Ya no hay lugar para analfabetos tecnológicos

Hoy, cada empresa es una compañía dedicada a la tecnología informática, aunque fabrique sábanas o plástico. En ese contexto, la escasez de trabajadores inteligentes afecta globalmente el funcionamiento de las empresas.

14 agosto, 2006

La brecha entre los que saben cómo funciona una empresa y aquellos que
tienen una capacitación en ciencia o tecnología plantea un nuevo
interrogante para la empresa actual. En el ranking anual que realiza la revista
Fortune, casi siempre más de la mitad de los encuestados contesta
que sus gerentes senior son expertos en tecnología. Sin embargo, casi siempre
agregan también que sus compañías podrían ser más
competitivas si hubiera más ejecutivos con habilidades tecnológicas.
Estos hallazgos indican que los gerentes no son tan eficientes como deberían
serlo, pero, además, que se pueden perder oportunidades comerciales debido
a su imposibilidad para comprender las consecuencias de nuevas tecnologías,
materiales y procesos.

Si el CEO no comprende al ejecutivo de información (CIO) cuando discuten
sobre tecnología, esa incomprensión puede afectar los resultados
de la empresa. Porque el papel de un CIO no es solamente minimizar los costos
utilizando una tecnología más eficiente, sino aumentar el valor
de la compañía para los accionistas convirtiendo los datos disponibles
en potenciales generadores de ganancias. Esto también significa utilizar
los datos existentes en forma inteligente. En lugar de ver cómo pueden
contener sus costos, las compañías deben también observar
la forma en que pueden generar ingresos utilizando las nuevas tecnologías.

El tema de la idoneidad tecnológica nada tiene que ver con el funcionamiento
de tuercas y tornillos, sino con la capacidad que pueda desarrollar un empleado
para utilizar la tecnología -o aprender a usarla- y reconocer el potencial
de los avances tecnológicos para el crecimiento de la compañía.
Esto significa comprender cómo Internet puede afectar a la empresa o cómo
un material de reciente desarrollo, como un nuevo tipo de plástico o una
mejora en el hormigón, puede permitirle ingresar a un nuevo mercado con
productos de avanzada.

Pero nadie puede mantener el ritmo del cambio tecnológico sin volver a
clases alguna vez. Eso significa muchas cosas: por ejemplo, integrar asociaciones
profesionales y concurrir a seminarios y conferencias, aun cuando hacerlo requiera
una inversión de tiempo y dinero personal.

Las universidades más importantes de computación y los programas
de MBA están tratando de enfrentar los cambios que surgirán en los
próximos 20 años. Y habrá muchos, de acuerdo con Carol D´Amico,
disertante senior del Instituto Hudson, una organización de investigación
sobre políticas públicas de Indianápolis. En su testimonio
ante la Comisión de Educación y Fuerza Laboral de la Cámara
de Representantes de Estados Unidos, el año pasado, predijo escasez de
habilidades. “La magnitud de los cambios que se avecinan en el futuro no
tiene precedentes”, expresó entonces, y agregó: “Alrededor
de un tercio de los nuevos puestos necesitarán niveles de habilidades avanzadas
en lectura, matemática, profundidad de análisis y computación.
Lamentablemente, mucha de nuestra fuerza laboral actual, y en el futuro, no tendrá
la preparación adecuada para los trabajos de la nueva economía”.

Los ejecutivos de hoy deben mantenerse en la cresta de la ola. Siempre habrá
sistemas difíciles de aprender, pero la ventaja competitiva será
para aquellos que atraviesen la etapa de aprendizaje y puedan introducir productos
que incorporen los beneficios de las nuevas tecnologías.

La brecha entre los que saben cómo funciona una empresa y aquellos que
tienen una capacitación en ciencia o tecnología plantea un nuevo
interrogante para la empresa actual. En el ranking anual que realiza la revista
Fortune, casi siempre más de la mitad de los encuestados contesta
que sus gerentes senior son expertos en tecnología. Sin embargo, casi siempre
agregan también que sus compañías podrían ser más
competitivas si hubiera más ejecutivos con habilidades tecnológicas.
Estos hallazgos indican que los gerentes no son tan eficientes como deberían
serlo, pero, además, que se pueden perder oportunidades comerciales debido
a su imposibilidad para comprender las consecuencias de nuevas tecnologías,
materiales y procesos.

Si el CEO no comprende al ejecutivo de información (CIO) cuando discuten
sobre tecnología, esa incomprensión puede afectar los resultados
de la empresa. Porque el papel de un CIO no es solamente minimizar los costos
utilizando una tecnología más eficiente, sino aumentar el valor
de la compañía para los accionistas convirtiendo los datos disponibles
en potenciales generadores de ganancias. Esto también significa utilizar
los datos existentes en forma inteligente. En lugar de ver cómo pueden
contener sus costos, las compañías deben también observar
la forma en que pueden generar ingresos utilizando las nuevas tecnologías.

El tema de la idoneidad tecnológica nada tiene que ver con el funcionamiento
de tuercas y tornillos, sino con la capacidad que pueda desarrollar un empleado
para utilizar la tecnología -o aprender a usarla- y reconocer el potencial
de los avances tecnológicos para el crecimiento de la compañía.
Esto significa comprender cómo Internet puede afectar a la empresa o cómo
un material de reciente desarrollo, como un nuevo tipo de plástico o una
mejora en el hormigón, puede permitirle ingresar a un nuevo mercado con
productos de avanzada.

Pero nadie puede mantener el ritmo del cambio tecnológico sin volver a
clases alguna vez. Eso significa muchas cosas: por ejemplo, integrar asociaciones
profesionales y concurrir a seminarios y conferencias, aun cuando hacerlo requiera
una inversión de tiempo y dinero personal.

Las universidades más importantes de computación y los programas
de MBA están tratando de enfrentar los cambios que surgirán en los
próximos 20 años. Y habrá muchos, de acuerdo con Carol D´Amico,
disertante senior del Instituto Hudson, una organización de investigación
sobre políticas públicas de Indianápolis. En su testimonio
ante la Comisión de Educación y Fuerza Laboral de la Cámara
de Representantes de Estados Unidos, el año pasado, predijo escasez de
habilidades. “La magnitud de los cambios que se avecinan en el futuro no
tiene precedentes”, expresó entonces, y agregó: “Alrededor
de un tercio de los nuevos puestos necesitarán niveles de habilidades avanzadas
en lectura, matemática, profundidad de análisis y computación.
Lamentablemente, mucha de nuestra fuerza laboral actual, y en el futuro, no tendrá
la preparación adecuada para los trabajos de la nueva economía”.

Los ejecutivos de hoy deben mantenerse en la cresta de la ola. Siempre habrá
sistemas difíciles de aprender, pero la ventaja competitiva será
para aquellos que atraviesen la etapa de aprendizaje y puedan introducir productos
que incorporen los beneficios de las nuevas tecnologías.

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