismo.
Otro caso, y el que más ha herido al Ejército Argentino, es el del mayor retirado Jorge Olivera, detenido en Italia y cuya extradición ha pedido Francia por la desaparición en 1976 de una ciudadana franco-argentina.
(EFE).- El jefe del Ejército Argentino, Ricardo Brinzoni, pidió perdón en público por la responsabilidad de esa institución en los crímenes cometidos por la dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1983.
“Nos acordamos de aquellos hechos dramáticos y crueles del pasado con espíritu de reconciliación y, una vez más, pedimos perdón por nuestras responsabilidades”, dijo ante una formación de cadetes y oficiales del liceo militar.
En su alocución durante el acto central del “Día de la Infantería”, celebrado el sábado por la tarde, el jefe militar ofreció “con humildad cristiana nuestro perdón a todos los que alentaron, toleraron, desataron y profundizaron el mal de la violencia”.
El reconocimiento del jefe militar se produjo un día después de que las autoridades de la Iglesia Católica entonaran, ante miles de feligreses, un “mea culpa” por el apoyo y colaboración que “algunos” de sus miembros prestaron al régimen dictatorial.
“Como institución, integrada en su mayoría por católicos, seguimos la senda por la que nos guían nuestros pastores animados por el espíritu de la reconciliación”, destacó el jefe en su discurso ante casi un millar de oficiales, suboficiales y cadetes.
El general Martín Balza, antecesor de Brinzoni, se convirtió en 1995 en el primer jefe castrense en reconocer en público que el Ejército había participado en “crímenes atroces y aberrantes”.
Incluso Balza criticó con dureza las sucesivas interrupciones del orden constitucional por golpes militares y recordó que entre 1930 y 1983, la Argentina estuvo gobernada durante casi 26 años por regímenes “de facto”.
Pero el actual jefe del Ejército pretende ir más allá que su predecesor, pues alienta, con el apoyo de algunos obispos, la creación una “mesa de diálogo” entre militares y familiares de las víctimas de la dictadura para lograr una “reconciliación nacional”.
La posibilidad fue rechazada por las organizaciones de derechos humanos del país.
No obstante, el general Brinzoni insistió en su propuesta y destacó que los militares están dispuestos a “extender sus manos para unirlas a la de tantos argentinos que, como nosotros, quieren caminar juntos”.
Según los analistas políticos, los jefes de las Fuerzas Armadas están preocupados por su “frente interno”, pues los oficiales retirados, es decir aquellos que participaron en el régimen militar, aún tienen cierto influencia sobre la tropa.
Incluso, han sido los oficiales retirados los que reivindican en actos públicos el régimen militar y critican a los jueces extranjeros, como el español Baltasar Garzón, que investigan los crímenes cometidos en la denominada “guerra sucia”.
El caso más reciente es el del ex marino Ricardo Miguel Cavallo, detenido el mes pasado en México a instancias de Garzón, que, presumiblemente, pedirá su extradición por los delitos de genocidio, torturas y terrorismo.
Otro caso, y el que más ha herido al Ejército Argentino, es el del mayor retirado Jorge Olivera, detenido en Italia y cuya extradición ha pedido Francia por la desaparición en 1976 de una ciudadana franco-argentina.