<p>Tras la larga serie de escándalos iniciada con Enron (2001) y la ola de crisis que estalló en 2007, se esfuma más de una generación de experimentos cifrados en el libre mercado, una entelequia. Ahora Estados Unidos vive una época de regulación e intervención abiertas del gobierno, naturalmente en aras de apuntalar esos mismos mercados con dineros públicos.</p>
<p>Sea quien fuere el próximo ocupante del salón oval, muchos expertos auguran “un amplio replanteo sobre cómo reorganizar y supervisa los mercado de riesgo”, opina Harvey Goldschmid, demócrata y ex vocal (2002-5) en la comisión federal de valores (Securities & Exchange commission).</p>
<p>Hasta ahora, Barack Obama y John McCain ofrecen similares diagnósticos tocantes a crisis pasadas y presentes. Ambos creen que el cabildeo de intereses esterizó durante años al congreso y el aparato regulatorio del ejecutivo. Los dos apuntan –como hoy la Casa Blanca en cuanto a productos primarios- a especuladores financieros e inmobiliarios, prestamistas imprudentes y Wall Street. Menos atado que su rival, Obama culpa a la administración de George W. Bush, sus sucesivos secretarios de hacienda y la Reserva Federal.</p>
<p>Reflejando la aversión republicana a regular el sector privado, McCain es más cauto. Eso sí, adoptaría posturas más drásticas en lo atinente a Fannie Mae y Freddie Mac, las hipotecarias paraestatales (si ambas no se desploman primero, como parece probable). El senador nunca vio con buenos ojos dos compañías que, juntas, poseen o son garantes de casi la mitad de diez billones en hipotecas residenciales.</p>
<p>Obama propone reorganizar Fannie y Freddie, bien que no al punto que querría McCain. El senador demócrata por Illinois, en cambio, llegaría más lejos en el contralor de firmas de valores, bancas de inversión, fondos de cobertura y otros intermediarios. En suma, las impondría iguales requisitos que a los bancos comerciales y hasta ensayaría –puerta adentro- una tasa a la especulación como la propuesta por James Tobin (1995) en el plano internacional.</p>
<p>Más acá de matices, las recientes e inéditas intervenciones al mercado, dispuestas por Henry Paulson –para salvar amigos- y Benjamin Bernanke, dan la impresión de que el “imperativo regulador” trasciende el plano partidario. Estos síntomas asustan a algunos ortodoxos o a jubilados como Alan Greenspan, ex presidente de la RF cuya gestión es cada día más crítica, pese a un libro que le redactaron a medida.</p>
<p>Pero el patriarca es un optimista. Por una parte, recomienda no hacer reformas profundas hasta agotarse las crisis hipotecaria y crediticia. Por otra, no cree que ello suceda este año ni el siguiente. Naturalmente, no dice nada de su papel en la burbuja inmobiliaria, iniciada en 2001 y exacerbada por su política de tasas reales negativas.</p>
<p>Los respectivos equipos económicos son muy diferentes. McCain se apoya en su ex colega Phillip Gramm (Tejas). Pero, siendo vicepresidente en Union des Banques Suisses, las recientes causas judiciales deterioran la imagen del banco –vendía bonos chatarra- y sus ejecutivos. Obama se ve mejor respaldado por tres referentes: Robert Rubin, Lawrence Summers (secretarios de hacienda bajo William J. Clinton) y Paul Vocker, antecesor de Greenspan. Además, el mismo senador tiene un punto decisivo en favor: previendo una crisis hipotecaria, le propuso a Paulson y Bernanke una cumbre de banqueros y reguladores… en marzo de 2007.</p>
Obama y McCain difieren poco en cuanto a regular mercados
Actualizar esquemas como el nuevo pacto social de Franklin D. Roosevelt y John Maynard Keynes no figura entre las prioridades de ambos candidatos presidenciales. Pero la realidad puede arrastrar el triunfador a ese campo.