<p>Este último atento parece mas bien obra de talibán afganos; de todas maneras, aliado de Osama bin Laden y su vasta organización internacional. Sin movérsele un pelo, el general David Petraeus (pasa de Irak al comando regional para Levante y Asia occidental) exhortó a Zardarí a luchar contra el terrorismo propio (Baluchistán) y afgano.</p>
<p>Per el flamante sucesor del destronado Pervez Musharraf no parece muy indicador para sus nuevas tareas. Hace unos diez años, el entonces primer ministro Nuwaz Sharif (hoy una especie de aliado-adversario) lo encarceló por corrupción y otros abusos durante el gobierno anterior, a cargo de su esposa.</p>
<p>Empeñado en aumentar la fortuna familiar –los Bhutto venían saqueando las arcas públicas desde los años 60-, el “señor 10%” (su coima promedio) pasó once años a la sombra. Ahora tiene 53 y un homicidio del cual se libró por tecnicismos. Días atrás, lo eligieron en el parlamento y las cuatro asambleas provinciales por 481 votos sobre un total de 702 (46%) y un quórum de 352.</p>
<p>En realidad, Zardarì aprovechó el carisma de la difunta, que beneficiaba a su histórico partido Popular, casi un bien de familia. Se lo considera más filonorteamericano que Musharaf y permeable a las instrucciones de Petraeus o Condoleezza Rice. A la secretaria de estado, empero, le quedan poco más de cuatro mes en el cargo. Pero el nuevo presidente tiene un problema más cercano: un ejercito infiltrado por talibán propios, cuyo jefe –el general Ashfaq Kiyaní- trata de mantener el equilibrio interno.</p>
Pakistán: un delincuente, nueva pieza clave de Estados Unidos
Asif Alí Zardarí, viudo de Ben zir Bhutto asesinada por Al-Qaeda en diciembre- y ex presidiario, ha sido electo presidente. Acusado de corrupción y sospechoso de homicidio, fue saludado por un ataque que costó treinta muertos.