Nadie cuestiona la honestidad ni los títulos de Burris. Pero la legislatura local, el bloque demócrata federal y el propio Obama le habían pedido a Blagojevich desistir de su derecho y hasta renunciar antes de esta decisión. Según la constitución de Illinois, en efecto, si queda vacante una senaduria propia en Washington, el gobernador puede proponer remplazante. <br />
<p>Pero Blagojevic trató de venderla al mejor postor. Ahora, el senado federal rechaza el nombramiento y amenaza con apelar a la fuerza pública si Burris trata de ocupar el escaño. Obama, amigo personal del candidato (negro o mulato como él) y ex aliado del todavía gobernador, apoya al senado. Entretanto, Blagojevich había sido arrestado por el FBI, está libre bajo fianza y afronta un proceso penal que puede suspenderlo en el cargo.</p>
<p>Las veleidades del personaje –se cree dueño de Illinois, como los Rodríguez Saa lo son de la pequeña San Luis- ponen a Obama en situación desangelada. Tras la decisión de los senadores federales, la legislatura local analizaba mecanismos legales para destituir al pintoresco mandatario y reemplazarlo por el vice Patrick Quinn.</p>
<p>Al parece indiferente a la proyección nacional del escándalo, Burris –ex procurador fiscal- declaró lícito su nombramiento y se dirigirá al superior tribunal de Illinois. Pero el secretario de estado local, Jesse White, no ha legalizado el acto de su propio gobernador. Entonces, hay varios conflictos institucionales: Blagojevich contra el senado federal y su legislatura, Burris contra las mismas instancias, el fiscal y el vicegobernador. Entretanto, Obama no podrá hacer nada legal hasta asumir la presidencia el 20 de enero. Entonces, la clave es la justicia de Illinois.</p>
Obama afronta un escándalo de ribetes absurdos
Acusado de corrupción por subastar una senaduría, Rodrick Blagojevich, gobernador demócrata de Illinois -estado de Barack Obama-, busca complicarlo todo. Acaba de dar la banca del presidente electo a Roland Burris, campeón de derechos civiles.