El costo de vida, en efecto, bajó 1,7% respecto de octubre, según un comunicado del departamento federal del trabajo que descoloca a los garúes de Wall Street. Como flaco consuelo, una ficción estadigráfica (el IPC sin combustibles, energía ni alimentos) que inmóvil.
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<p>Las nuevas construcciones, también en noviembre, se desplomaron 18,9% a una proyección de apenas 625.000 unidades anuales. En este caso, la fuente es el departamento de comercio. </p>
<p>El deterioro de esa estadística significa que la economía real norteamericana se contraiga 6% o más (en términos de producto bruto interno) este trimestre. Ello no sucedía desde 1983. Por supuesto, estos síntomas obligaron a rebajar la tasa básica de 1 a 0,25% y el redescuento de 1,5 a 0,5%. </p>
<p>“a construcción residencial cede a mayor ritmo de los esperado y eso hace sospechar que el PBI sufre o sufrirá igual suerte”, presume un informe de Deutsche Bank Securities. La firma teme que la actividad económica ceda hasta 8%, no ya el 6% previsto por otras fuentes, con “posibilidades catastróficas de deflación y riesgos de posterior depresión”. </p>
<p>Justamente, legisladores demócratas trabajan en nuevas soluciones a la crisis inmobiliaria. Hasta fin de noviembre, por cierto, la masa de hipotecas incobrables y embargos se traduce en depreciaciones contables por casi un billón de dólares. Será difícil que la nueva política de “tasa cero” logre remontar la cuesta en corto plazo. </p>
Otras dos caídas históricas: precios minoristas y viviendas nuevas
En noviembre, el índice de precios al consumidor cayó por el mayor margen desde que existe. A su vez, la construcción residencial marca un piso de veinticinco años. Por ende, la recesión es un hecho irrebatible en Estados Unidos.