<p>“No nos dejaremos distraer por las internas de los partidos políticos”, sostuvo nadie menos que Romano Prodi, antecesor del Cavaliere en el cargo hoy a punto de ejercer Monti. Los mercados armaron una moderada euforia cuando el senado aplaudió al inminente “premier”, poco antes de aprobar el paquete de medidas fiscales y reformas económicas.<br />
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En ese punto, Berlusconi estaba condenado a la renuncia, que los analistas aguardaban para la noche del sábado o el domingo. Mientras tanto, la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y diversas organizaciones estiman que la transición está en marcha. Por ejemplo, la Confederazione dell’Industria, los bancos privados y el sindicalismo se pronunciaron en ese sentido vía comunicados.<br />
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Pero obstáculos e intrigas no se agotan. Por una parte, Napolitano “hace” de primer ministro político, tratando de impedir que algún audaz (¿Berlusconi, Umberto Bossi, Angelino Alfano?) llame a elecciones anticipadas. Por otra, el mayor peligro lo representa el senador separatista, enemigo de la UE.<br />
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Entretanto, el Cavaliere volvía a su juego ambiguo. El jueves anunció nuevamente que se iría una vez aprobadas las medidas de emergencia, que se impusieron en la cámara el viernes. El sábado, empero, Berlusconi se olvidó de la renuncia, descalificó a Monti y propuso dos candidatos suyos: Alfano (autor de leyes que le aseguraban impunidad judicial mientras fuese jefe de gobierno) y Lamberto Dini. Esta voltereta le fue comunicada por el propio Berlusconi al presidente.<br />
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Según varios observadores, la inesperada maniobra tiene otro móvil real: frenar la licuación del partido Libertario y la quiebra de la alianza con la Liga Norte (los lombardos Umberto y Renzo Bossi). No obstante, la crisis italiana dista de ser “normal” y los forcejeos de Berlusconi ya no tienen objeto. La decisión última se halla en manos de Napolitano y podría ser un pedido al parlamento para defenestrar al Cavaliere.</p>
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Napolitano no cede a la presión partidista
Propuestas e intrigas de Silvio Berlusconi y sus adictos no hacen mella en el presidente Giorgio Napolitano. Sea como fuere, el lunes Mario Monti asumirá el cargo que realmente desempeña desde el viernes: jefe de un gabinete técnico transicional.