<p>Varias cosas convergían este fin de semana. En primer lugar, Barack Obama formuló un último llamado a los legisladores de ambos partidos, aunque –curiosamente- más centrado en los demócratas que en los republicanos.<br />
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En segundo término, el Fondo Monetario Internacional se sumó a Moody’s en un embate contra Madrid. Esto irritó a varios países de la Eurozona –en particular, a Alemania- y afectó a los mercados. En rigor, sólo la urgencia de la crisis política estadounidense (con síntomas de desgobierno) enmascara la crisis de endeudamiento allende el Atlántico norte.<br />
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China y otros no se engañan al respecto. Beijing volvió por tercera vez en ocho días a exigirle a Washington “dejar de jugar con fuego”, postura compartida (más discretamente) por Japón, India, etc. El máximo acreedor de EE.UU. ya no exhibe tanta comprensión por las grescas entre oficialistas y opositores y presiona para que se eleve el tope del endeudamiento federal (US$ 14,3 billones), de una vez por todas.<br />
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“La situación parlamentaria puede salirse de madre en cualquier momento. Se trata de un juego peligrosamente irresponsable”. Así afirma Xinhua, agencia noticiosa y virtual vocero del gobierno, a cuyo juicio “otro riesgo es ahogar prematuramente la débil recuperación de la economía real”. Para Beijing, “crecen las posibilidades de una segunda recesión en ese país y el resto de Occidente”.<br />
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No por casualidad, medios de India, Japón, Rusia, Turquía, Brasil y Sudáfrica recogían el despacho de Xinhua. Este tipo de temores provocó una reacción “optimista”. Michael Pettis, experto norteamericano (escuela de negocios Guanhua), resta importancia al problema del techo fiscal. “China no debe preocuparse, pues será una demora técnica, no un signo de insolvencia. A lo sumo, los acreedores titulizados cobrarán los intereses con retraso”.<br />
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Al finalizar el primer semestre, Beijing acumulaba US$ 1,15 billones en letras del tesoro estadounidense (cuya amortización puede asimismo demorarse). Pero, merced al enorme superávit comercial chino, a igual fecha las reservas alcanzaban US$ 3,2 billones. Como apunta Paul Krugman, estas cifras reflejan el paulatino deterioro de la competitividad norteamericana. Valer decir, una vulnerabilidad sistémica. <br />
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Obama dramático, China dura y Moodys vs. Madrid
Pese al tremendismo presidencial, Wall Street mostraba más calma que los mercados europeos. Pesaba allá otra presión, en este caso de Moodys Investors Service contra España (que adelantó elecciones). Entretanto, Beijing apretaba a Washington.