Oxígeno para Duhalde

Finalmente, luego de varias especulaciones, la ley de Subversión Económica fue derogada. Ahora, el presidente tiene una carta más para negociar un acuerdo con el FMI.

30 mayo, 2002

Aviones provinciales a disposición de los senadores, evaluaciones de estados de salud de los legisladores, especulaciones, cálculos y nervios, fueron los condimentos de una agitada sesión en la cámara alta, cargada de nerviosismo, que finalizó con la derogación de la ley de Subversión Económica.
Fue una de las sesiones más apasionantes de los últimos tiempos, en la que ninguna de las dos posiciones que se enfrentaron en el recinto hoy escatimó esfuerzos para alcanzar su objetivo.
Así, hubo desde aviones provinciales puestos al servicio de un senador contrario a la derogación de la ley, como los ingentes
esfuerzos que desde el Poder Ejecutivo varios miembros del gabinete realizaron durante toda la tarde para buscar el triunfo de la postura oficialista. Un balance podría arrojar que fueron éstos últimos quienes se habrían impuesto, ya que la radical Amanda Isidori terminó retirándose de la sesión y permitiendo el triunfo de la derogación de la ley. Los operadores del Gobierno fueron el ministro del Interior, Jorge Matzkin, y el vocero presidencia, Eduardo Amadeo, que desde el inicio de la sesión se instalaron en el despacho de la Presidencia de la Cámara alta para seguir de cerca los acontecimientos. El bunker pasó por todos los estados de ánimo posibles, pero la mayor parte del tiempo el clima era sombrío ya que hasta último momento no se sabía si iban a contar con el número exacto para imponerse en la votación.
De hecho, sobre las 17.00 Circuló muy fuerte el rumor de que el PJ iba a pedir un cuarto intermedio ya que no tenía los votos suficientes para aprobar la derogación de la ley de subversión económica. Sin embargo, las caras de alivio cundieron entre los funcionarios cuando les llegó la confirmación de que Isidori iba a
“honrar” el compromiso asumido por su gobernador y retirarse del
recinto. Fue apenas diez minutos antes que la legisladora hablara en el recinto, pasadas las 18.00, Y dejara al radicalismo y el resto de senadores opositores al Gobierno con la desventaja suficiente como para que el peronismo impusiera su criterio.
De esta manera alivió a su comprovinciano Luis Falcó, sobre quien su gobernador, Pablo Verani, había centrado sus presiones para que ayudara al Poder Ejecutivo a obtener su objetivo. Isidori no sólo desarticuló la estrategia opositora, sino que también hechó por tierra con varios de los esfuerzos realizados para evitar la derogación de la ley. Así, el radical cordobés Rubén Martí debió soportar casi ocho horas con una débil condición física a cuestas -se recupera de un infarto-, para llegar al momento de votar en contra. Tal fue el calvario de Martí que debió abandonar el recinto por casi tres horas para que lo atendiera un médico. “Estaba como perdido” confesó un senador radical que intentaba calmar a su correligionario para que soportara hasta el momento de votar.
También quedó en la nada el esfuerzo del gobernador de Santa
Cruz, Néstor Kirchner, que puso a disposición del correntino Lázaro Chiappe (Partido Liberal), el avión de la provincia para que pudiera llegar al Congreso y votar en contra de la derogación.
Chiappe llegó poco antes de las 14.00, Cuando todavía no se sabía qué iba a pasar con los senadores rionegrinos, sobre los que desde el lunes último caían fuertes presiones de su gobernador.

Aviones provinciales a disposición de los senadores, evaluaciones de estados de salud de los legisladores, especulaciones, cálculos y nervios, fueron los condimentos de una agitada sesión en la cámara alta, cargada de nerviosismo, que finalizó con la derogación de la ley de Subversión Económica.
Fue una de las sesiones más apasionantes de los últimos tiempos, en la que ninguna de las dos posiciones que se enfrentaron en el recinto hoy escatimó esfuerzos para alcanzar su objetivo.
Así, hubo desde aviones provinciales puestos al servicio de un senador contrario a la derogación de la ley, como los ingentes
esfuerzos que desde el Poder Ejecutivo varios miembros del gabinete realizaron durante toda la tarde para buscar el triunfo de la postura oficialista. Un balance podría arrojar que fueron éstos últimos quienes se habrían impuesto, ya que la radical Amanda Isidori terminó retirándose de la sesión y permitiendo el triunfo de la derogación de la ley. Los operadores del Gobierno fueron el ministro del Interior, Jorge Matzkin, y el vocero presidencia, Eduardo Amadeo, que desde el inicio de la sesión se instalaron en el despacho de la Presidencia de la Cámara alta para seguir de cerca los acontecimientos. El bunker pasó por todos los estados de ánimo posibles, pero la mayor parte del tiempo el clima era sombrío ya que hasta último momento no se sabía si iban a contar con el número exacto para imponerse en la votación.
De hecho, sobre las 17.00 Circuló muy fuerte el rumor de que el PJ iba a pedir un cuarto intermedio ya que no tenía los votos suficientes para aprobar la derogación de la ley de subversión económica. Sin embargo, las caras de alivio cundieron entre los funcionarios cuando les llegó la confirmación de que Isidori iba a
“honrar” el compromiso asumido por su gobernador y retirarse del
recinto. Fue apenas diez minutos antes que la legisladora hablara en el recinto, pasadas las 18.00, Y dejara al radicalismo y el resto de senadores opositores al Gobierno con la desventaja suficiente como para que el peronismo impusiera su criterio.
De esta manera alivió a su comprovinciano Luis Falcó, sobre quien su gobernador, Pablo Verani, había centrado sus presiones para que ayudara al Poder Ejecutivo a obtener su objetivo. Isidori no sólo desarticuló la estrategia opositora, sino que también hechó por tierra con varios de los esfuerzos realizados para evitar la derogación de la ley. Así, el radical cordobés Rubén Martí debió soportar casi ocho horas con una débil condición física a cuestas -se recupera de un infarto-, para llegar al momento de votar en contra. Tal fue el calvario de Martí que debió abandonar el recinto por casi tres horas para que lo atendiera un médico. “Estaba como perdido” confesó un senador radical que intentaba calmar a su correligionario para que soportara hasta el momento de votar.
También quedó en la nada el esfuerzo del gobernador de Santa
Cruz, Néstor Kirchner, que puso a disposición del correntino Lázaro Chiappe (Partido Liberal), el avión de la provincia para que pudiera llegar al Congreso y votar en contra de la derogación.
Chiappe llegó poco antes de las 14.00, Cuando todavía no se sabía qué iba a pasar con los senadores rionegrinos, sobre los que desde el lunes último caían fuertes presiones de su gobernador.

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