Napolitano no cede a la presión partidista

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Propuestas e intrigas de Silvio Berlusconi y sus adictos no hacen mella en el presidente Giorgio Napolitano. Sea como fuere, el lunes Mario Monti asumirá el cargo que realmente desempeña desde el viernes: jefe de un gabinete técnico transicional.

<p>&ldquo;No nos dejaremos distraer por las internas de los partidos pol&iacute;ticos&rdquo;, sostuvo nadie menos que Romano Prodi, antecesor del Cavaliere en el cargo hoy a punto de ejercer Monti. Los mercados armaron una moderada euforia cuando el senado aplaudi&oacute; al inminente &ldquo;premier&rdquo;, poco antes de aprobar el paquete de medidas fiscales y reformas econ&oacute;micas.<br />
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En ese punto, Berlusconi estaba condenado a la renuncia, que los analistas aguardaban para la noche del s&aacute;bado o el domingo. Mientras tanto, la Uni&oacute;n Europea, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y diversas organizaciones estiman que la transici&oacute;n est&aacute; en marcha. Por ejemplo, la Confederazione dell&rsquo;Industria, los bancos privados y el sindicalismo se pronunciaron en ese sentido v&iacute;a comunicados.<br />
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Pero obst&aacute;culos e intrigas no se agotan. Por una parte, Napolitano &ldquo;hace&rdquo; de primer ministro pol&iacute;tico, tratando de impedir que alg&uacute;n audaz (&iquest;Berlusconi, Umberto Bossi, Angelino Alfano?) llame a elecciones anticipadas. Por otra, el mayor peligro lo representa el senador separatista, enemigo de la UE.<br />
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Entretanto, el Cavaliere volv&iacute;a a su juego ambiguo. El jueves anunci&oacute; nuevamente que se ir&iacute;a una vez aprobadas las medidas de emergencia, que se impusieron en la c&aacute;mara el viernes. El s&aacute;bado, empero, Berlusconi se olvid&oacute; de la renuncia, descalific&oacute; a Monti y propuso dos candidatos suyos: Alfano (autor de leyes que le aseguraban impunidad judicial mientras fuese jefe de gobierno) y Lamberto Dini. Esta voltereta le fue comunicada por el propio Berlusconi al presidente.<br />
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Seg&uacute;n varios observadores, la inesperada maniobra tiene otro m&oacute;vil real: frenar la licuaci&oacute;n del partido Libertario y la quiebra de la alianza con la Liga Norte (los lombardos Umberto y Renzo Bossi). No obstante, la crisis italiana dista de ser &ldquo;normal&rdquo; y los forcejeos de Berlusconi ya no tienen objeto. La decisi&oacute;n &uacute;ltima se halla en manos de Napolitano y podr&iacute;a ser un pedido al parlamento para defenestrar al Cavaliere.</p>
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